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Fue recordado el profesor Macario Guillén Rosales

 

 

Por Jesús C. Aguirre Maldonado (Texto y Foto)—

Delicias, Chih.– Al celebrarse este 15 de mayo el “Día del maestro”, se recuerda al profesor José Macario Guillén Rosales, quien duró 51 años trabajando, y falleció el 26 de octubre del 2018 en la ciudad de Chihuahua, como un ejemplo a seguir como forjador de varias generaciones de delicienses, entre los que destacan algunos ex alcaldes de nuestra ciudad y gobernadores del Estado.

José Macario Guillén Rosales

El profesor Macario (no le gustaba le dijeran maestro) fue ampliamente conocido entre la sociedad deliciense y falleció a los 87 años de edad, ya que según sus propias palabras, confió en vida que nació el 10 de marzo de 1931 en Boquilla de Conchos, municipio de Camargo, Chihuahua.

Sus inicios como profesor fueron en la escuela 3005 y 3006 allá por el año de 1950, impartiendo Educación Física, al haber acudido con una beca a la Guay, junto al “Che” Saldívar, pues antes no había escuelas de Educación Física y estuvo en el Gobierno del Estado, a sugerencia de Toño Máynez.

Poco antes de morir en una entrevista que se le hizo daba gracias a Dios porque antes tenía facultades para todo y en la Secundaria Federal No. 39, que estaba en las oficinas de la Comisión Nacional de Irrigación (CNI) tuvo también sus inicios, cuando Emiliano Julio Laing Agüero era presidente municipal de Delicias (1947-49).

Al profesor Macario Guillén le tocó estar en la inauguración de la presa Francisco I. Madero “Las Vírgenes”, de la Termoeléctrica, de la clínica 11 del IMSS y del Hospital Regional y también fue pionero de las bandas de guerra en Delicias.

De 1951 a 1983 estuvo trabajando en la Secundaria Federal “Leyes de Reforma”, donde se convirtió en toda una institución. Ahí dio clases de Educación Física, Artes Plásticas y Dibujo y fue de los fundadores de la banda de guerra y de la Secundaria Nocturna.

Tuvo en su haber las medallas Rafael Ramírez por 30 años de servicio en el magisterio y la Ignacio Manuel Altamirano por 51 años forjando estudiantes.

Entre sus alumnos pueden contarse a Fernando Baeza Meléndez, José Reyes Baeza Terrazas (ambos gobernadores del estado), Carlos Carrasco, los Rogelios Bejarano y Muñoz.

Para el profesor Macario Guillén, esta profesión era un sacerdocio, según llegó a contar.

Entre sus muchas satisfacciones se cuentan que fue instructor de trompetas en el 20 Regimiento de Caballería cuando estaba al frente del cuerpo militar el General de División David Roberto Bárcena Ríos, medallista de bronce en unos Juegos Olímpicos y con quien surgió una hermosa amistad que se prolongó allá en el cielo, donde volvieron a reunirse.

También entre los alumnos destacados del profesor Macario puede mencionarse al ya fallecido entrenador de baloncesto Salomé Ledezma, que dirigió a las Adelitas de la UACh e Inditas de la UACJ, instituciones donde llegó a convertirse en toda una institución en el baloncesto femenil no solo del estado, sino de todo el país.

Macario contaba que él lo motivó para que fuera entrenador, ya que Guillén Rosales también fue entrenador de baloncesto y de softbol.

Guillén Rosales fue fundador de la banda de guerra de trompetas de la Cabalgata Villista y entre sus satisfacciones se cuentan, además, haber compuesto más de una veintena de marchas, una de ellas la que le compuso al Gral. Bárcena Ríos a raíz de su medalla de bronce.

También compuso Guillén Rosales la marcha “El Infarto”, cuando le dio uno de los dos infartos que sufrió en vida.

En 51 años dentro del magisterio solía contar que lo mejor que se llevaría de este mundo son las satisfacciones y el aprecio de tanta gente y que para ser profesor (no maestro como muchos le llaman) habría que ser para los alumnos como su segundo padre, pues se tiene que pregonar con el ejemplo.

Aseguraba que la adolescencia es la edad más difícil del ser humano y hay que estar al pendiente tanto padres de familia como sus profesores, pues esta profesión es un sacerdocio y hay que entregarse en cuerpo y alma.

Algo quizá desconocido para muchos es que el profesor Macario Guillén es que le dio clases a su esposa antes de casarse y después a su hijo Mario. Y también fueron sus alumnos seis hermanos de él, pues en su casa fueron 10, ya que “Antes no había televisión”, señalaba en son de broma.

Pero la clase terminó, también, la lección. Y lo que queda es su legado, ya que “el hombre pasa y su obra perdura”.

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