Alejandro (La oración se secó en mi boca)…por Rafael Velázquez Ramírez
ALEJANDRO
(La oración se secó en mi boca…)
RAFAEL VELAZQUEZ RAMIREZ
(ONASSIS)
Inquieto, como todos los niños sanos, al poco tiempo de concluir sus estudios de primaria, aceptó irse al “chuco”, es decir optó por viajar a los Estados Unidos a trabajar ante la imposibilidad, por cuestiones económicas, de continuar sus estudios en esta ciudad… El tiempo pasó y un día la añoranza, la nostalgia, el amor a su patria y la migra lo hicieron retornar a la tierra de sus antepasados… Cuando regresó ya era un joven de 25 años, lleno de ilusiones, sueños, planes y proyectos para progresar junto con su familia… Lo primero que pensó fue incorporarse a la academia de policía, pero al carecer de estudios fue rechazado. Sin darse por vencido se inscribió en el CEDEX (Centro de Estudios Extraescolares) para hacer su secundaria. Ahí fue donde lo conocí, ya que un servidor le impartió la clase de Español.
Alejandro se desenvolvió con viveza y pulcritud en la secundaria nocturna obteniendo siempre muy buenas calificaciones, sobre todo en Inglés, ya que la oportunidad que se le presentó en Estados Unidos de manejar ese idioma le sirvió de mucho…Se vestía y caminaba de una manera muy peculiar: Saco, camisa blanca, pantalones bien planchados y zapatos de vestir perfectamente boleados, corte de pelo discreto y, de vez en cuando, usaba un “tandito” (sombrero de vestir), eso, aunado a su elevada estatura, lo hacían ver muy elegante… Su insistencia en saber más por medio de preguntas cada vez más acuciosas, siempre llamó mi atención… Cuando supo que vivíamos por el mismo rumbo, todos los días me esperaba para irnos juntos al barrio. En el camino no paraba de preguntar y preguntar, se le notaba el hambre de saber. Un día me preguntó: “Oiga master ¿qué es nini?”. “¿Dónde oíste eso?” –fue mi respuesta. “Lo leí en el periódico. Pero ha de ser algo que todo el mundo sabe porque por más que le busqué no encontré que quería decir. Sé que preocupan al gobierno y afectan a la sociedad. ¿Son como los emos, los cholos o los darketos, master?” “No –le respondí-. Los ninis son personas que NI estudian NI trabajan y que en efecto se han convertido en una carga para la sociedad por lo mismo que consumen y no producen”… Alejandro se detuvo mirando el San José de La Prieta y con una voz extrañamente ronca dijo: “Master, yo no quiero ser nini. Yo quiero ser oficial de policía” “Pues a estudiar y a sacarse excelentes calificaciones para que nadie te haga el feo” le dije sacándolo de su ensimismamiento…
Alejandro trabajaba en las mañanas en un taller de motores, por las tardes se aventaba sus “liebritas” (trabajos en construcción, pintura, jardinería, etc) y por la noche asistía puntualmente al CEDEX. Es más, en la escuela le pusieron “El Frijol”, porque “nunca faltaba”.
En la graduación de su generación tuvo la gran responsabilidad y el enorme orgullo de ser él quien dirigió las palabras de despedida a nombre de sus compañeros.
Hace unos días recibí una llamada de esas que uno nunca quisiera recibir. Me habló mi excelente amigo Felipe para darme la noticia de que: “Oiga profe, ¿ya supo?. Mataron a su alumno”… Algo dentro de mí, se quebró para siempre…Las fuerzas contra el crimen, en un reten, convirtieron los sueños de Alejandro en un “daño colateral”, al confundirlo a él y a sus acompañantes con personas vinculadas al crimen organizado… Sus ilusiones se hicieron polvo, con la pólvora que lucha contra la violencia; sus añoranzas se concretaron con el duro plomo nacional que protege a los mexicanos de los criminales; sus deseos fueron callados cuando le llenaron de tierra la boca, al enterrarlo tratando de ocultar la estupidez cometida…
¡¿Qué culpa tienen los jóvenes de que en México haya gente que solo piensa en matar?!… ¡¡¡Ellos que saben de “guerras”, ellos quieren estudiar y trabajar!!! Y, nosotros, en vez de ayudar, tenemos un miedo que aterra…
Estamos obligados, con el alma ensangrentada, a detener esta infame “guerra”, generada por un “gobierno” que suma restando. Y que está rompiendo, tronchando y desgraciando las ilusiones y los sueños de miles de Alejandros por todo el país… En serio, no puedo concebir que todavía existan seres pensantes que justifiquen esta desolación. Y menos aún, que la politicen. La vida de los seres humanos no pinta de ningún color partidista. Lo único que pinta es la sangre inocente que clama justicia a los ojos de Dios y a las leyes humanas. Es tiempo ya de por un hasta aquí: ¡BASTA YA!… ¡NO MAS SANGRE!… ¡¡¡ESTAMOS HASTA LA MADRE!!!
PD. Un gran agradecimiento y un enorme reconocimiento a el compañero, amigo y hermano Ingeniero David (El Gato) Villalobos, por su genuino interés de servir… ¡Muchas gracias!.
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