La fe perdida…por Aída Holguín
-FRASEARIO-
Luego de la penosa actuación de los fiscales de la PGR durante la audiencia inicial de Javier Duarte, el secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong, pidió tener fe en el trabajo de la PGR. Con esta solicitud, el funcionario aceptó -implícitamente- lo que desde hace bastante tiempo ya se sabía. Es decir, que conforme pasan los días, la sociedad va perdiendo más la fe en el gobierno encabezado por Enrique Peña Nieto.
Considerando que “fe” se refiere a la confianza, buen concepto o a la sensación de certeza positiva que se tiene de alguien o de algo, y el pobre desempeño histórico del gobierno de Peña Nieto, queda claro por qué el pueblo ya no tiene fe en él.
Evidentemente, la fe perdida en la figura del presidente Enrique Peña Nieto y en las instituciones gubernamentales no es cosa de la causalidad o de “odios infundados” (como algunos suelen asegurar), sino que es consecuencia de los abusos, la ineptitud, la corrupción y el proteccionismo que han caracterizado a su administración.
Si bien es cierto es que en el segundo round (la audiencia judicial) el juez determinó que los fiscales de la PGR presentaron pruebas suficientes para vincular a proceso a Javier Duarte de Ochoa por los delitos de delincuencia organizada y lavado de dinero; también es cierto que con ese hecho la única certeza que puede haber, es que ha dado inicio el juicio en contra del exgobernador de Veracruz. Dicho en otras palabras, comenzó el plazo de 6 meses (otorgado por el juez) para que la PGR realice una investigación complementaria con el fin de presentar la acusación formal.
Serán pues 6 meses los que la PGR tendrá para tratar de recuperar la fe de la sociedad. “Casualmente”, este periodo concluirá al inicio de un año particularmente relevante en materia electoral (y electorera). Es decir, la acusación formal se presentará en vísperas del inicio del proceso electoral del 2018, mismo en el que el partido en el poder hará (como suele hacerlo) todo lo posible para manipular la opinión pública y, por lo tanto, inclinar la balanza de las preferencias electorales con el fin de conservar su lugar en la presidencia de la república.
En ese escenario (y con el historial existente), es difícil tener fe en que la actuación de las autoridades es en atención en cumplimiento del deber y pensando en asegurar el bien común. Y es que, infortunadamente, es la propia autoridad (en este caso, Peña Nieto y su gobierno) la que se ha encargado de que el pueblo mexicano haya perdido -casi por completo- la fe.
Sin duda alguna, la fe (creer) es un elemento fundamental y -por lo tanto- necesario para lograr el desarrollo social y humano. De ahí que, en términos generales, no está mal Miguel Ángel Osorio Chong solicite que los mexicanos tengan fe; el problema -en términos reales- es que es obvio que él sabe perfectamente que el gobierno que representa no tiene la calidad moral para pedirlo porque no han cumplido con su parte.
En esta ocasión concluyo con lo dicho alguna vez por el ensayista francés, Joseph Joubert: “Nadie puede infundir fe a no ser que la posea. Sólo el que está persuadido puede persuadir”.
Aída María Holguín Baeza
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