Microrrelatos…por Luis Villegas
En un sesudo artículo disponible en Internet, David Lagmanovich, de la Universidad Nacional de Tucumán,[1] explica qué es y, por descarte, qué no es un microrrelato. Al respecto, señala: “Cuando se quiere ejemplificar cuán corto puede ser un texto narrativo, aparece el ejemplo indiscutido: ‘El dinosaurio’, de Augusto Monterroso”. Y abunda: “en nuestra lengua no es éste un caso único: Hay un buen número de microrrelatos cuyos textos caben en una línea o dos, a lo sumo en tres”.
Para demostrar sobre qué nos habla echa mano de “algo más de un centenar de microrrelatos brevísimos” clasificados a partir del número de palabras que los conforman, de los que destacan 55 relatos llamados “hiperbreves” por cuanto que se componen de menos de 20 palabras.
La característica fundamental del microrrelato no sólo es una expresión escrita con sentido completo, sino además, con implicaciones que trascienden la brevedad del texto. Estas implicaciones las elige el lector, no el autor, quien se limita a enunciar a lo mucho un par de frases a partir de las cuales gira y se construye toda una historia e incluso un Mundo.
El microrrelato en ocasiones cobra sentido por sí mismo (un sentido que luego se multiplica o sufre una metamorfosis); en otras, es el título el que constituye la “llave” de la historia; y en otras más, es la identidad de uno o alguno de los personajes lo que dota de sentido al texto. Ejemplo de esto último sería una frase muy socorrida: “Los hombres son como niños”; pero si esa frase la rubrica Blancanieves la cosa cambia y es imposible no reparar en la multitud de implicaciones que derivan de ella. Ejemplos de microrrelatos:
Verse y amarse locamente fue una sola cosa. Ella tenía los colmillos largos y afilados. Él tenía la piel blanda y suave: estaban hechos el uno para el otro.[2]
– No se preocupe. Todo saldrá bien —dijo el Verdugo.
– Eso es lo que me preocupa —respondió el condenado.[3]
No tuvo que apretar el gatillo: bastó que lo forzara a morderse la lengua.[4]
El conde me ha invitado a su castillo. Naturalmente yo llevaré la bebida.[5]
Es fácil juntar de nuevo a Los Beatles. Sólo se necesitan tres balazos.[6]
– Te devoraré —dijo la pantera.
– Peor para ti —dijo la espada.[7]
– Rápido —dijo—, arrojad a ese río las cenizas del Fénix.[8]
Cuando despertó, el dinosaurio todavía estaba allí.[9]
Dado que algunas de las páginas que he escrito en los últimos tiempos han causado honda y viva impresión en algunos de mis lectores, particularmente en algunos compañeros de Partido, me dedicaré a hacer literatura; incursionaré en la ficción con la esperanza remota de traer paz a algunos corazones. Por otro lado, apunto que de aquí en adelante cualquier semejanza con personajes de la vida real será mera coincidencia.
Inspirado y en vena, en ese beatífico estado ajeno al quehacer político -tan anhelado por mí y del que ya he hecho múltiples referencias en el pasado inmediato-, someto al benévolo juicio del público lector esta breve colección de microrrelatos de mi autoría:
“Yo no fui: Fue Tetó”.
Tacha P.
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“Córranlos en caliente”.
Tacha P.
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“¡El rey de Reyes ha muerto! ¡Viva el César!”.
Tacha P.
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“Recuérdenme… la”.
Tacha P.
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“El órgano sexual más importante es la dirigencia estatal”.
Tacha P.
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“Ante la minoría que tendremos en el Congreso, el PRI podrá hacer y deshacer”.
Hermano Lelo.
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¡Pan, pan, pan, páaaan! (5ª de Beethoven) ¡Pas! ¡Pas! (desafinada): 1986, 1992, 2000, 2006, 2009, 2010. |
“Tuve una pesadilla -dijo Urquidi-: Todos los Representantes de Casilla sí estuvieron ahí”. |
“Tengo miedo de buscarme y de encontrarme”.
Lolo Beltrán P.
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“Tener un hermano así o ser un hermano así… te hace Diputado”.
Ordnajela Zerep.
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“No soy de aquí ni soy de allá”.
Tacha P.
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“Se me acabó la fuerza de la mano izquierda… ahora voy a empezar a agarrar con la derecha”.
Pepe Alfredo P.
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Hubo una vez… un pan. |
Hay aves que “cruzan” el pantano y ganan las internas. |
Cuando despertó no la reconoció: Su victoria era la derrota de todos. |
Lucha estelar de relevos australianos. -Eenn estaa esquinaaa: Milmáscaras, ceguera y olvido. |
No tuvo que apretar el gatillo: Bastó con elegirlo dirigente para que en vez de suicidio fuera homicidio. |
– ¡Me invitaron a la reunión del CDE! ¡Me invitaron a la reunión del CDE!
– Lleva pañuelos… y aspirinas. |
Es fácil participar en política en Chihuahua. Sólo necesitas vocación de mártir y una cuchara grande. |
Cuando despertaron, los efectos de la brutal derrota todavía estaban allí. |
Luis Villegas Montes.
luvimo6608@gmail.com
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