Civilidad ¡por favor!…por Aída María Holguín
En términos cuantitativos, el proceso electoral que actualmente se desarrolla en México, es el más grande en toda la historia del país; no obstante, lo complejo que se ha tornado dicho proceso no radica tanto en el aspecto cuantitativo, sino en el cualitativo, y es este segundo aspecto el que determinará la historicidad del año 2018.
Por obvias razones, el aspecto cualitativo (y por ende, cívico) incluye el análisis que los electores deben hacer sobre de las cualidades (perfil, historial, propuestas, etc.) de los candidatos para, luego, decidir a cuál de ellos otorgarle su voto. Es por eso, que el voto razonado se constituye en una cualidad que debería caracterizar a todos los votantes. Y es que como bien lo dijo Chinua Achebe, “si no tienes cuidado, podrías reemplazar un mal gobierno por uno mucho peor”.
Pero bueno, el caso es que adicional al voto razonado, existe otro elemento que debe ser valorado y practicado en épocas electorales: la civilidad.
Civilidad, se refiere al comportamiento que deben tener todas las personas en torno al cumplimiento de sus deberes ciudadanos y el respeto a las leyes para contribuir, de esa manera, al funcionamiento correcto de la sociedad y al bienestar de los demás miembros de la comunidad.
En ese contexto, es compresible por qué las autoridades electorales y algunos sectores de la sociedad han hecho un llamado para que, en el marco del este proceso electoral, todos (nos solo algunos) los sectores actúen con civilidad, conciencia, responsabilidad y respeto. Es decir, que los partidos políticos (y sus respectivas alianzas), los candidatos, los ciudadanos, los empresarios, los medios de comunicación y las propias autoridades electorales, se conduzcan a la altura de los desafíos que, de manera particular, implican estas elecciones.
Aunque es evidente que a lo largo del proceso electoral la civilidad brilló por su ausencia (en algunos sectores más que en otros), todavía quedan las etapas más “difíciles” del proceso. Y es precisamente por eso, que ya es hora de que la civilidad se manifieste en todos los sectores de la sociedad mexicana.
En esta ocasión, concluyo citando lo dicho alguna vez por el antropólogo, profesor e investigador estadounidense, Lloyd Fallers: “La civilidad permite eliminar la tensión que existe en las diferencias de la sociedad y los diversos grupos a los que pertenecemos. Es un reconocimiento tolerante y generoso de nuestro apego al orden social y de la responsabilidad común que tenemos con respecto a éste, sin importar nuestra diversidad”.
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