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Amor y fortuna en el Club de Leones…por Javier Quiñones

Cronicón de Santacloses —-

 

 

Este es el Niño Amor, este es su abismo:

¡Mirad cuál amistad tendrá con nada,

El que en todo es contrario de sí mismo!

 

QUEVEDO

 

Nadie que no lo supiera de antemano hubiera podido imaginar, mientras esperábamos la llegada del gobernador César Horacio Duarte Jácquez, lo que pasaría.

 Sí sabíamos que el amor obra milagros, a veces; y también, cuando andan de buenas, hasta los gobernantes. Mas hacía calor al mediodía; más aún adentro del Club de Leones, donde casi trescientas parejas esperaron horas, muy formalitos en sus sillas, embargados de un sentimiento trascendente unos y otros de fatalidad o simple congoja.

 Muy acalorados, eso sí, por el compromiso, la primavera anticipada y el aire viciado del salón: casi todos abanicándose.

 Lo lógico era entonces algo rapidito y a otra cosa -pero no sería así.

 

EL ARRIBO

 

El senador Emilio Gamboa Patrón fue el primero en llegar. Traía el mero coordinador de la mayoría priísta de Xicohténcatl los ojos muy abiertos, como pelados, escrutando todo a través del parabrisas sin polarizar de una troca blanca.

 Militares embozados cubrían a la comitiva que pronto tornará en remolino.

 En el epicentro del gentío, el Gobernador de Chihuahua. Por allí aparece, pegadito, el alcalde anfitrión, Mario Mata Carrasco; por ningún lado se ve al alcalde de Saucillo que durante la semana entró en querella con el anfitrión por un asunto de límites municipales.

 Bajo el quicio de la entrada al salón, el gobernador de Chihuahua se demora inesperadamente con una campesina enjuta y de apariencia miserable. La comitiva se aglomera justo allí, a la expectativa. Algo le dice ella, y él -como si un amigo de toda la vida- parece aconsejarla, paternal, protector.

– El lunes le mandaré a una persona para que vea su problema -se oye decir a Duarte.

 Se llama Teodora Soto, tiene 73 años y es de Parral.

-¿Qué le dijo el gobernador? –le pregunto.

-Que orita iba a hablar conmigo, ¡pos si es mi paisano!

-¿De dónde es usted?

-De Parral, igual que él.

-¿Qué espera del gobernador?

-¡Que de perdida me den una cobija pa taparme!, ¿no? –se ríe con ganas.

Cuando por fin ingresa Duarte al salón estallan en júbilo los que esperan. Atraviesa la nave entre aplausos, jaloneos, saludos y porras improvisadas.

Queda claro quién es el rey de la fiesta. Lo expresan las comitivas, reconocen los alcaldes de la región, acata la burocracia y confirma la nube de reporteros.

¿Se vio tan mandón Duarte en Delicias –el reducto actual del panismo chihuahuense- porque recién ganó la elección de gobernador y porque también el Registro Civil y la Policía Única se hallan en sus manos?

 

EL DESMEMORIADO

 

 La maestra de ceremonias presenta a las parejas del presídium entre sudorosos aplausos.

 A todos menciona por sus nombres salvo a los munícipes de Rosales y Meoqui –relegados con todo y esposas al sillerío de abajo. Recuerda muy bien incluso el de Genaro Fuentes, director de El Heraldo de Delicias.

 La bienvenida corre a cargo del titular del Registro Civil, César Fernando Ramírez Cano. Pareciera que va a darnos los nombres del primer matrimonio civil chihuahuense:

-El Registro Civil de Chihuahua este año cumple 150 de haberse creado, fue el 7 de abril de 1861 cuando se estrenó precisamente con un matrimonio, el registro de la pareja… que está inscrito en el libro número 1 que obra en el archivo central del Registro Civil –salva así la trampa del Alzheimer.

 Algo cuchichea la anfitriona a Memo Márquez –quizás se dio cuenta.

 Extiende entonces el tocayo del gober su mejor muletazo al ofrecer “un servicio de calidad, de calidez y digno de los chihuahuenses”. Se despide pronto, saluda de mano a todo el presídium y retorna a su lugar junto al podio.

 

EL ANFITRIÓN

 

 Toca el turno a Mario Mata Carrasco, el anfitrión. El único gobernante panista entre los de arriba. Un azul solitario entre tantos tricolores. Los granados aplausos –protocolarios los de arriba, más naturales del auditorio- que levanta la mención del nombre del alcalde de Delicias anticipan las emociones por venir.

-Muy buenos días… -se arranca Mata aunque anda por la una. De entrada aclara que Gamboa es un “invitado especial del Ejecutivo de Chihuahua”. Distingue al representante del Consejo Estatal de Población, Rosario Arroyo; a la presidenta del Supremo Tribunal de Justicia, Adela Alicia Jiménez Carrasco; al titular del Registro Civil de nuevo; y a dos diputados, el local Ricardo Orviz Blake y el federal Guillermo Márquez. Puros priístas,

 No se olvida de presentar el alcalde a su propia esposa, la señora Ivonne Licón de Mata –lo hará dos veces. Él sí menciona a los de Meoqui y Rosales por sus nombres, Salvador García y Martín Fuentes; mas tampoco nombra a las esposas. Agradece asimismo a “los demás representantes del Congreso estatal”; y cierra así el proemio:

-Delicias está de lujo. Tenemos la visita de la señora Bertha Robles de Duarte (…) y en su segunda casa, y por cuarta ocasión, el licenciado César Duarte Jácquez, ¡muchas gracias señor Gobernador!

“Chihuahua vive en Delicias”, reitera entrado en materia, y ratifica un enésimo reconocimiento a Duarte:

-Chihuahua Vive es una actitud de vida que nos debe distinguir a todos los chihuahuenses.

 Se da tiempo además el alcalde anfitrión para ahondar en el significado del casamiento: “Dos personas que están a punto de entregarse para formar la célula, la base de toda sociedad, la familia”. La reflexión lo lleva a repetir la presentación de su esposa:

-Para mi señora esposa, presidenta del DIF en Delicias, señora Ivonne Licón de Mata y para mí, un verdadero gusto ser testigos.

Contradice entonces con sutileza, señalando al auditorio impaciente, la centralidad asumida por Duarte:

-Los verdaderos protagonistas e invitados de lujo son todos ustedes, las 292 parejas que contraen nupcias con el objetivo de formar mejores familias y mejores ciudadanos; usted son en realidad el platillo fuerte de esta ceremonia.

No desaprovecha Mata al despedirse la ocasión de exhortar a los enamorados contra el pan chihuahuense de cada día:

-Tienen en sus manos el mejor antídoto contra la violencia, el mejor antídoto contra la delincuencia, que es la formación de sus hijos –insiste-. Ustedes están dando el primer paso: la formación de una familia. Ahora a nosotros, las autoridades, nos corresponde brindarles las garantías para que estas nuevas familias sean prósperas y en crecimiento.

 Al lado de su esposa -quien le acaba de dar un beso en la mejilla- luce Mata muy contento.

 

EL CASAMENTERO

 

-Buenas tardes. Es para mí un privilegio presidir un evento tan importante en sus vidas. Les agradezco su presencia, la confianza en la institución del Registro Civil de Chihuahua –dice Duarte a los consortes al asumir la conducción personal del ceremonial.

 Le entra por el artículo 4º de la Constitución; se regodea tautológico:

-“Establece que el varón y la mujer serán iguales ante la Ley, por lo que ante la ley, los dos esposos son iguales, los dos tendrán la misma autoridad en el hogar, los dos gozarán de las mismas consideraciones que la ley les otorga”. Lee: “Los esposos serán uno para el otro, jamás uno podrá suplantar al otro; los casados se deben tener respeto, cariño, confianza, amor y fidelidad, ya que esta es la base para las demás virtudes”.

A poco llega el momento más solemne. Pregunta el gobernador:

-¿Es su deseo unirse en matrimonio y tomar por su legítima esposa a la mujer que han elegido ustedes?

Siiiiiií –responden a coro los consortes.

-Ahora pregunto a las damas –prosigue acallando los vítores-: ¿Es su deseo unirse en matrimonio y tomar por su legítimo esposo al que ya les ha pedido ser su marido?

– Siiiiiií –confirman al unísono las esposas.

-Con el testimonio de sus familiares y amigos, y con la autoridad que el estado de Chihuahua me confiere, como Gobernador Constitucional del Estado, los declaro unidos en  legítimo matrimonio –declara Duarte.

 Llegado el momento, el gobernador pide “que el esposo le dé un beso a su amada esposa”. Menos el de la voz, que lleva unos papeles en una mano y el micro en la otra, aplaude todo el presídium, las más animadas las señoras.

Y tras el romántico impasse:

-A todos les deseo que sean tan felices como ustedes quieran –remata.

 

PAREJAS REPRESENTATIVAS

 

 La maestra de ceremonias alienta a los recién casados a tomarse la foto conmemorativa. Consiste la operación en alzar los convenios matrimoniales mientras fulguran los flaches.

 Tras tomar asiento se pone Duarte a repartir actas entre los demás del presídium. La primera pareja de “seis representativas” recibe de manos del alcalde Mata y la Primera Dama de Delicias su acta y un anillo; rondan los 30 de edad Florinda Cruz García y Ángel Bautista Sandoval, ambos de aspecto campesino. La segunda en cambio es muy joven, pues Martiza Uribe, la vestida de novia, y Carlos Lara -de riguroso traje negro, el pelo punkero- rondan apenas los 20 años al recibir el comprometedor papel y el anillo de manos de Orviz Blake y la Primera Dama de la entidad. A Maritza sí le ofrece la mejilla Duarte.

 La tercera pareja -asistida por la Primera Dama de Delicias y Memo Márquez- la formaron dos personas de la tercera edad, Irma Patiño García y Leónides Patiño. Muy repartidos de veras los matrimonios; unos comienzan a vivir, otros formalizan en plena madurez y algunos encaran juntos la vejez.

 Doña Guadalupe Fernández Nájera asciende con ayuda los escalones seguida de su consorte, don Jesús; se aparejaron tardíamente los atendidos por el gobernador y el senador; al descender en el otro extremo, aqueja a la señora un desvanecimiento. Otros jóvenes forman la quinta pareja: Griselda López Cano tiene 22 y Fernando Valenzuela Barraza 24. Y asimismo la última. Al hombre –faltaba más- de la sexta pareja, José Alfonso García Talamantes, le toca dirigir un mensaje desde el podio. Sin quitarse nunca el sombrero, junto a su conmovida y orgullosa esposa (Isis Janet Rentería, 20 años) lee el desposado el ineludible agradecimiento al gobernador; y del discurso que le prepararon extrae hacia el final la consigna oficial del casorio:

-Hoy más que nunca podemos decir que Chihuahua vive en legalidad –titubea un poco ante el exceso retórico el lector, el más sorprendido.

 

“CHIHUAHUA VIVE”

 

Cuando nada extraordinario se avizora ya, aparece la magia. Lo que hará memorable la Operación Matrimonio de este viernes 18 de febrero. Todo lo empezó Duarte –inopinadamente- esta vez desde el podio.

-“Aprecio la anfitrionía, la hospitalidad, el apoyo que siempre hemos encontrado en el señor Presidente Municipal, ¡gracias señor presidente!” –recomienza nueva tanda de saludos a todas las autoridades. A Orviz y Márquez les agradece “su apoyo”, y así hasta llegar a Gamboa Patrón:

-Lo hemos invitado muy en especial a ser testigo de la boda; va a apadrinar, orita les vamos a anunciar con él, la apadrinada que se hará a esta fiesta”.

 Algo sabía el gobernador, de hecho apenas podía mantener el secreto.

 Siguió saludando Duarte, y de pronto aludió a la sexta pareja:

-Como aquí dijeran, y dijeran muy bien, Juan Alfonso García e Isis Janet Rentería, un joven matrimonio que representa sin duda a la estirpe chihuahuense… eeh, es interés del gobierno unir el matrimonio en el marco de la legalidad.

Pensaba en otra cosa Duarte. Seguramente en lo que vendría. Debió ser por eso que le costaba improvisar sobre el tema básico de los discursos del casorio:

-Chihuahua Vive es una actitud, lo decía el presidente Mario Mata –y aprecio que hayamos logrado esta sintonía de esfuerzos, porque en Chihuahua de ninguna manera podemos aceptar ser el estado del miedo, el estado de la violencia; de ninguna manera-, porque Chihuahua se compone, se conforma de gente que quiere vivir sin violencia y este acto a los hijos les da ejemplo de vivir en el marco de la legalidad.

“Dicen y hemos dicho, lo he reiterado múltiples ocasiones estos días: matrimonio y mortaja del cielo bajan” –se aventuró Duarte por la arena de su propio discurso.

-Uno no sabe ni cuándo le llegó, y ya dice uno que sí, porque ustedes ya habían dicho que sí; y va a (ilegible), porque volvieron a decir que sí al asumir su relación. Enhorabuena. Felicidades. Estoy convencido que el matrimonio fortalece a la institución social más sólida: la familia. Que el cielo bendiga sus hogares. Que el cielo bendiga a Delicias, ¡que el cielo bendiga a Chihuahua! Y sin transición:

-Merecemos tener mejores tiempos. Estamos trabajando por ello en una gran cercanía con los presidentes municipales. Pronto iniciaremos la construcción del esperado Hospital Regional de Delicias, ya vamos a hacerlo. Vamos a consolidar la universidad de esta región.

 Tras dichos anuncios pasó Duarte al elogio de Delicias y los Vencedores del Desierto: “Los chihuahuenses los reconocemos valientes y decididos; y más ahora que demuestran querer vivir en la legalidad. Chihuahua vive porque tiene regiones grandes como esta –floreó.

 La enigmática digresión anticipaba -como el viento a la lluvia o la alegría a la risa- el generoso padrinazgo amarrado por el ganadero que gobierna al estado más extenso de México.

 

MAGIA DE LAS SORPRESAS

  

-Vamos a aprovechar estos momentos –gira súbitamente Duarte- para rifarles algunos regalos. Pero les tengo una muy buena sorpresa. Una sorpresa que no tenía previsto aquí, la acabamos hace un momento de resolver. El señor Presidente Municipal –dice mirando hacia donde Mata- va a regalar una casa.

Aún recoge el alcalde anfitrión los últimos aplausos al primer regalo sorpresa cuando el gobernador anuncia:

-¡Además el diputado Ricardo Orviz Blake otra!-. Esta vez ruge el salón entero. Menguada la escandalera, atiza Duarte el gozo:

-…¡Y Memo Márquez también!

 Eco de las palabras del gober ruge de nuevo el auditorio, centuplicada la emoción en segundos. Magia del dar y el recibir, satisfacción compartida; y ocasión para hacerse querer.

 Más aún cuando se apunta Duarte mismo, estalla la emoción:

-En Parral regalé tres, ¿y en Delicias ninguna?, nooo. Yo les voy a regalar otra.

 Prosigue sin dar tregua el primer mandatario de Chihuahua: “El Presidente de Meoqui” –aquí mira al de Rosales-  “¿y también?”-. Confirma al fin tras la consulta gestual:

-Los presidentes de Meoqui y Rosales se ponen con otra-. Asienten muy sonrientes desde la primera fila García y Fuentes.

 Durante los siguientes segundos el tiempo se detuvo para Duarte –el rostro encendido por una sonrisa, embargado el Gobernador de esa magia del Club de Leones, del encanto suscitado por su regalo sorpresa a los recién matrimoniados.

En suma cinco casas además de la sala, el refrigerador y la estufa originalmente previstas.

-Por primera vez en la historia, gracias al Señor Gobernador, hacemos la entrega de cinco casas”; “un récord”,  repetirá una y otra vez la maestra de ceremonias.

 Ya está lista la tómbola con los boletos. Se demora Duarte haciéndola girar, su señora esposa toma un papelito, se lo da al gobernador y este al anfitrión, quien anuncia el número 201. Buscan Duarte y Gamboa entre el auditorio; llaman con gestos a Elizabet Fuentes y José Trejo; esperan bebé y ganaron una sala. El gober ofrece ahora la tómbola a la Primera Dama de Delicias, por un refrigerador. Lo propala Orviz: 208. Es para María Fernanda Cázares –embarazada también- y Hugo Mendoza. Viene la estufa, escoge boleto la Primera Dama de Chihuahua y lee Márquez: 220. Duarte no deja de mover la tómbola, visiblemente emocionado.

 Antes de rifarse la primera casa, la que pagarán ellos, suben al estrado los alcaldes de Meoqui y Rosales –a quienes Duarte pide pasar por enfrente del presídium. Una de las esposas mete la mano a la tómbola y saca el 314, el boleto de una pareja precisamente de Rosales, María Jessica Flores y Alan Ortiz Peña. Mientras esperan su arribo, Duarte agradece a los alcaldes donadores.

 Dialoga con Jessica a través del micrófono:

-¿Ya tienen niños?

-No.

-¿Ya tienen casa?

-No.

-¡Ya tienen casa! –exclama y le da un beso-. Tras la feliz pareja se van los alcaldes a sus sillas.

 Un grito de felicidad resuena a cada golpe de azar; todos los ojos siguen a los tocados por la fortuna. Ninguna pareja representativa, por cierto. El más emocionado del presídium parece siempre el propio Duarte que sigue meneando la tómbola.

 La señora del gobernador extrae el boleto de un sillón. El 116 lo tienen Rosa Tirado y Florentino Muñoz, pero sube ella sola. El gobernador la apura con la mano y busca al hombre, toma el micro y se confunde:

-¡Si no sube el esposo no le damos la casa!–.

 Levanta el pulgar saludando al esposo que ya se dirige al templete pero nunca llegara.

 Toca a Orviz extraer el boleto para la segunda casa, precisamente la donada por él; y leerlo: el 51.

 -No tenían casa, ¡felicidades! –informa Duarte antes de estrechar la mano a los afortunados.

 Palmeando al esposo:

-Esperan bebé, ya lo van a recibir en su casa.

 Toca elegir y leer a Memo Márquez el 14 para la tercera casa, que toca a Lidia Valadés y Juan Manuel Carmona.  A la señora Licón escoger el 38 y al alcalde Mata leerlo para la cuarta, la de Patricia Gómez de 21 y José Rogelio Trejo de 23; ella bonita, él muy de traje de charro.

 -178 –lee el último número el propio Duarte-. Les dice a Wendy Nava y Ramón Flores: “Se casan hoy y se van de luna de miel a su propia casa, ¡felicidades!”.

 

 No hay tiempo para más. Ya se escurre Duarte y tras él la comitiva hacia la salida.

 Como un torero de rabo y orejas el gobernador, abrazando, besando, platicando.

 Al menos en esta cuarta visita, los agradecimientos a Duarte estuvieron justificados de sobra.

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