CHIAPAS.– La cifra de damnificados y afectados por el sismo de 8.2. grados en Chiapas, ascendió a un millón 479 mil 575 (unas 350 mil familias), de 70 mil personas en refugios temporales, mientras que el número de viviendas dañadas llegó a 40 mil 633, informó el gobierno del estado.
La estadística de personas fallecidas permanece en 15 y de 27 personas lesionadas. En el reporte de daños de esta mañana autoridades precisaron que los municipios con más viviendas dañadas son: Tapachula, Tuxtla Gutiérrez,Tonalá, Cintalapa, Parral, Venustiano Carranza, Acapetahua, Emiliano Zapata, San Lucas, Suchiate, Villa Mazatán, Pijijiapan, Comitán, Acala, Villacorzo, Totolapa y Chiapilla.
Además, se tienen 980 escuelas dañadas de todos los niveles educativos, así como 48 inmuebles del sector salud, 63 comercios y 22 edificios públicos, incluidas algunas iglesias. El balance de tramos carreteros dañados continúa en 11, dos de ellos federales, y cuatro puentes averiados.
El gobierno estatal subrayó que aunque los reportes de daños abarcan los 122 municipios de la entidad, la mayoría de estragos se concentran en 82 de ellos.
Las regiones más afectadas son La Frailesca, Istmo Costa, Soconusco, Metropolitana y De Los Llanos, de acuerdo con el mapa de intensidades telúricas.
El Sistema Estatal de Protección Civil reportó hasta ahora 904 réplicas del sismo, y no descartó más más movimientos telúricos, “los cuales son normales ante el reacomodo de las placas tectónicas”. El ulular de la alerta sísmica en Tuxtla Gutiérrez no cesa. Advierte en Chiapas no ha dejado de temblar.
El penetrante ruido del aparato mantiene expectantes a las familias. “Es una espera, como si aguardáramos la llegada otro sismo igual de destructor, como una fiera rabiosa”, dice María Artemia, vecina de la colonia Bienestar Social.
Don José tiene 84 años. Recuerda sus experiencias con sismos y erupciones volcánicas, como el ocurrido en 1995 y “ el despertar” de piedras y cenizas del Chichonal, en 1982.
“Los temblores y los vómitos de los volcanes, son como sacudidas de serpientes gigantes, que se mueven bajo la tierra, que a veces llegan con lluvia y ventarrones”, relata el nonagenario habitante del barrio Colón.
Últimos comentarios