CD. MEOQUI, Chih.- Sergio Meléndez Navarrete, presidente del Comisariado Ejidal del Ejido Meoqui, envió un mensaje a todas las madres en su día y en especial a quienes forman parte del Ejido, resaltando la labor que ellas siempre han desempeñado.
Meléndez Navarrete, quien encabeza la mesa directiva, no quiso dejar pasar por alto esta importantísima fecha para todos los mexicanos, señalando: “Como madre, solo hay una”.
Reconoció el presidente del Ejido, que a través de los años en la historia de nuestro país y en especial del Ejido, las mujeres, en este caso las madres, siempre han cumplido un papel muy importante.
Una práctica común entre las familias ejidales ha sido la distribución patrilineal de la herencia de la tierra. En esta distribución, los factores que han contribuido a la subordinación y a la exclusión de las mujeres en el acceso y la sucesión son el sistema de parentesco, la división sexual del trabajo y la legislación agraria.
Desde que la Ley Agraria de 1992 sustituyera la noción de la tierra como patrimonio familiar por el de propiedad individual y dejara al libre albedrío del titular la venta y la designación de los herederos a la tierra, los datos oficiales muestran el avance de las mujeres en el acceso a la tierra principalmente por herencia o por donación (cesión de derechos por parte del padre).
Las mujeres, en especial las madres, han desempeñado por siempre, en este caso en el ejido campesino, su papel en las prácticas de transmisión de la tierra en los grupos de parentesco así como dar cuenta de las modalidades de herencia y donación diferenciadas por género y generación en el interior de las familias.
En la distribución de la tierra de las familias rurales, diversos autores han demostrado las preferencias masculinas así como la subordinación y exclusión de las mujeres en esa repartición. A su vez, han señalado al sistema de parentesco y a la división sexual del trabajo como los principales mecanismos que han favorecido las condiciones de desigualdad en el acceso a la tierra para las mujeres.
Entre las familias rurales, la virilocalidad es una de las características principales del sistema de parentesco. En la herencia, este sistema define como herederos preferentes a los hijos y nietos varones y no a los cónyuges o a los hermanos, y limita a las hijas a una herencia residual.
Esta explicación, reveladora de la desvalorización del trabajo doméstico, de la minusvalía de las mujeres frente a los hombres, justifica el acceso desigual del poder y a la propiedad de la tierra.
En los ejidos, además del sistema de parentesco y la división sexual del trabajo, la legislación agraria en diferentes momentos ha definido el acceso y la sucesión de la tierra, delineando el patrón de herencia y contribuyendo a establecer las condiciones en el acceso a la tierra. Si bien desde los primeros años de la Reforma Agraria, la tierra en los ejidos fue dotada para la construcción del patrimonio familiar, en el acceso a la tierra, la legislación asentó requisitos diferenciados entre hombres y mujeres, los cuales hasta antes de la Ley Federal de la Reforma Agraria (LFRA) de 1971, favorecieron el ingreso de los varones como ejidatarios al ser considerados jefes de familia. Este requisito diferenciado es anulado con la LFRA al conceder condiciones de igualdad en el acceso a la tierra para hombres y mujeres.
Sin embargo, ellas alcanzan esta igualdad cuando no hay tierras que repartir y las disponibles son marginales y de poca extensión. Si, por una parte, la legislación limitó el acceso a los derechos agrarios para las mujeres, por otra, la misma ley protegió sus derechos de herencia. Esta protección fue posible ya que la legislación anterior, a las modificaciones de 1992, definía la tierra como patrimonio familiar y establecía la sucesión obligatoria del derecho a un solo sucesor en la cual la viuda del ejidatario y sus hijos eran prioritarios.
En el acceso a la tierra para las mujeres, la división sexual del trabajo, al reconocer una valoración superior de las actividades masculinas sobre las actividades y los ámbitos femeninos, ha contribuido a su subordinación.
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