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Los pacientes del doctor García…por Luis Villegas

 


En alguna otra parte he escrito que Almudena Grandes fue un hito en mi vida pero, como muchas de las cosas buenas que me han ocurrido, fue el azar la que vino a presentármela. Merodeando por ahí, hallé “Castillos de Cartón”2 y como me había pasado de largo durante lustros, de las ediciones mexicanas de su bibliografía ni siquiera me di cuenta.

El año que la conocí fui a España por primera vez; bajamos del avión rozagantes y animosos, así que del hotel fuimos a una librería de viejo en el centro de Madrid —el jet lag nos había hecho lo que el viento a Juárez, tal pareciera, por lo cual Adriana y los niños decidieron acompañarme—. Parecía yo niño en juguetería y me traje un montón de libros de Almudena a un precio ínfimo. Todavía recuerdo la imagen entre graciosa y patética de mis tres entenados “hechos bolita” en una banca, esperándome afuera muriéndose de sueño bajo un sol de órdago.

Desde entonces, he leído con fruición todo lo que Almudena publica; de sus obras “ligeritas”, me quedo con “Los Besos en el Pan”;3 y desdeño, la única que no me ha gustado, “Las edades de Lulú”, 4 que fue, no obstante, la que la catapultó a la fama.

Sin embargo, las dos novelas más entrañables de la española, al menos para mí —antes de los “Episodios de una Guerra Interminable”—, también llegaron de la mano de la casualidad: “Los aires difíciles”5 y “Malena es un nombre de tango”,6 las encontré, por azar, no recuerdo si en Bogotá y Buenos Aires, o viceversa, pero ahí estaban, en sendas estanterías en una librería, una, y en el estanquillo de un aeropuerto, la otra.

¡Ah!, pero, como ya dije, llegaron los “Episodios de una Guerra Interminable” y ahí sí, francamente me enamoré. Tres de las mejores novelas que he leído en mi vida integran la saga de esa serie: “Inés y la alegría”,7 “El lector de Julio Verne”8 y “Las Tres bodas de Manolita”.9 La razón para escribirla, detalla la autora, es porque la Guerra Civil española “no está resuelta […] para que cicatrice una herida tiene que estar limpia. La Guerra Civil española es una página que no ha sido leída, es una herida infectada y las consecuencias, aunque parezcan muy remotas, siguen pesando mucho en la vida de los españoles”.10
        
Al margen de mi fascinación previa, como al descuido, empecé la cuarta novela de la serie que es, precisamente, la que sirve de título a estos párrafos; flojita al principio —según yo—, es, sin duda, la mejor novela que he leído en los últimos tiempos.

No sabría decir a ciencia cierta si se trata de una novela histórica, de amor, de intriga, de aventuras o de espías, pero creo que es una obra magnífica que me conmovió, literalmente hablando, hasta las lágrimas; una donde la devoción, la frustración, la rabia, el miedo, la pasión, la lealtad, la valentía, el horror, se engarzan en un mosaico esplendente; una historia digna de leerse y recordar. Espero con ansias la quinta entrega: “La madre de Frankenstein”, que transcurrirá en el manicomio de Ciempozuelos, en Madrid, en los años 50 del Siglo XX, y se ocupará de la vida y muerte de Aurora Rodríguez Carballeira.

Si no ha leído a Almudena, le sugeriría que empiece.

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Luis Villegas Montes.
luvimo6608@gmail.com, 

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