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Una amnesia estratégica (III Parte)…por Luis Villegas

En cuanto a la falta de consensos en el Congreso, lo cierto es que a diferencia de lo que sostiene el esternocleidomastoideo, los altos índices de votación de 1994 no se debieron a la aceptación de su Gobierno, sino muy por el contrario al llamado “voto del miedo”: “El salinato había terminado en una profunda crisis marcada por la aparición del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) y los asesinatos del candidato presidencial priísta Luis Donaldo Colosio y de su correligionario José Francisco Ruiz Massieu. El ‘voto del miedo’ fue la frase recurrente que utilizaron analistas para explicar el ambiente en que se generó aquella elección presidencial […] y dio el triunfo al tricolor”.[1] Es más, como resultado de las elecciones intermedias de ese sexenio 1994-2000, por primera vez ocurrió que el partido político en el Poder Ejecutivo federal perdiera la mayoría del Legislativo (“gobierno dividido”), en un proceso que Lujambio llamó (2003:22): “la redefinición del peso parlamentario del partido del presidente[2] y, por ende, éste dejó de controlar políticamente al Congreso.

Por lo que hace al asunto de la “economía informal”, se vuelve a mentir de forma descarada pues la economía informal ha sido un sector de la economía nacional muy importante desde hace décadas,[3] ya en 1960, la población económicamente activa no cubierta por el IMSS era ¡el 87.5%! Y de ésta, en el sector informal estaba el 41.1%; en 1970, la población económicamente activa no cubierta por el IMSS era del orden del 72.4% y en el sector informal estaba el 43.1%; y para 1980, la población económicamente activa no cubierta por el IMSS era el 59.5% y de de éstos, en el sector informal estaba el 40.4%: “La economía informal  no es un fenómeno nuevo, sino que ha sido una constante en la economía mexicana”.[4] Y los antecedentes son conformes con esta afirmación; pues en “el periodo 1982-1988 el crecimiento del PIB fue de 0. El desempleo se multiplicó, tanto por los despidos como por la falta de nuevas empresas o industrias; también se incrementó por el crecimiento natural, explosivo, de la población que llegaba a los 18 años, la edad legal y plena, para poder contratarse libremente en el mercado de trabajo. A partir de este sexenio el desempleo se convirtió en un problema gigante. Las cifras sobre el desempleo total y la economía informal crecieron rápidamente. El modelo liberal de la economía, planteado por Milton y Rose Friedman, se continuó aplicando en los dos gobiernos siguientes, el de Carlos Salinas (1988-1994) y el de Ernesto Zedillo (1994-2000)”.[5] En este tenor: “Las políticas económicas neoliberales de De la Madrid, Salinas y Zedillo lanzaron a miles de personas a la informalidad. No obstante, las agudas crisis de balanza de pagos de 1982 y 1994, hicieron que la economía informal emergiera con mayor fuerza”.[6]

En síntesis: “A veinte años de la aplicación del modelo neoliberal, la economía mexicana se encuentra sumergida en una crisis de larga duración, caracterizada por un reducido crecimiento del PIB”.[7]

Para las Naciones Unidas, en materia de desarrollo sustentable, toda la década de los 80’s fue una “década perdida”:[8]Los 10 años transcurridos entre la conferencia de Río de Janeiro y la de Johannesburgo podrían bien considerarse para América Latina como una nueva década perdida, denominación que recibieron los años 80 en que, según diversos expertos, la región perdió el tren del desarrollo”.[9] Por otro lado, tenemos que el porcentaje del presupuesto federal destinado al ramo ambiental refleja bien el compromiso de cada Administración: en 1990 (gobierno Salinista), el porcentaje del PIB que se invertía era de 0.035%, en tanto que para 1996 (época zedillista) fue de 0.887%.[10] Un incremento superior al 2 mil por ciento. Así las cosas, su memoria lo vuelve a traicionar en éste como en todos los demás rubros.

En cuanto a la crisis de la educación tecnológica y la competitividad, lo cierto es que el total de patentes otorgadas a titulares mexicanos por área tecnológica de 1993 a 2003, en las siguientes áreas: Artículos de uso y consumo; técnicas industriales diversas; química y metalurgia; textil y papel; construcciones fijas; mecánica-iluminación-calefacción-armamento-voladuras; física y electricidad, es el siguiente:[11]

1993

1994

1995

1996

1997

1998

1999

2000

2001

2002

2003

343

288

148

116

112

141

120

118

118

139

121

Como se ve, ciertamente la tendencia ha sido a la baja. Tendencia, no obstante, que no se ha visto alterada en los últimos 25 años. Es obvio que el esternocleidomastoideo es un mitómano; de hecho, sobre la base de su V Informe de Gobierno, se aprecia que el Subsidio Federal Ordinario para la Educación Superior, expresado en Millones de nuevos pesos constantes, fue el siguiente:[12]

Año:

Normales:

Institutos Tecnológicos:

Universidades:

Construcciones:

Total:

%PIB:

1980

3.10

7.00

16.40

3.70

30.20

0.68

1982

2.62

11.29

18.91

2.87

35.69

0.74

1985

1.98

6.45

14.21

1.15

23.79

0.48

1988

2.23

6.34

15.59

0.78

24.94

0.51

1989

1.71

5.68

12.46

0.62

20.47

0.41

1990

1.98

5.94

13.34

0.80

22.06

0.44

1991

2.08

6.84

15.68

0.77

25.37

0.48

1992

2.14

7.20

17.42

1.26

28.02

0.52

Nunca se apoyó menos a la educación superior, como en su Administración.

Igual ocurre si se alude a la recuperación de los salarios y el ingreso. Primeramente, tenemos que sobre el alza de precios, el propio Salinas expresamente admite que de un 5% anual en 1970, se incrementó a 180% para 1982;[13] es decir, la inflación fue un fenómeno connatural a los gobiernos anteriores al suyo. En este sentido, entre los indicadores de mayor importancia están los salarios, cuya evolución (se trata del salario mínimo) en la década de 1980 a 1990, es la siguiente:

Remuneraciones por día en pesos reales (pesos de 1980):[14]

Remuneraciones

1980:

1985:

1990:

Salario mínimo general (al 31 de dic. de cada año):

140.70

91.86

63.81

Salario contractual promedio en ramas de jurisdicción federal:

179.10

140.29

122.71

Salario promedio en la industria maquiladora:

161.10

122.86

N.D.

De todo lo anterior se aprecia, sin lugar a dudas, que no existió una recuperación del poder adquisitivo de los mexicanos ni antes, ni durante, ni inmediatamente después de concluido el periodo del Innombrable. Ésta es otra falacia. El deterioro de los salarios es muy anterior al año 2000 y ocurre, con un impacto significativo, antes de la catástrofe de 1994. De hecho: “Los propulsores del modelo supusieron en su momento que un bajo costo laboral induciría un crecimiento de la productividad, esta premisa no considera que la productividad está directamente relacionada con los incentivos que reciben los trabajadores, y menores salarios no logran este incentivo. Lo anterior se puede constatar al comparar la productividad entre Corea y México, observándose que en tanto el primero incentivó mayores salarios induciendo una mayor productividad, México, que sacrificó los salarios, tuvo una marcha más lenta en la productividad.[15]

Otra vez, para variar, el Innombrable miente.

Continuará…  Luis Villegas Montes. luvimo6608@gmail.com


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