PISA 2018: la triste y preocupante realidad de la educación en México…por Aída María Holguín
De acuerdo con los resultados del Programa para la Evaluación Internacional de los Alumnos (PISA, por sus siglas en inglés) 2018, los alumnos mexicanos no han avanzado en materia de comprensión lectora, matemáticas y ciencias; lo cual resulta sumamente triste y preocupante.
La dura realidad que al respecto mostraron los resultados PISA 2018, estudio coordinado por la OCDE, es que la mayoría de jóvenes mexicanos de entre 15 y 16 años que cursan el tercer año de secundaria o el primero de bachillerato, no han adquirido los conocimientos y habilidades esenciales para la participación plena en la sociedad.
Dicho en otras palabras, los resultados de la evaluación PISA 2018 exhiben que, de los 79 países de ingresos altos y medios que participaron en la prueba, México se ubica por debajo del promedio. Es decir, solo el 1% de los estudiantes mexicanos que participaron en el estudio obtuvo un desempeño en los niveles de competencia más altos en al menos una de las áreas (lectura, matemáticas y ciencias) y el 35% de los estudiantes no obtuvo un nivel mínimo de competencia en ninguna de las tres áreas evaluadas.
Si bien es cierto que los resultados PISA 2018 indican que el desempeño promedio de los estudiantes mexicanos se ha mantenido estable a lo largo de la mayor parte de la participación de México en PISA, también es cierto que ese desempeño promedio estable no es motivo de orgullo porque significa que se mantiene en los niveles más bajos.
Sobre la evaluación PISA, es importante saber que aunque se trata de una prueba que se realiza cada 3 años, ahora se enfocó especialmente en el análisis de desempeño en el área de lectura. Área en la que México tuvo un importante retroceso al alcanzar solo 420 puntos, mismos que colocan a nuestro país en una posición nada decorosa (el primer lugar lo ocupa China, con 555 puntos).
No basta pues con que en los últimos 15 años en México haya mejorado en el aspecto cuantitativo; o sea, que haya aumentado de manera importante el número de estudiantes en las aulas. Lo que se necesita es que el aspecto cualitativo mejore; es decir, que México diseñe e implemente políticas educativas oportunas y adecuadas para que verdaderamente se garantice la educación de calidad que, a su vez, asegure que los alumnos adquieran los conocimientos y habilidades necesarias para la vida y para el trabajo.
En esta ocasión, finalizo citando lo dicho alguna vez por el séptimo Secretario General de las Naciones Unidas, Kofi Annan: “La educación de calidad es un derecho humano con un inmenso poder de transformación. Sobre su base descansan las piedras angulares de la libertad, la democracia y el desarrollo humano sostenible”.
Aída María Holguín Baeza
laecita.wordpress.com
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