¿Amnistía para todos?…por Aída María Holguín
-FRASEARIO-
De entre todas las ocurrencias que ha dicho el -prácticamente- tres veces candidato presidencial, Andrés Manuel López Obrador, llama particularmente la atención una de las expresadas el pasado fin de semana durante una gira por el estado de Guerrero: de ganar la presidencia en 2018, no descarta la posibilidad de decretar amnistía para los líderes de los cárteles.
Según López Obrador, hay hacer todo lo que se pueda para lograr la paz y la tranquilidad en el país, y eso incluye plantear la amnistía para quienes encabezan las bandas del narcotráfico y del crimen organizado.
Con esa declaración, queda nuevamente en evidencia la incongruencia del eterno candidato. Esta nueva incongruencia de López Obrador, se corrobora al momento de analizar la parte inicial de su discurso. Es decir, si se considera que primero aseguró que, de llegar a la presidencia, acabará con la corrupción y la impunidad. Casi inmediatamente después, agregó que no descarta un decreto de amnistía para los líderes del narcotráfico y del crimen organizado. Dicho de otro modo, si se toma en cuenta que, en términos generales, la amnistía consiste en perdonar ciertos delitos para extinguir la responsabilidad de sus autores, la incongruencia en lo dicho por López Obrador es evidente.
Al abordar el tema, López Obrador aclaró que no se trata de perdonar y olvidar, sino solamente de perdonar. Y es que según él, el perdón debe aplicarse cuando está de por medio la paz y la tranquilidad de todo el pueblo. Lo que el AMLO ignora, es que, de acuerdo con la ONU (a propósito del proceso de paz colombiano), los beneficios de las amnistías y los indultos no pueden ser el punto de partida ni convertirse en un fin en sí mismos; de lo contrario, pierden su valor estratégico y se convierten en concesiones que pueden implicar el incumplimiento de las obligaciones internacionales del Estado. Es por eso, que la misma ONU exhortó a respetar (aun estando en un proceso de paz) plenamente los estándares internacionales al momento de adoptar alguna ley que tengan como fin poner en marcha programas de “amnistía, indulto y tratamientos penales especiales”.
Si bien es cierto que López Obrador también dijo que el decreto de amnistía se daría si se cuenta con el apoyo de las víctimas o los familiares de las víctimas, también es cierto que no debió haber dicho lo que dijo porque el planeamiento que -según él- va a hacer al respecto, no es aplicable. La amnistía no debe aplicar para todos, y menos para los “peces gordos” del narcotráfico y el crimen organizado; de lo contrario, estaría fomentando (y además encabezando), de alguna manera, la corrupción y la impunidad que dice querer impedir.
Antes de finalizar, cabe comentar que, en relación a este tema de análisis y reflexión, leí (no recuerdo dónde) que las críticas que no pocas personas le han hecho a Andrés Manuel López Obrador, son parte de una guerra sucia en su contra. Esto, porque se le está criticando por lo que dijo y no por algo que hizo. El “pequeño” detalle, es que a los “ofendidos” (por las críticas hacia AMLO) no les ha “caído el veinte” de que a México le urgen líderes que, en primerísimo lugar, piensen razonablemente, luego hablen y después, a corto plazo, actúen en congruencia con lo pensado y lo dicho (y obviamente López Obrador no cumple con todos los requisitos).
Para el caso específico que ahora nos ocupa, en esta ocasión finalizo citando lo dicho alguna vez por el político y excongresista estadounidense, Tom Tancredo: “La amnistía es una política terrible porque recompensa a las personas por violar la ley”.
Aída María Holguín Baeza
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