Le quedan pocos días a César…por Aída María Holguín
Quedan pocos días para que César Horacio Duarte Jáquez, el gobernador más impopular, aborrecido y nocivo en la historia de Chihuahua, deje de estar al frente del Ejecutivo.
Así es. El remedo de aquel emperador cuya vanidad era tal, que se confeccionó -a sí mismo- trajes con la tela más especial que ningunos ojos hubieran visto, y cuyas propiedades se basaban en que sólo era visible a los ojos de los “sabios” dejará de ser el “señor gobernador”, y ni sus sastrecillos -ni él mismo- fueron capaces de confeccionar un traje que pudiera ocultar su verdadera identidad.
Es por eso que hoy, a unos cuantos días de decirle “adiós”, es imposible no recordar algo que dijo al inicio de su administración: “Quiero ser el mejor gobernador de Chihuahua para dar respuesta a los chihuahuenses, no para darle la vuelta a los problemas”.
Sin duda alguna, César Duarte está muy -pero muy- lejos de ser el mejor gobernador que haya tenido Chihuahua, y eso se debe a que en lugar de dar respuesta a los chihuahuenses y no darle la vuelta a los problemas, durante todo su sexenio solamente se dedicó a atender sus intereses personales y a generar problemas para todos los chihuahuenses. Tampoco cabe duda de que -a estas alturas- tal comportamiento deba causa sorpresa porque, desde que resultó electo como gobernador, César Duarte dejó ver que -al igual que sus dos antecesores- él seguiría ofreciendo “la especialidad de la casa”.
La diferencia, es que César Duarte mostró la más desagradable de las variedades de esa especialidad de la casa, que -indudablemente- fue “sazonada” con los ingredientes (nada secretos) que lo han caracterizado: egolatría, cinismo y vileza.
Con todo lo dicho anteriormente, y después de 6 largos años, por fin hay una respuesta para el cuestionamiento ¿cuál será la forma de actuar de César duarte: la de Patricio Martínez, la de José Reyes Baeza, o una mezcla de los dos? (planteado a mediados de julio del año 2010 en este mismo espacio de análisis y opinión).
La respuesta es clara y contundente: César Horacio Duarte Jáquez se cuece aparte. La actuación de César Duarte (como gobernador) no fue como la de Patricio Martínez García, ni como la de José Reyes Baeza Terrazas. El desempeño de Duarte fue peor que el Martínez y Baeza juntos.
Si bien es cierto que César Duarte recibió -de sus dos antecesores- una herencia de crímenes, violencia e impunidad; también es cierto que lo que el corrupto y corruptor de César Duarte ha dejado -no sólo al gobernador electro Javier Corral, sino a a todos los chihuahuenses- es incomparable.
Pero bueno, el asunto es que en pocos días los chihuahuenses le dirán “adiós al César”, y de ese adiós sólo se espera que signifique destrabar el proceso penal cuya resolución judicial ordene que César Horacio Duarte Jáquez pague todas las que debe (y todo lo que debe).
Será pues a partir del próximo 4 de octubre, que César Duarte (ya sin el control total de los tres poderes del estado y sin el apoyo incondicional que tenía de su partido) tendrá que comenzar a reflexionar seriamente en el hecho de que el pacto de impunidad que formuló, dirigió y consolidó en los últimos años, está en vías de extinción.
En esta ocasión concluyo con lo dicho alguna vez por el abogado, periodista y político argentino, Mariano Moreno: “El gobierno antiguo nos había condenado a vegetar en la oscuridad y abatimiento, pero como la naturaleza nos ha criado para grandes cosas, hemos empezado a obrarlas, limpiando el terreno de tanto mandón ignorante.”
Aída María Holguín Baeza
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