Chihuahua Chih.- La periodista Miroslava Breach, estuvo presente en la manifestación afuera del palacio de gobierno el pasado 22 de junio, en donde defendía con todas su fuerzas la puerta principal.
En videos captaron como la corresponsal del periódico La Jornada les gritaba que no la derribaran “No me voy a quitar” y con los brazos abiertos no dejaba que se acercaran .
Mientras tanto a un lado se puede apreciar a Jaime García Chávez como le da la orden a un asistente para que le insista a Breach retirarse, este mismo colaborador le da la orden a un hombre de cabello largo al parecer un agitador y comienza el derribo.
A la periodista no le queda de otra más que retirarse del lugar.
Las dos personas salen tanto el asistente como el agitador se pueden ver en varios videos y se distinguen ya que uno de ellos es el que le sostiene también el altavoz a Jaime García Chávez cuando dijo que él era el más radical de todos los radicales que estaban en la plaza.
El agitador llama gente y los llama a agarrar lo que puedan con tal de derrumbar la puerta con valor histórico.
Los niños que visitan palacio y mis amigos me motivaron a proteger la puerta: periodista
Chihuahua.- Miroslava Breach, periodista que defendió la puerta de palacio de gobierno de los ataques violentos del miércoles, emitió un posicionamiento en cuanto a este hecho, en el que explicó la raíz de su actitud durante la manifestación. En este texto, la periodista señala que una de sus motivaciones fue la posible presencia de niños en los museos de palacio y de los trabajadores de gobierno.
Aunque se negó a dar una entrevista, Miroslava Breach envió a esta redacción un texto publicado en su muro de Facebook, el cual dijo será su única declaración, ya que ha sido objeto de críticas y llamadas en torno a este acontecimiento.
A continuación, el texto publicado por la periodista de La Jornada y Norte:
“Esta es mi explicación a mis amigos, entre ellos a Olga Aragon una periodista a la que quiero y admiro. Esta en mi Facebook si te sirve.
Les agradezco sus palabras, los mismo a otros pocos amigos que me han hablado por teléfono, son un oasis en medio de un bullying durísimo. Ustedes quizá son de las pocas que alcanzan a ver los motivos de mi reacción ese día. Un rato antes de la protesta iba manejando a la oficina, ubicada a menos de dos cuadras de Palacio, cuando hacia alto en el semáforo vi un grupo de niños entrar al edificio. No tardé mucho en ir a la plaza, quería ver la movilización desde el inicio, cuando llegué las puertas de Palacio estaban cerradas.
A medida que aumentó la presencia de manifestantes y quisieron entrar por la fuerza, también incrementó mi preocupación por la gente que estaba dentro, pensando en los niños que un rato antes vi entrar. Olga tú sabes que a ese lugar también acuden personas a conocer el edificio y con tantos años en este negocio sabemos quiénes trabajan en él, que ahí hay gente con las que convivimos desde hace años.
Cuando me di cuenta que del coraje desbordado de muchas personas, algunas pidiendo quemar primero la puerta de enfrente y que había infiltrados, hombres borrachos y algunos chavos con apariencia de drogados, incapaces de escuchar o atender los llamados de calma, pensé en los que estaban dentro, en que Palacio es como una ratonera (y no por los funcionarios), sino porque tiene únicamente dos accesos, eso me impulsó a intentar detener a los violentos, y también al ver la mezquindad con la que actuaron los que se suponen políticos profesionales: por un lado las autoridades estatales, que por primera vez en estos seis años dejaron descubierto Palacio, cuando en otros momentos tienen listos los antimotines solo porque se congregan unos cuantos, por otro lado, los convocantes de la protesta, que debieron prever la infiltración, a unos y a otros no les importó arriesgar a las personas que estaban en el edificio o a las mismas que de buena voluntad creyeron necesario acudir a una manifestación pacífica.
Atravesar mi humanidad fue la única forma que encontré en ese momento abrir un espacio para reencauzar las cosas, pensé ingenuamente que si había políticos profesionales podría dar espacio a que prevaleciera la política sobre la violencia. Soy periodista pero no quiero escribir notas trágicas de una protesta si puedo hacer algo por evitarlo. No hubo más. Si por eso sufriré burlas, que así sea. Gracias a las tres, las quiero.”
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