“El pueblo debe defenderse, pero no sacrificarse. El pueblo no debe dejarse arrasar ni acribillar, pero tampoco puede humillarse”. Salvador Allende, expresidente de Chile.
Los medios de comunicación y redes sociales han difundido masivamente lo que sucede en Chile y otras partes de América.
Estas últimas semanas los pueblos de diferentes países se han volcado a las calles para exigir cambios profundos en los sistemas políticos, renuncia de sus gobiernos o mejores condiciones de vida.
El fantasma del neoliberalismo recorre el mundo y hace que algunos gobiernos se sumen a una recesión internacional, recorten el gasto público, privaticen bienes nacionales y/o se endeuden al extremo con la banca mundial, llevando a las clases bajas a adquirir conciencia de rebeldía en busca de mejores condiciones de vida.
Veamos algunos casos.
Chile: Empezando por la creciente movilización en Chile que el pasado fin de semana unificó a varios millones de descontentos, motivados por la constante alza a los precios desde hace treinta años. Al principio Sebastián Piñera decía que Chile era “el milagro Chileno” y lo ponía de ejemplo al mundo, pero en breve tiempo aquello se convirtió en un infierno colectivo.
Como en México hace años contra el narco, el presidente Sebastián Piñera declaró la guerra al movimiento social actual, militarizó el país con sus terribles consecuencias, lo que pone entre dicho su destitución con todo su gabinete.
Ecuador: Los pueblos originarios unidos con mestizos hicieron que Lenín Moreno diera marcha atrás en su afán de aumentar los precios de la gasolina como se lo había dictado el Fondo Monetario Internacional (FMI) y que se viera obligado a cambiar la sede de su administración en Quito, ya que fue ocupada por los inconformes.
Después de larga lista de presos, heridos y muertos, los rebeldes originarios reivindican su guardia indígena para la autodefensa y presionan para que su país sea pluricultural y sin racismo.
Haití: Tras una serie de catástrofes naturales, viene la ocupación de los cascos azules que desembocan en un posterior control del gobierno por unas mafias, lo que lleva a los haitianos a levantarse.
Frente a un clásico gobierno neoliberal corrupto a cargo del presidente Moïse, el Tribunal Superior de Cuentas lo acusa de “malversación de fondos” en un informe de más de 600 páginas, (¿acaso alguien conoce una historia similar en México?).
La actual crisis empeoró por el desabasto de combustible que comenzó en agosto pasado.
Costa Rica se levanta por la educación: Donde alguna vez fue llamada Suiza de América las desigualdades sociales han crecido grandemente, al grado que los estudiantes convocan a la defensa de la Educación Pública y han obligado a la Secretaria o ministra de educación a negociar.
Honduras y Nicaragua: El Nica Juan Orlando Hernández es acusado de encabezar un narcogobierno por supuesta vinculación con el Chapo Guzmán.
Aquí la crisis empezó con el golpe de estado cuando el Presidente legítimo Manuel Zelaya fue depuesto por los militares en 2009 con ayuda de EEUU.
La agitación sube con las caravanas de migrantes que intentan llegar a EEUU y con el asesinato de testigos contra el gobierno.
En Nicaragua hay una paz momentánea, aunque el malestar social continúa contra la permanencia de Daniel Ortega.
Se prohíben marchas, retenes, restricciones de entrada al país, donde policías patrullan las calles en espera de una nueva oleada de descontento.
Para beneplácito del continente, el triunfo de Evo Morales en Bolivia, de Alberto Fernández en Argentina y de López Obrador, son oxígeno puro para la democracia y una bofetada para el neoliberalismo continental y mundial.
Como alma en pena andan intelectuales y políticos que vendieron el modelo económico y educativo chileno como buque insignia del progreso en América Latina.
Regeneración y la Jornada.
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