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Nunca jamás…por Luis Villegas Montes

NUNCA JAMÁS.

Nunca, nunca, jamás, pensé que podría llegar a escribir esto, pero así es: felicidades a este Gobierno.

En casi los dos años y medio que van de administración es la primera vez —y la única— en la que he visto un destello, un atisbo, de lucidez e inteligencia.

Reconozco mi ignorancia respecto de los intríngulis que lo llevaron, por primera vez en treinta y tantos meses, a dar pie con bola; pero finalmente lo hizo. Por supuesto que uno contra diez es un marcador espantoso —cualquiera con dos dedos de frente se horrorizaría—, pero en esta administración cualquier luz de razón, por débil que sea, es muy de agradecer.

No es casualidad que este acierto ocurra una vez que se fue el segundo más idiota de la administración; ojalá y esta experiencia sirva como motivación, como aliciente, como inspiración, como musa, como lira, como acorde de acompañamiento para hacer un alto en el camino, reflexionar y ver cómo empiezan, por fin, a poner orden en este desastre de desgobierno que sería épico de no ser porque el Cabeza de Guata se las lleva de todas… todas (ganarle en su capacidad de hacer estupideces es algo que ni en sueños, precisamente por inepto, el Gobierno de Chihuahua podría emular).

No felicito al priísmo de closet que, con tanto acierto, al amparo de incautos, vividores, oportunistas, resentidos, cómplices e idiotas, ha visto medrar a sus candidatos en todas las posiciones habidas y por haber; conozco a la mayoría de beneficiarios y —con la náusea hasta el cuello— esa circunstancia le corta la respiración a cualquier júbilo; sin embargo, insisto en mi optimismo y confío en que, en caridad de Dios, alguien haya entendido de qué lado masca la iguana, dónde están los verdaderos adversarios y dónde los amigos auténticos (circunstanciales o no).

Las peleas por venir anuncian tempestad; fragorosos, los truenos de la desesperanza, el hastío, la regresión y lo peor del priato disfrazado de corderos prietos, se escuchan en lontananza; y los relámpagos, aviesos y avizores, deberían prepararnos para la guerra sin cuartel en puerta.

La alternativa es que, Chihuahua, se erija de nuevo en el último bastión de la República; o selle los clavos del ataúd para la democracia, la libertad, el librepensamiento y la pluralidad política en un México necesitado, más que nunca, de estadistas y no de politicastros.

El actual gobierno, el federal y el local, no tienen con qué entenderlo; les hace falta humanidad, humildad e inteligencia; pero quizá, tal vez, a lo mejor, quién sabe —diría “Capulia” —, el sentido común se imponga, los astros se alineen y salgamos todos los que nos somos priístas, expriístas, morenos, chairos o idiotas, juntos, a dar una batalla que se antoja difícil, aunque apetecible y definitivamente no imposible, al lado de la única persona que puede enmendar tanta desgracia. Sigamos así; que el ejemplo del jueves pasado perdure, que se alargue: apostémosle a las féminas con cerebro y arrestos.

Hacen falta más líderes entre tanta canallada. Hacen falta brío, intrepidez, arrojo, sentido común y una pizca de rabia para afrontar lo que se avecina.

El asunto es que el idiota de Palacio lo entienda (Usted elije el destinatario de esta línea) y actúe en consecuencia. ¡Ea! Vamos a por todo, no importa que duela.

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