En Defensa Ajena (II de II partes)…por Luis Villegas
Sostuve -y sostengo- en la reflexión anterior, que la contemporización, por lacrimosa, ofende; y si nadie se sintió insultado por ella es por el prejuicio señalado o porque “basta la exhibición de la propia compunción, con las adecuadas disculpas de por medio, para que los descerebrados de cualquier laya y condición ipso facto se apresten a otorgar su perdón de inmediato, sin tomar en consideración la magnitud de la falta -si la hubo siquiera-; o lo que es peor, si el susodicho la merece o no”.
En lo personal estimo que sólo los débiles mentales aprueban el dicho ajeno al cien por cien sin un análisis propio sólido; si no demostrable, ni medible, ni irrefutable, habría que procurar que por lo menos sea argüible, discutible, peleable. El mundo está lleno de imbéciles que toman partido, a favor o en contra de cualquier cosa, a lo baboso. Si Usted no es, o no se siente, capaz de apuntalar, CON SUS PROPIOS ARGUMENTOS, un razonamiento ajeno, piénseselo dos veces antes de opinar. Por eso Internet, particularmente Facebook, es una fuente inagotable de sabiduría ramplona generadora de adhesiones y likes lamentables por idiotas.
Por otro lado, eso de andar pidiendo disculpas porque “lo dije sin querer queriendo” está bien para los chavos del 8 (que abundan) pero no para escribidores serios. Es así por dos simples razones: 1ª. Si escribiste lo que escribiste y no lo avalas hogaño es porque escribiste a lo pendejo, en ese caso abstente de escribir porque la pendejez cunde, muta y se reproduce de modo exponencial; o 2ª., porque te percataste de que, lo que escribiste, no es “polite”, es decir, “políticamente correcto” -o lisa y llanamente dicho, “cortés”- y eso es mucho peor, porque significa que eres un pobre mentecato tratando de quedar bien con el primer mentecato (otro) que se te para enfrente, a quien no le gustó lo que tú, adulto consciente e informado (se supone, en plena lucidez y uso de sus facultades) escribió lo que escribió. Cualquiera de los dos extremos es patético y lamentable.
Además, pedir disculpas por razones de “cortesía intelectual” llamémosle así, resulta inútil porque el impulso primigenio, subconsciente, es tan relevante como el pensamiento racional que nos llevó a decir o a escribir lo que dijimos o escribimos y ahí queda. En “Incógnito. Las Vidas Secretas del Cerebro”, David Eagleman nos regala una magnífica imagen al narrar el famoso incidente que protagonizó Mel Gibson cuando, borracho, atacó al pueblo judío; como es del conocimiento público, ya en su juicio, Gibson se retractó de sus manifestaciones. En este punto, Eagleman se pregunta: “¿Cuál es el ‘verdadero’ Gibson? ¿El que profiere comentarios antisemitas o el que siente remordimientos y vergüenza y afirma en público: ‘Tiendo la mano a la comunidad judía en busca de ayuda’?”.1
Uno no escribe, no debería hacerlo, para agradar; para eso va uno a un programa de radio o televisión y pide la oportunidad de libretista. Un editorialista serio opina de manera informada y consciente; y si va y cuenta chistes, va uno y los cuenta y ya, sin pedir disculpas mamonas.
Se arguye desde el editorial para seducir, para convencer, para enfrentar, para exponer o, eventualmente, para demoler a un adversario; pero no para retractarse; y cuando existe necesidad de hacer esto último es porque existe una exigencia auténtica y no un parecer, más o menos generalizado, de un público abyecto, pusilánime, malinformado, tarado o prejuicioso. Quien debate, reflexiona, escribe, etc., para quedar bien, es un medroso, un timorato… en el mejor de los casos.
Además, el famoso chiste ni misógino era; pudo válidamente interpretarse como lo hizo una amiga, burlándose de los hombres porque no siempre piensan con la cabeza correcta.
Contácteme a través de mi correo electrónico o síganme en los medios que gentilmente me publican cada semana, en mi blog: https://unareflexionpersonal.wordpress.com/ o en Facebook (Luis Villegas Montes).
Luis Villegas Montes.
luvimo6608@gmail.com, luvimo6614@hotmail.com
Últimos comentarios