Delicias, Chih.– A 11 años del ingreso de las mujeres a las cantinas, bares y canta bares de Delicias, que se cumplen en este mes de noviembre, el artÃfice de este logro, Óscar Quiroz Guzmán, entonces jefe de Gobernación Municipal y hoy presidente de la agrupación “Emprendedores Voluntarios Impulsando Delicias y la Región†recuerda este logro, ya que en aquel entonces “la mayorÃa le sacaba y nadie se aventaba a tomar el toro por los cuernosâ€.
Quiroz Guzmán recuerda que a pesar de ciertas trabas moralistas, celos de las esposas, y a que nadie querÃa “aventarse†y tomar el toro por los cuernos, por lo delicado y espinoso del asunto, por fin en noviembre del 2007 (hace ya 11 años) se rompieron las barreras en Delicias, para que se permitiera el acceso de las mujeres a las cantinas, bares y canta bares.
A 11 años de distancia de aquel gran logro que le vino a dar un giro muy importante a este ramo se ve con agrado que han cambiado muchas situaciones y ya la gente se hizo a la cultura de respetar a las féminas y a verlas como algo muy normal que entren y salgan de estos establecimientos, dijo el entonces jefe de Gobernación Municipal.
“LO QUE NO ESTà PROHIBIDO, ESTà PERMITIDOâ€
Subraya y recuerda que desde que se le acercaron los propietarios de estos negocios a plantearle la medida, y analizando las leyes y la Constitución PolÃtica de los Estados Unidos Mexicanos, Quiroz Guzmán les dijo: “lo que no está prohibido, está permitidoâ€.
A partir de aquel lejano 2007 le dieron hacia adelante hasta conseguir este importantÃsimo logro, que vino a ayudar a la economÃa de los propietarios de los bares, cantinas y canta bares.
Recordó Quiroz Guzmán que Don Armando López Hernández, ex presidente de la Unión de Propietarios de Cantinas de Delicias, y propietario del bar “Las Palmerasâ€, ubicado en el cruce de avenida Cuarta y Agricultura, fue también uno de los hombres que siempre luchó porque se aprobara esta medida, ya que los negocios del ramo estaban en aquellos años muy mal y “no se paraban ni las moscasâ€, pero ahora la situación es muy diferente.
Destacó el entrevistado que en aquellos años la gente que bebÃa preferÃa comprar su botella, cervezas o seises e ir a tomárselas al Vado de Meoqui, bajo de unos árboles o en casa y al aprobarse el ingreso de las féminas empezaron a mejorar un poco las ventas.
Para que esto se diera y se permitiera el ingreso de las mujeres a las cantinas, fue necesaria una lucha de veinte años, pero “¡gracias a Dios lo logramos!â€, dijo Quiroz Guzmán.
Por su parte Don Armando López Hernández, del bar “Las Palmerasâ€, comentó en varias entrevistas con este medio que en los últimos años las ventas en las cantinas estaban prácticamente “muertasâ€, ya que muy poca gente acudÃa, y al permitirse la entrada a las mujeres las cosas han cambiado y se empezó a ver más movimiento.
Hoy en dÃa hasta los hombres se comportan mejor al ver a una mujer tras la barra o al estar compartiendo una misma mesa con ellas.
No sólo López, sino otros cantineros de la ciudad, de diversos bares coinciden en que en estos 11 años, desde que se permitió la entrada a las cantinas a las mujeres, no han tenido problemas, y en general los clientes han tomado con madurez este paso.
El problema, o más bien la pregunta obligada era en aquella ocasión cómo le iban a hacer para poner baños para las mujeres, pues no los habÃa, y algunas empezaron y dieron ese paso que en un principio fue un gasto, pero que después recuperarÃan, ya que empezaron a incrementarse las ventas y las mujeres empezaron a compartir el mismo espacio en estos negocios con los hombres.
Desde entonces y a 11 años de distancia a las mujeres se les recibe con cordialidad y se les ofrece lugares higiénicos, con baños destinados para ellas, y se cuida que ninguna se dedique a fichar o a la prostitución, sólo a trabajar como meseras o cantineras, o bien como clientas, menciona Armando López.
Los integrantes de la Unión de Propietarios de Cantinas están muy agradecidos con Óscar Quiroz Guzmán por el apoyo recibido, ahora los negocios han prosperado y las mujeres ya no tienen necesidad de andar tomando a escondidas en lugares retirados de la mancha urbana y exponiéndose a los problemas que esto conlleva.
NADIE QUERÃA SER EL VILLANO DE LA PELÃCULA
“Cuando se acercaron los propietarios de la Unión de Cantineros de Delicias, me explicaron el problema que enfrentaban y el deseo de que se permitiera el ingreso de las mujeres a las cantinas, entonces yo les dije que lo que no está prohibido está permitido, asà que vamos hacer todo lo posible para que entren sin ningún problemaâ€, recuerda Quiroz Guzmán.
Recordó que nadie querÃa aventarse por cuestiones moralistas, “nadie querÃa ser el villano de la pelÃculaâ€, pero él se decidió y a 11 años de distancia de aquel logro no se arrepiente de haber dado luz verde, ya que esto está fundamentado en los ArtÃculos 4 y 5 de la Constitución PolÃtica Mexicana, donde se dice que “hombres y mujeres son iguales ante la Ley†y que no se puede obstaculizar su trabajo, pues se tiene libertad de elegir el que se desee, siempre y cuando sea honrado.
“De acuerdo al ArtÃculo Cuarto de nuestra Constitución, se establece que la mujer y el hombre son iguales ante la Ley, con los mismos derechos y obligaciones, y por lo tanto no habÃa prohibición para que las mujeres entraran a las cantinas; si lo hacen los hombres las mujeres tienen el mismo derechoâ€, aseguró Óscar Quiroz Guzmán, ex jefe de Gobernación Municipal y quien duró dos años en el cargo.
Menciona el entrevistado que en el ArtÃculo Quinto se establece: “A ninguna persona podrá impedÃrsele que se dedique a la profesión, industria, comercio, trabajo siendo este lÃcitoâ€.
“Hace 11 años de que se tomó esa determinación y creo que fue una buena decisión, ya que se salvaron muchos negocios y se crearon nuevas fuentes de empleoâ€, subrayó Quiroz Guzmán.
“Ahora las mujeres disfrutan del mismo derecho que los hombres, ya que nunca ha habido tal prohibición y no era posible que las mujeres desde hacÃa muchos años entraran a las cantinas de los municipios vecinos como Meoqui, Saucillo y Rosales, por citar algunosâ€, concluyó el entrevistado, con la satisfacción del deber cumplido.
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