Crónica de Don José Mario Bustillos Núñez…por Javier Quiñones
“Festival de la Fundación de Ciudad Delicias” /78 Aniversario
Diez Crónicas de Fundadores y Pioneros de Ciudad Delicias, Chihuahua
IV. CRÓNICA DE DON JOSÉ MARIO BUSTILLOS NÚÑEZ
Versión digital
© Presidencia Municipal-Secretaría de Desarrollo Social-Departamento de Cultura
© Javier Arturo Quiñones Espinoza, compilador y editor.
Presentación
La divulgación digital de “Diez Crónicas de Fundadores y Pioneros de Ciudad Delicias, Chihuahua”, ha sido posible gracias al auspicio de la Secretaría Municipal y la Secretaría de Desarrollo Social del gobierno del Ing. Mario Mata Carrasco.
Debo en particular a los buenos oficios del licenciado César Jáuregui, la señora Arasely Villalobos, el señor Albino Rodríguez y el licenciado Eduardo Barbosa la consecución de nuestro objetivo de dar a la luz pública una serie de diez crónicas de fundadores y pioneros que aparecerán en este portal durante el mes de abril.
La crónica de don Mario Bustillos Núñez es la cuarta de dicha serie.
La presente crónica consta de dos partes.
La primera resume nuestra edición de varias entrevistas realizadas durante el pasado mes de marzo a don Mario Bustillos Núñez. En apego a nuestro criterio metodológico general, consiste estrictamente la narración en palabras del propio entrevistado.
En todos los casos los diversos pasajes de la edición fueron supervisados, corregidos y autorizados por el narrador.
La segunda parte es un cancionero del propio don Mario.
Javier Quiñones
Ciudad Delicias, Chihuahua, a 1o de Abril de 2011
CRÓNICA DE DON JOSÉ MARIO BUSTILLOS NÚÑEZ
Introducción
Don Mario Bustillos Núñez pasó prácticamente toda su vida productiva en el ranchito paterno, alejado del mundanal trajín de Ciudad Delicias por unos pocos kilómetros que hay entre el Rancho de los Bustillos y el Círculo del Reloj. Se ufana de haber sido uno de los mejores trabajadores agrícolas del Distrito de Riego 05.
La de don Mario pertenece al grupo de crónicas que recoge el punto de vista de los de abajo. Es la versión de un pionero nacido antes de 1940, no la de un fundador nacido antes de 1933.
Naturalmente, la memoria de don Mario sobre la ciudad de los “Vencedores del Desierto” consiste -sobre todo la parte anterior a la asonada de Emiliano J. Laing- en recuerdos y decires de segunda mano, pepenados de la mesa familiar o en las charlas con los amigos y conocidos. Ofrece don Mario, con respecto a los orígenes de Ciudad Delicias, una versión de lo que otras personas vieron o vivieron en relación a la ciudad y su entorno; pero no se crea que carece de interés histórico la narración, pues recoge ideas y descripciones colectivas trasmitidas por los fundadores directamente a las primeras generaciones nativas.
Dos ejemplos aclararán el interés histórico específico de esta crónica.
La conocida anécdota sobre las cantinas es ya obviamente una tradición que honra a Laing, así como también otra igualmente popularizada sobre el control de los precios de la carne. ¿Y qué enseñan por cierto? La primera resalta la independencia del Presidente Municipal con respecto al Gobernador; la segunda, el deber de los gobernantes de proteger al pueblo contra los abusos de los comerciantes. La identificación de un humilde agricultor como don Mario con el ideario (“populista”, diríamos hoy) de Emiliano J. Laing es un dato interesante de por sí.
Don Mario entrevió un sueño personal: ser cantante. Lo intentó, y en tal brega escribió varias canciones que reproducimos al final porque completan bien la semblanza y el sentir de un hombre de campo lúcido, sensible e inteligente.
-PRIMERA PARTE-
Nací el 3 de septiembre de 1939, a las 8 de la noche, por la Calle 4ª.
Nací en la casa donde vivíamos.
La verdad no sé si me registraron aquí o en Rosales, pa qué le echo mentiras; creo que en 1939 ya había Registro Civil en Delicias, pero no recuerdo.
Tengo el retrato que me tomaron a los cinco días, en el sanatorio estatal, porque mi mamá se iba a morir cuando yo nací.
“MI MAYOR ORGULLO”
Los primeros trabajadores de la Comisión Nacional de Irrigación, al no haber casas –me contaba mi papá-, pues hacían un hoyo de un metro y medio y ahí dormían.
Mis primeros recuerdos de Delicias son de una ciudad pequeña, con otros ideales, no había tanto problema como orita.
No había pavimento, era otra la ciudad.
Entregué al campo cuarenta años de mi juventud, que no cualquiera lo hace, trabajando en el rancho San José, propiedad de mi papá. Regando, desahijando, limpiando, en el tractor: haciendo todo lo que requería la actividad agrícola.
Mi mayor orgullo es haber sido el número uno en el campo.
ORIGEN Y ARRAIGO
Mi familia es muy grande.
Mi papá se llamó Juan Encarnación Bustillos Orona. Él nació en Camargo, se lo llevaron a Estados Unidos de un año y regresó a los diez años a vivir en Jiménez; y de ahí se vino a vivir a Delicias, en 1933.
Aquí le tocó trabajar matando hormigas en los ranchos de los Medina y Cano, “Los Álamos”, que están allá pal 86-4.
Posteriormente se vino a trabajar a la Comisión Nacional de Irrigación, abriendo canales a pico y pala. Le tocaron compañeros como Teodoro Venzor y Enrique Abundis, hombres muy conocidos aquí en el municipio.
Era un hombre muy listo mi papá. El mismo vino a educarse aquí con el profesor Osollo, y así pasó a formar parte de los que trabajaban en las oficinas de la Comisión Nacional de Irrigación. Llegó a ser pesador de las compañías algodoneras “Anderson & Clayton”.
Mi mamá se llamaba María de Jesús Núñez Ramos. Su acta de nacimiento dice que nació en Camargo, pero ella nos dijo siempre que en realidad nació en Durango. Se vino aquí a Delicias de 15 años, acompañando a mi papá; pero se tuvo que regresar al año, porque no había dónde vivir. No había casas ni nada.
CALOR A LA TIERRA
Nos comentaba mi papá que se quedaban en hoyos; hacían hoyos para protegerse del aire y del frío.
Mi mamá regresó en el ’34, cuando ya mi papá había rentado un cuartito. ¡Atínenle qué cuartitos había en ese tiempo!, pero ya tuvieron techo aquí en Delicias.
Mi mamá era delgadita, alta, muy trabajadora. A ella le tocó llegar, cuando nos dieron el rancho en 1946, a un jacal de ocotillos que tenía como cinco metros de largo y tres de ancho.
Esa fue nuestra casa la primera vez que llegamos a darle calor a la tierra.
Ya tenía siete años yo.
FAMILIAS BUSTILLOS
¡No, pues ellos fueron un ejemplo! A mí nunca me pegaron. A mi papá no le gustaba pegarles a sus hijos. Ni a mi mamá.
Yo tuve diez hermanos.
José, el mayor, se casó con Humberta García, de Chihuahua.
Mario con Micaela Ramírez, de Durango; la familia de ella se vino primero al rancho de doctor Flores, en Ceballos, y en 1958 llegaron aquí, al rancho de don Pancho Mendoza, un clasificador de algodón.
Concepción se casó con Blas Ruiz Bolívar y Carmen con un hombre de San Luis Potosí, Julián Márquez Pérez, quien llegó al rancho del señor Olivas. Soledad se casó con Raúl Delgado, de Escalón; Rosario con Juan Sánchez, del mero Chihuahua; María Higinia con Luis Arteaga Ornelas, un familiar lejano del gobernador Ornelas; y María de Jesús con Alejandro Uranga Urueta.
Mi hermano Juan Manuel se casó con Olga Burrola, de El Corraleño, municipio de La Cruz. Y Ramón Alberto con Yolanda Carrillo.
“¡ROMPÍ RÉCORD!”
Siendo niños les ayudábamos a mis papás en los trabajos del campo.
Desde chiquito me fajé.
Toda mi vida de trabajador, desde hace 63 años, he estado allí en el mismo rancho, como peón.
Yo en 1948 ya pizcaba algodón. En el ’49 llegué a 60 kilos, ya era medio diablo.
Y seguí y seguí.
Hasta alcanzar en 1957 -no me lo va a creer-: 340 kilos de “Stonebill”, 280 de “Deltapan” y 240 de “Acala”.
¡Rompí récord!
El “Stonebill” tenía cinco gajos y más semilla; pesaba más que el “Deltapan” que tenía cuatro gajos y más pluma.
“APOGEO DE TRACTORES”
Cuando nosotros llegamos se cultivaba con una cultivadora de siete o cinco patitas. Uno iba atrás manejándola…
Posteriormente llega una cultivadora jalada por dos mulas. Uno iba sentado, manejando con los pies qué tan arrimado quería cultivar. Si se retiraba le pisaba y se arrimaba. Era una cultivadora de un surco.
Entonces, posteriormente llegan los tractores “John Deere”, los “Ford”, “Chramer”, “Internacional”, “Minneapolis” y “Oliver”; que yo me acuerde llegan seis o siete marcas a Delicias.
Las marcas que se veían más eran “Ford”, “John Deere” e “Internacional”, esas se veían mucho en los ranchos.
¡Era un apogeo de tractores!
Recuerdo lo que se sufría para echar a andar un lote en el riego. Tenían muchas lomas, las gradas, los chaparros; no eran lotes nivelados como se ven ahorita, se regaba muy difícil.
Entonces no había botas. Se espinaba y se resbalaba uno. Las botas fueron hasta después de 1950.
DE EMPLEADOS A RANCHEROS
Posteriormente, cuando los desocupa en el ’46, la CNI les da a sus ex trabajadores predios. Fueron 28 ranchos para 28 personas desocupadas, como paga de su trabajo se los dieron.
Los nombres que recuerdo yo, son: José Pérez, Desiderio Prieto, Lugón, Toño Pérez, Ramón Valenzuela, José Rivera, Leocadio Villa, el señor Escobedo, José Torres Rico, Curiel, José Monares, Tito Güereca, Julio Corral, Juan Bustillos, Antonino Monares Candia, Lalo Rivera…
El ingeniero Güereca no sé de dónde venía, era gerente.
Lugón se murió al año de que le dieron el rancho, era el chofer del Caterpillar de tractolina –no era de disel. Valenzuela era esposo de Celia, quien acaba de morir.
Antonino se vino de Jiménez, era cartero allá; es papá de Román Monares Candia. Se querían como hermanos Tonino y mi papá. De Jiménez vinieron juntos Locadio, “Tonino” y mi papá. Y vino de allí también don Cruz Cano Corral, el papá de “Canito” el locutor; su lote era el último, el número 32.
José Monares vino de la presa “La Boquilla”, cerca de Camargo.
Había 28 ranchitos con 32 lotes, porque a Escobedo le dieron tres lotes de 11 hectáreas cada uno; y al ingeniero Güereca dos de a 10.
De Zacatecas venía Antonio Pérez. Y de La Cruz, José Pérez y Jesús José Ramírez, lo mismo que Torres Rico, Lalo Rivera, Jesús Muñoz y Casimira, que era la cocinera.
Se conservan cinco ranchos por parte de los hijos de esos 28 trabajadores.
Los conservamos: Alfredo Pérez Rodríguez, el rancho de su papá José Pérez; el de Antonio Pérez, los tienen Ramón y Arturo Pérez; Oscar Muñoz Zendejas el de Jesús Muñoz Burrola; y el rancho de Los Bustillos, los hijos de Juan Bustillos.
Lo que a mi papá le dieron fueron 15 hectáreas y 68 áreas. Posteriormente hemos comprado poco a poquito otro pedacito de tierra. Había tres lotes nomás más grandes. El de Locadio Díaz, de 19 hectáreas; el de mi papá y otro. Todos los demás eran de 11 hectáreas; había dos de 9 hectáreas y media, de Antonino Monares y de José Torres Rico.
Se vinieron los hermanos menores a la escuela a Delicias, y volvieron a regresar; pero nosotros nos quedamos allá, ya no venimos al pueblo José el mayor y yo; le hicimos calor al rancho, pues pa mantener a la familia y a todos los hermanos…
Orita vamos a sembrar 12 hectáreas de algodón y 24 de cacahuate, y ya tenemos 13 de alfalfa.
DE LOS PRIMEROS
Entre los primeros canaleros que hubo, estuvieron: Jesús Muñoz Burrola, Cruz Cano Corral, José Monárrez y José Rivera.
Me acuerdo de uno de los primeros maquinistas que hubo aquí, se apellidaba Luján; manejaba el Caterpillar de la CNI. Este se movía con una tractolina de color verde.
Entre los primeros choferes que manejaban troquitas International 36, estaban Lalo Rivera y Jesús José Ramírez.
El primer electricista que yo recuerdo fue Jesús García.
“LAS VÍRGENES”
El ingeniero Enrique Rubio hizo el diseño y dirigió la construcción de la presa “Las Vírgenes”. Por eso lo enterraron a un lado de la presa, mero debajo de la cortina. Posteriormente lo pasaron al Panteón Municipal.
Cuando empezó a agarrar vaso la presa, quedó bajo las aguas un pueblito que había arriba, llamado San Lucas. Entonces el gobierno les dio a los habitantes las tierras que tienen ahora en San Lucas El Nuevo.
Lo último que se hundió fue la iglesia. A nosotros nos tocó traer los canales de desagüe del techo de la iglesia, y vigas de las que tenían las casas que había. Las trajimos en el remolque de mi papá, con ayuda de Jesús Muñoz y Jesús José Ramírez.
Vi cuando pasaban las “matildonas” pero no me tocó trabajar en la presa. En 1945-46 pasaban ahí por el campamento, que estaba por donde vivíamos nosotros. Mucha gente andaba yendo y viniendo, construyendo la presa; los que iban todos los días eran los ingenieros; los trabajadores tenían su campamento para descansar.
A mí me tocó conocer allí a un señor que le decíamos “Panzueco”, que estaba mochito de una mano. Yo tenía como seis años y no lo dejábamos dormir a medio día. Le gritábamos y salía con un cinto a pegarnos, pero nunca nos alcanzó.
Allí vivió en el campamento Felipe Grijalva, el que manejaba la conformadora. Vivió “La Changa” Guevara que fue un beisbolero. Vivió Morán. Vivió Marquitos Córdova.
Y vivieron en el campamento Chema Fuentes, “Chalelo” y Lalo Grijalva, de los que yo recuerdo.
LOS BURDELES
María “La Sabrosa” era muy mencionada; así le decía mi papá.
Tenía un restaurant camino al centro. Atínenle si le pusieron “Sabrosa” porque hacía comida muy sabrosa o echaba maromas muy sabrosas, ¡una de las dos cosas!
En aquel tiempo me tocó ver algunas tiendas de chinos, pero desaparecieron. Aquí enfrente del Mercado Juárez había una; y por allá por la Tercera había un restaurant de chinos.
Al que conocí fue a don Lolo Mireles, el dueño de “El Puentecito”. Había chavalonas allí; llegaban a echar una bailadita los agricultores y a tomar. Era redonda la casa. Allí amarraban los caballos mientras se ponían a bailar y tomar. Me tocó llegar por el ’48 ó ‘49.
“El Resbalón” era cantina y también había morenas allí. Les decíamos “morenas” a las mujeres que les gustaba bailar y echarse una maroma de vez en cuando. Algunas dos veces estuve afuera, no entré. Ha de haber existido como en el ’54. Le pusieron así por la bajada que hay en la Plaza del Santuario.
Esa plaza la hizo el doctor Félix Chávez, costó mucho dinero.
“Los Pequeños” fueron más nuevos. Era como un sindicato. Lo rentaban pa bailes y todo eso. No sabemos el nombre por qué se lo pusieron así, ¡sería porque iban muchas que les gustaban los pequeños, atínele!
EL CAMPO MILITAR
El rancho “San José” está yendo a la Ciudad Militar; sube, y como a los dos kilómetros quedan dos ranchos que pegan con aquella. La zona militar tiene orita 20 hectáreas de riego y 25 donde están asentadas las casas de la Ciudad Militar.
Ese terreno lo consiguieron “Tonino” Monares Candia y Juan Bustillos Orona, mi papá. Estaba vacante con 500 hectáreas de monte, y entonces mi papá y “Tonino” realizaron una petición ante colonización, y se les dio una partecita a cada lote vecino.
Y le tocó al dueño de la “Girca”, que le consiguieran gratis las 25 hectáreas donde está enclavada la militar ahorita. Puro caliche es, pura roca, hasta le han sacado material.
ORO BLANCO
El algodón tuvo un auge cien por ciento recaudatorio desde 1934 hasta 1951. El quintal costaba 360 pesos. Con lo que quedaba de ganancia en un rancho se compraba otro rancho del mismo valor.
¡Lo que valía el algodón! Orita quedarían 100 mil pesos por hectárea si el algodón tuviera el precio de ese tiempo.
Actualmente el trigo es incosteable. Y el maíz. La nuez sí es costeable, hay años que se levantan 70 mil pesos por hectárea, como pueden levantar 30 o 40. El nogal ha sido buen negocio en Delicias.
Pero el oro blanco –así le decían al algodón- tomó otro término. Vino la viruela.
Se le pega a la hoja, que se engarruña, la viruela; y entonces el algodón se desfolia. Todo lo que tiene de carga: “bolita”, “papalote” o bellota chiquita, se va a pique.
Cuando se va a hacer una bellota nace un papalotito pequeño primero; va creciendo, creciendo, creciendo y luego se hace una flor que en la mañana es blanca y en la tarde colorada. ¡El mismo día cambia de color! Cuando la planta tira lo seco de la flor, abajo está la bellotita.
Un papalote se hace bolita a los 40 días; ahí ya es bellota grande. Los papalotes nacen en las orquetitas del algodón; puede tener un bracito cuatro bellotas.
Pero también le puede pegar el “picudo”. La picuda y el picudo engendran juntos, pican la bellota y le dejan un picudito adentro; cuando este nace, la bellota ya está podrida.
El picudo es el enemigo número uno del algodón.
Cuando un distrito se abre no hay plaga, no hay infección de hierba, no se echa fertilizante. Era nomás remangar. Y como llovía mucho pos ni regaban. En aquellos años, por el ’50, llovía mucho. La primera sequía que sufre Delicias es la de ’53-54. Lo que antes daba una hectárea ese año lo dieron siete hectáreas.
El precio del algodón es internacional y en aquel tiempo el desarrollo era otro, no había ropa de petróleo. Por eso el algodón tenía un precio fuera de lo normal.
¡Imagínese! Estaba el “Obrero” lleno, el “Algodonero”, el “Chihuahua”, todas las cantinas a reventar.
Decían –es una palabra chusca, pero la voy a decir- que amanecían los botes llenos, donde iban al servicio los clientes, de puros billetes de a peso y de a dos…
¡Se limpiaban con dinero!
Así me platicaba el cantinero del “Obrero”:
-¡No, Mario! Los botes llenos…
AVIONETAS Y PILOTOS
Cuando cayeron los precios del algodón ya fue incosteable su cultivo, los costos eran muy elevados. Se tenían que hacer quince aplicaciones de veneno con los primeros aviones que vinieron a este distrito.
Eran unos aviones que el piloto andaba adelante –ahora anda en medio. Allí se mató mi tocayo Mario Lara en un avión amarillo.
Y se mató otro aviador ahí enfrente de “Los Álamos”.
En aquellos tiempos no había precaución. Porque el avión tiene que ir muy abajo -no conviene que vayan muy arriba porque el veneno no hace el mismo efecto-, entonces se bajaban todo lo que podían.
El primer avión que yo vi, frente a la “Despepitadora del Desierto”, fue en 1950; allí vi el avión en el que se mató Lara unos días después. Era hermano de Alfredo Lara, un mecánico.
Luego del algodón vino lo de hacer dos cultivos. Se sembraba trigo, quedaba un dinerito, y luego se sembraban soya, sorgo, cacahuate o maíz.
Entonces ya Delicias agarró otro tipo de agricultura, con dos cultivos.
Pero vino después que se secaron las presas, y volvimos a un solo cultivo, como ahorita.
En aquel tiempo nos daba crédito el Banco Agrícola; así nos refaccionábamos. Era el gerente Sánchez Mejorada. Yo tenía en la casa una foto de las asambleas que hacíamos, pero ya no la he visto, creo que se perdió.
Más o menos en el ’48, compró mi papá un remolque que tenía las ruedas de hule –el express tenía ruedas de fierro. En eso íbamos por el mandado a la “Casa Portillo”, que entonces nomás tenía el frente fincado, atrás era lote baldío. Aquí parábamos nosotros el remolque pa comprar el mandado. Enfrente había una peluquería, era de don Víctor… no me acuerdo el nombre completo, era el peluquero.
¡Oiga usted, los tiempos le borran a uno la memoria!
IMÁGENES DE LAING
A Emiliano J. Laing no lo quería Foglio Miramontes, que era el gobernador cuando aquel fue presidente. Por esto.
Cuando don Emiliano cierra las cantinas el sábado en la mañana y en la noche, los cantineros se van a Chihuahua y hablan con Foglio:
-Oiga, señor gobernador, el señor Laing cerró las “canoas”.
-¡Ya…, pobres muchachitos!
Les dio un escrito. Llegan a Delicias y avisan en Presidencia que quieren hablar con Laing. Todos muy risueños, creían que este iba a respetar el escrito. Pero cuando se lo dan, lo agarra, lo rompe y lo tira. Les dice Laing:
-Díganle a don Foglio que él manda allá y yo mando acá. Así que ustedes ya saben, obedecen y no abren las cantinas los sábados en la mañana y la noche.
Tomó esa decisión pa que no gastaran los pobres el dinero en la vida alegre. Llegaban los rancheros y los trabajadores, se ponían alegres, y entonces la señora al otro día no tenía pal mandado.
¡El único que ha hecho eso! Orita pa que un Presidente cierre las cantinas en la mañana y la noche, no lo vamos a ver nunca, nunca, nunca. Ora no se puede, ¡quién va a poder con tanta Unión de cantineros!
Yendo al rancho con mi hermano en 1953, en una bicicleta –veníamos a Delicias-, se paró don Emiliano en su troquita “Ford” de redilitas; no de cajita, una fordcita ’51. Se paró para que pasáramos en la bicicleta y nosotros también nos paramos. Lo vi que se bajó a su granjita, con su vestimenta tipo militar –pero no era verde, era como amarillita- , con sus botas, delgadito y muy alto; él no era gordo.
Hablaba muy delgadito. Pero de que era valiente, lo era. Una vez aquí en la Tercera andaban a caballo don Emiliano y un general. Le dice el general:
-¡Pero qué vocecita tienes!
-¡Bájese pa darnos! –se agarró la escuadra Laing.
No se bajó el general…
¡Cuidado, era bravo! No era aprovechado, pero no era dejado.
Comentan que una vez, en el Cuauhtémoc, el comandante -era Ángel García- no pudo sacar a dos valientes. Y llegó don Emiliano. Nomás se paró y se hizo así, se fajó la pistola, y ai vienen solitos a entregarse a la “Julia”.
Había una “Julia” en aquellos tiempos. Unos de los policías más viejos eran “Torritos”, un alto güero, y “Camerino”, un chaparrito gordito.
La granja de Laing era la “Bellavista” que está aquí rumbo a la Glorieta Niños Héroes. Era la primera granja enseguida de donde venden chicharrones; aquí está Mauro vendiendo y enseguida estaba. Una granja como de una hectárea, chiquita; ora es del ingeniero Estrada.
1954: LA ASONADA
Yo tenía 14 años, fue el 15 de enero de 1954. Ese día hacía mucho calor. Andábamos barbechando con un tractor viejo “9 N”, el primer tractor Ford que hubo. Traía hasta tercera -después vino el “8 N”, que tenía hasta cuarta.
Entonces andábamos barbechando allá, con un arado que nos prestó Rogelio Mendoza (el papá del tránsito que es ahorita), cuando escuchamos que andaban diciendo:
-¡Mataron a Laing, mataron a Laing!
Pues fue una sorpresa.
Pero no supe más. Entonces estábamos muy tapados los rancheros, yo supe de oídas lo del asalto al cuartel.
Andaba muy boyante la noticia. Primero decían que fue Talavera, el que tenía un puesto en el mercado, el que lo había matado; o que había sido zutano. Pero nunca hablaban de que el papá de Parra había matado a Laing.
Amparo Parra era el chofer que traía la Fargo azul; y cuando se pararon enfrente del cuartel, mataron a Parra, Orozco, Carrillo y Gutiérrez –este muere abrazado de un poste frente a la “Myers”. Entonces de ahí, cuando salen corriendo todos los que iban a tomar el cuartel, unos arrancan rumbo a la compresora, y es cuando se topan con Laing y su escolta. Ya les dicen que mataron a Amparo, y es cuando dicen que le suelta el balazo el papá, Javier Parra, mientras Laing abría la puerta de la camioneta para subirse.
El señor Gandarilla, que fue de los que corrieron a esconderse a Rosales, nos lo ha contado una y mil veces. También las escoltas de Laing lo contaron así –aunque no sé los nombres de las escoltas, para qué le voy a decir.
Con el tiempo se analizaron las cosas y se cayó en que fue el papá de Amparo Parra. Nunca lo juzgaron por matarlo… ¡me imagino que le habrían dado un premio!
Lo más triste que recordamos –que me han platicado, yo no lo vi- fue cuando mataron a don Emiliano y a todos los demás. A las once estaban tirados afuera de la cárcel como cualquier animal. Entonces el gobernador da instrucciones de que a Laing lo tiren en la troca de la basura.
Pero estaba don Nicolás Terrazas Payán ahí, y dijo:
-Yo me lo llevo en mi troca.
Y se lo llevó en su troca, y no en la troca de la basura. Pero las órdenes eran tirarlo en la de basura.
¡Orita ya no! Por grave que sea el delito, se respeta después de muerto. Entonces no había la democracia de ahora; era muy difícil alternar con un funcionario de alto nivel como ahora.
LOS HOTELES
Oíamos decir que el Hotel del Norte y el Hotel del Norte.
En aquel tiempo allí llegaban los artistas.
Llegó “Piporro”. Mi señora tenía un puestecito cerca y allí fue a echarse una soda.
No había otro lugar para divertirse. Posteriormente hacen el hotel de Reyes Baeza, el abuelito del gobernador y papá de Fernando. Ha de haber sido en 1960, o antes.
Y luego ya después nace otro hotel, “El Dorado”.
Y nace más adelante el “Casa Grande”.
Hicieron también otros hotelitos, verdad, pero no están a la altura de estos.
POLÍTICOS DELICIENSES
De los presidentes de Delicias me tocó conocer a don Pantaleón Meléndez.
Era compadre de Lázaro Cárdenas. Un hombre güero, gordito. Papá de “Fito” Meléndez.
Se vino de Michoacán don Pantaleón y pues aquí llegó a ser Presidente. Vivía frente a la Plaza de Lilas, por la Mutualista. Todavía existe la casa, es la que está enfrente de “El Barzón”.
Lo vi en la calle nomás, una o dos veces, no lo traté personalmente.
El primer Presidente de Delicias con el que platiqué fue Fernando T. García.
Y conocí a don Agustín Quiñones, cómo no. Era un hombre muy buenazo, gordito, blanco. Aquí lo vi algunas veces en su granja, sentado afuera.
Un día, en 1954, le habla el gobernador Soto Máynez:
-Oye, Agustín, tengo noticias que tú fuiste nombrado Presidente -porque eran cuatro regidores los que había.
-¡Pos aquí estamos! Nadie le quiso entrar pero yo le entré, aquí estoy y le vamos a seguir.
Cuando se lanza pa Presidente, en 1966, el PRI escoge dos, a don Rogelio Mendoza y él. Mendoza era el presidente del PRI aquí en Delicias, y dijo:
-Bueno, pos nos la jugamos Agustín y yo. ¡Y que el pueblo escoja!
Don Agustín era más populacho; hablando en carisma, era muy popular. A toda la gente atendía, por humilde que fuera, aquí en la Presidencia; y así se fue ganando el cariño de toda la gente humilde y la que no era humilde. Lo derrotó fácil, lo noqueó en el primer round don Agustín a Mendoza. Fue el primer Presidente que primero jugó contra otro en el partido del PRI.
Ya al que tratamos más fue al licenciado Fernando Baeza.
Antes sí iba a misa. Mi papá nos apretaba las tuercas y nos llevaba a Fátima, éramos muy obedientes. Me tocó que llevaba don Juan Baeza a sus hijos a esa iglesia. Don Juan era hermano de “Lencho”, Reyes y Francisco -este, papá del ex gobernador; me tocó conocerlos en la iglesia a esa familia.
De la familia Dittrich, yo conocí al papá de Roberto y Adolfo. Era locutor de la JK junto con el aviador Sotelo; conducía el programa de los aficionados.
Desde el doctor Chávez para acá fue cuando se me prendió el foco, y ya hablé con todos los presidentes de Delicias. Bueno, di inicio como cantante de Raúl Félix Chávez. Anduve con el doctor, cantando en las colonias rurales.
De Juan Arguijo sé muy poco la verdad. Antes estábamos muy apartados de las noticias. Pero según fue el primer líder sindical de Delicias, así lo ha comentado “Chuy” López Muñoz. Pero yo no lo conocía, pa que voy a echar mentiras.
En aquel tiempo no había ni camión pa venir a Delicias. Se venía en los remolques y los expresos de mulas. El camión ya entra posteriormente, del ’60 en delante.
MICAELA RAMÍREZ
Yo era cantante ¡y no me quería casar!
Pero al fin me casé, en 1977, con mi esposa Micaela Ramírez.
Tuvimos cinco hijos.
María de Jesús se llama como una de mis hermanas y está casada con uno de aquí de Delicias, “Rony”. Claudia tuvo un hijo, mi nieto René Fierro. Dora Higinia está estudiando la carrera de ingeniero industrial.
Juan Mario, el menor, estudia contabilidad y nos ha dado dos nietos, uno con Ana y otro con una muchacha de apellido Mendoza, nativa de Cuauhtémoc.
Jorge, el mayor, sigue soltero a sus 32 años.
SOÑARSE CANTANTE
Oiga, a mí nunca me gustó perder.
Entonces nos fuimos a probar fortuna. Aquí probé como aficionado en Delicias, y no gané. Canté en la JK y la BN, en programas de mi época donde cantaron el profe Trejo, Héctor Romero, Rafael Caballero, “Chole” Rodríguez, Guillermina Quesada y Leticia Guerrero.
Anteriormente había cantado “Libradita” Muñoz, la primera cantante que dio Delicias.
En Chihuahua canté por paga en el programa “Canten mariachis”, que era de doce y media a una; cantaba dos canciones en cada programa.
Yo me iba a hacer artista, la vida me puso en ese camino. Me arrastró otro muchacho, Ramón Martínez, y me fui. Yo llegaba con los músicos y les decía:
-Vamos a aventarnos una canción.
-¿En qué tono?
-Uh, yo no sé que aiga tonos, ¡vámonos así! –y me arrancaba.
Entonces estaba en el rancho de los Durón, y como allí me aplaudieron, pos ya me vine a las ferias sintiéndome artista.
El rancho de los Durón era de Lázaro, Chon, Goyo y don Bernardino.
Cuando me dio la oportunidad Carlos Muñoz Leyva, en mayo de 1959 nací artísticamente con las canciones “Sube y baja”, “Bala perdida” y “Sonaron cuatro balazos”. Ese mismo año, ya medio alborotado, vine a cantar en la Feria del Algodón que estaba por el Gimnasio, pero me enfermé.
En esa época compuse mi primera canción, ”Tus ojos me denuncian”, inspirada en las mujeres que dicen “tanto tienes tanto vales”.
En 1976 la XEFI, “Radio Mexicana”, estaba por donde está la calle Libertad, allá en la ciudad de Chihuahua. Pues hasta allá fui a ver a Agustín Caldera Martínez, a pedirle que me diera chance de cantar en su programa tan escuchado en todo el estado.
Él me contestó que ya estaban programadas todas las canciones, y que además ni me conocía. Al notar mi insistencia, me pidió que viera a Andrea Salas, a ver si autorizaba que yo cantara una de las dos canciones de ella. Y sí quiso. Ya me acerqué al mariachi “Álamos”, de Ramón Álvarez Herrera, y me aventé “Me importa poco”.
Ahí fue la primera vez que canté en la radio.
Luego pasamos al programa de aficionados de Canal 4, allá por la calle Once. El que inscribía era el locutor Luis Pérez Beltrán, uno que había estado aquí en la XEBN. Allí canté por primera vez en televisión, la de “Ojitos verdes”. ¡No, si yo cantaba mejor que Vicente Fernández en ese tiempo, creo yo! Por cierto me tocó un sayo muy duro, una muchacha me acuerdo. Pero gané yo. Como a los ocho meses me mandaron hablar:
-Preséntese porque usted es semifinalista.
Llegamos con las pilas nuevas, cantando “El corrido de Chihuahua” reformado. Le metimos dos versos: “Las mujeres de Chihuahua, esas sí saben amar; cuando entregan su cariño, siempre se van al altar”; y, “Para valientes, Chihuahua, y no lo deben dudar; y si lo toman a chanza, nomás vénganse a pasear”.
De allí pasamos al Canal 2. Participé cantando y narrando, ¡al estilo López Tarso!
ANECDOTARIO
Mi mamá fue candidata a la “Medalla al Mérito Ciudadano”, la propuse yo.
Pero nunca la quisieron aceptar. Me imagino que porque era del área rural.
Me dijeron que no tenía méritos mi mamá, que sólo tienen méritos los empresarios, dizque porque estos contratan a mucha gente, quién sabe.
*Los primeros canaleros eran: Toño Pérez, José Monares, José Rivera, don Cruz Calva y Jesús Muñoz.
*El primero que entierran en el panteón municipal es Orozco, dueño del rancho “El Consuelo”; cuenta la historia, yo no lo vi. Ese rancho fue después de Félix Delgado; queda como a unos ocho kilómetros de Delicias, por toda la Carmen Serdán. Cuentan que venía ese día como a la una de la tarde en su troca, y se paró al entrar a Delicias; sacó un bote de gasolina de tres litros y se lo dio al mecánico. Pero cuando respiró el carburador se prendió el bote, y el mecánico se lo aventó a Orozco. Se prendió y así se murió.
Era el papá de Adela Orozco, que fue candidata a reina de la feria. El otro día estuve platicando con una nieta de Adela y Orozco que es secretaria de Mario Tarango.
*La policía traiba una “Julia” azul; a uno lo echaban adentro e iban dos policías afuera, cuidando que no fuera el detenido a abrir la puerta.
En el ’45 vivíamos en la esquina frente al Hospital Regional. Allí vi pasar una vez a los policías llevando a un borrachito con todo y su caballo con rumbo a la cárcel, que estaba por la Plaza de la Madre, por ahí mismo era la Presidencia.
*La “Pipitoria” andaba sola. Y andaban otras dos pordioseras con una cadena -la mamá y la hija-, para no perderse. La hija era gordita, como de 20 años.
El “Sanforizado” era artista, cantante.
-Olerí lerí, olerí -cantaba siempre esto de la “Coronela”.
El se apellidaba Valdés. Vivía subiendo la Plaza Carranza, como a unos cien metros. Le daban ataques, caía redondo. ¡Pero sí era muy bueno pa cantar y pa pelear! Dicen que en una ocasión estaba “Cuco” Meléndez, aquí en el “Obrero”, y le buscó al “Sanforizado”. ¡Este le tumbó de una patada la pistola antes de salir corriendo!
Dicen que fueron novios la “Pipitoria” y el “Sanforizado”.
Cuando yo empezaba a hacer pininos me tocó cantar en el mismo programa que él, en las ferias.
*La Feria de la Uva se hacía enfrente del Mutualista. En una ocasión vinieron “Los Cometas Norteños”, de la FI de Chihuahua.
-SEGUNDA PARTE-
CANCIONERO
Corrido de Emiliano J. Laing
Vuelen vuelen pajarillos
Y no dejen de volar,
Porque han matado en Delicias
A Emiliano J. Laing.
Protector fue de los pobres,
Nadie lo podrá negar:
¡Nos cerraba las cantinas
Por orden municipal!
Se lanzó contra el Gobierno
En busca de Libertad,
Para proteger al pobre
De tanta desigualdad.
¡Preparen muy bien sus armas
Porque vamos a pelear!
El traidor de su partido
Todo lo vino a entregar.
Porque el destino lo quiso
Nadie lo podrá negar:
Que un día 15 de enero
Su vida se iba a acabar.
Ya me voy, ya me despido
No se les vaya a olvidar:
Mataron a un gallo giro
Cuando él mismo fue a pelear.
Tus ojos me denuncian
(Bolero ranchero)
Tus ojos me denuncian
Lo mucho que te quiero
Tus ojos me denuncian
Que es un amor sincero
A mí me da vergüenza
Que sepan lo que siento
Porque eres vanidosa
De la alta sociedad
El Dinero de Los Pobres
(Norteña)
El dinero de los pobres nada vale
Ante la falsa vanidad de la mujer
Si uno es pobre lo desprecian en la vida
Si uno es pobre ya se rien de tu querer
Tú te fuiste con el rico porque tiene
Porque tiene mucha lana de a montón
Espero que con el tiempo tú me pagues
Las heridas que hiciste en mi corazón
Ahora vienes derrotada de la vida
A ofrecerme el amor que un rico dejó
Aunque pobre y más pobre en esta vida
No recojo el amor que otro aventó.
Puertas de mi Cantina
(Norteña)
Puertas de mi Cantina
Ábranse de par en par,
Pa que todos mis amigos
Vengan conmigo a tomar,
Y me acompañen mis penas,
No me vaya yo a matar.
Dicen que soy un cobarde,
Que no me puedo aguantar,
Pero el amor que te tengo
A veces me hace llorar.
Cuando me acuerdo de ella
A mí me da por tomar.
Cantinero, más tequila,
Mis penas quiero olvidar,
Con cada copa que tomó
Me olvido de recordar.
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