En medio de la cotidiana ola de violencia con saldos negativos, y que retrata nuestra innegable realidad, adquiere notoriedad la muerte de un escolta a cargo de la seguridad del alcalde juarense Héctor Murguía.
Y llama la atención no solo por el hecho lamentable y cuestionable en sí mismo, sino por las “llamativas” declaraciones del munícipe en relación al mismo; pero sobre todo, porque las primeras versiones indican que un policía ha muerto en manos de otro policía, y porque la demanda de justicia se ha elevado con mucha mayor sonoridad que cualquier otra.
Fue el pasado 25 de enero cuando ocurrió este homicidio que ha causado polémica estatal e incluso nacional. En un hecho del cual se desconoce exactamente cómo se dieron las cosas, y donde murió Jorge Humberto Muñoz Pérez, escolta del dos veces Alcalde de Cd. Juárez.
Este hecho, sin duda dará mucha tela de donde cortar, ya que fue asesinado durante un posible malentendido entre agentes de la Policía Federal y los escoltas del Alcalde de Juárez.
Las versiones que ambas partes han dado aún tendrán que ser investigadas por las autoridades correspondientes para posteriormente deslindar responsabilidades. Será hasta entonces que se pueda emitir una opinión objetiva respecto a los resultados de dichas investigaciones.
Sin embargo, son las declaraciones del munícipe juarense las que llaman la atención. Héctor Murguía dijo: “lo primero que me pidió la mamá, no queremos recursos, lo primero que quiero es que se haga justicia para mi hijo”.
También dijo que “pedirá a las autoridades que hagan una investigación de los hechos, ya que ese es el sentir de sus familiares”; y añadió que la familia exige justicia por estos hechos; y en lo que respecta a los agentes federales, es necesario que en la investigación se sigan por los protocolos que marca la ley para que no se vuelvan a presentar estos hechos.
A la vez, el presidente municipal de Juárez comentó que ya había tenido comunicación con el gobernador del Estado, César Duarte; con el comisionado de la Policía Federal, Facundo Rosas y con el secretario de Gobernación, Francisco Blake Mora, quienes se solidarizaron y le prometieron que se hará justicia.
En resumen, y en torno a lo expresado por el Teto, todos los ciudadanos debemos estar de acuerdo con las solicitudes, peticiones y exigencias para que se haga Justicia para Humberto Muñoz. No para el escolta de un alcalde, sino para un ciudadano chihuahuense víctima de la violencia.
El detalle es que con esta declaración fue imposible dejar imaginar cómo serían las cosas si el Teto hiciera las mismas declaraciones pero en torno a los feminicidios –por ejemplo–, especialmente los de las activistas Marisela Escobedo y Susana Chávez.
Imagine usted cuán digno sería que el Alcalde de Cd. Juárez dijera lo siguiente: “Lo primero que me pidieron las mamás de las mujeres asesinadas en Cd. Juárez es que no quieren recursos, lo que quieren es que se haga justicia para sus hijas”.
Imaginaba lo que sería que Héctor Murguía pidiera a las autoridades municipales y estatales correspondientes que hagan una investigación de los hechos porque ese es el sentir de los familiares de las víctimas de la violencia en Cd. Juárez. Y que también les explicara que es necesario que los agentes estatales sigan los procedimientos que marca la ley para que no se vuelvan a presentar esos hechos.
O que tal sería escuchar al Alcalde Murguía diciendo: hablaré con el Gobernador Duarte, con el Secretario de Gobierno Estatal y con el Fiscal General del Estado, para que se solidaricen y prometan que se hará justicia para las mujeres asesinadas en Cd. Juárez.
En fin, si las exigencias, las solicitudes y las peticiones fueran en torno a los miles de homicidios cometidos en el municipio que gobierna, definitivamente Chihuahua y especialmente Cd. Juárez no estarían catalogados como el estado y el municipio más violento de la república mexicana.
Más aún, que las acciones policiacas en la entidad tuvieran tal grado de coordinación, que más que pifias y errores que luego tienden a pasarse cual pelotita caliente para deslindar a los distintos niveles de gobierno, se tratara de logros en la lucha contra el crimen organizado, difundidos como una contribución de la autoridad municipal, estatal y federal en conjunto, sin escamoteos ni distingos, y con el legítimo deseo de rendir buenas cuentas a los ciudadanos.
Claro, esto es una utopía; el propio Tomás Moro, autor de la obra del mismo nombre, apuntó que “allí donde todas las cosas se comparten no existen motivos para desear ganancias personales, y que el individuo se convierte en alguien perezoso si no hay manera de conservar lo que se ha conseguido con esfuerzo personal”.
Esta vez, finalizo con una frase de la poeta española, María Zambrano: “Las utopías nacen solamente dentro de aquellas culturas donde se encuentra claramente diseñada una edad feliz que desapareció.
Aída María Holguín Baeza
Correo: laecita@gmail.com
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