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Óscar Chávez…por Luis Villegas Montes

ÓSCAR CHÁVEZ.

 

Se fue uno de los grandes.

 

Hace algunos años escribí estas líneas: “A mí me gusta mucho Óscar Chávez. Enemigo de conciertos multitudinarios, he estado en muy pocos, dos o tres, quizá. Sin embargo, a don Óscar lo he visto varias veces, la última, hace dos o tres años, en el Auditorio Nacional. Intérprete de canciones sabrosas, alegres, reflexivas, melancólicas y otras más, muchas, entrañables, como ‘Lágrimas Negras’, ‘Macondo’ o ‘Por ti’ -la que invariablemente me recuerda a mi mamá para quien, según su propio dicho, es una de sus canciones preferidas-, Óscar Chávez me parece un referente para abordar el tema de hoy.En una de sus canciones, ‘La Calaca Flaca’ -no necesariamente de las más célebres-, canta:

 

[…]Tukutuku tikitaka que recanija calaca 
Ay viene otro presidente a sonarnos la matraca 
Viene prometiendo mucho, pero dará pura…tukutuku tikitaka’
”.1

 

Anda por ahí un montón de  gente que sabe de lo que hablo. Me subía yo en mi camioneta colorada y era Óscar Chávez y no parar. ¿Cuántas veces crucé la ciudad al festivo sonido de “Macondo”? No lo sé. Sólo sé de esa ternura de vértigo, en la algarabía de esa suave y melancólica sinfonía de música, de palabras, de imágenes, de recuerdos…

Era a dale y dale con ese soñar los cien años de Macondo, soñarlos, soñarlos en el aire y percibir la tristeza de Aureliano, refocilarse en la belleza de Remedios, sumirse en las pasiones de Amaranta y pasmarse con los embrujos de Melquíades.

Las nuevas generaciones no sabrán de qué hablo y muchos de aquella otra que me tocó vivir a plenitud apenas recordarán esas letras. A Lola —les comentaba—, la recuerdo porque en las tertulias era frecuente que pidiera, o cantara, esa “por ti” que clava sus dientecillos en el alma y nos recuerda cómo, a veces, la ternura se niega con uno, la amargura nos sigue (o la seguimos), se vuelve uno loco de celos o se revuelven contra uno sus anhelos.

Sí, se fue Óscar Chávez y es hora de recordar esa “La Calaca Flaca” —de la que ya les hablaba también— porque esta vez no pudo escapársele y sí, acabó, como hemos de terminar todos, por estirar la pata.

 

Mucho cuidado señores,
porque la muerte anda lista,
en el Panteón de Dolores
ya nos tiene una pocita,
para los compositores
y uno que otro periodista.

Licenciados y doctores,
todos están en la lista

Tuku tuku tiki taka
Qué recanija Calaca,
cuando menos lo pensamos
nos hace estirar la pata;
yo me le escapé una vez,
pero por poco y me atrapa
”.

 

Descanse en paz Óscar Chávez y vayan con él una plegaria y un agradecimiento infinitos porque para mí fue una fuente de placer y de regocijo, difíciles de describir, pues puso a mi alcance una imagen, una metáfora, un sentimiento, cuando más falta me hacían; y que de otro modo no habría podido expresar porque, a veces, nos es que falten (o sobren) las palabras, es sólo que se agolpan y no hallan cómo o por dónde salir y necesita venir un taumaturgo a alumbrarles el camino.

Ve con Dios don Óscar y confío en que nos veamos luego —no pronto, que conste—, pero sí uno de estos días, total.

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Luis Villegas Montes.

luvimo6608@gmail.comluvimo6614@hotmail.com

 

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