Se trata de una clasificación que muy constantemente se usa para señalar, condenar, sobre todo para marginar. La clase política es vista como ese sector privilegiado, corrupto y corruptor, la causa de todos los males que México padece.
Y efectivamente, hay razones de peso para elevar el dedo señalando errores y omisiones; sin embargo, para señalar con índice de fuego es indispensable recurrir al análisis implacable de antecedentes, causas y causantes, porque no todos los que pertenecen a la “clase política” merecen ser medidos con la misma vara.
La oportunidad de contrastar se ha dado por casualidad, pero merece escudriñar su causalidad: el pasado 21 de junio, y casi de manera simultánea, los medios de comunicación daban a conocer las declaraciones de dos diputados: por un lado, René Franco, diputado local y presidente de la mesa directiva en el Congreso de Chihuahua, y por otro lado, Javier Corral, diputado federal por el Estado de Chihuahua y presidente de la Comisión de Gobernación de la Cámara de Diputados del Congreso de la Unión.
Ambos fueron electos mediante –y de acuerdo– a los mecanismos que la normatividad en materia electoral señala, René Franco por el PRI y Javier Corral por el PAN. Hasta ahí, no existe diferencia entre los dos representantes populares.
La gran diferencia que puede haber entre unos diputados y otros, se da precisamente en la manera en que representan a los ciudadanos.
Ese día -21 de junio–, en el Congreso de Chihuahua, se daba a conocer la creación de la Ley de Participación Ciudadana; en donde ante el cuestionamiento por no haber incluido la opinión de la Sociedad Civil para su elaboración, el Presidente de la Mesa Directiva –René Franco– señaló que era un proceso muy complicado como para llevarlo a cabo.
René Franco, indicó que cada una de las comisiones “tiene su procedimiento para realizar consultas y tocar a las bases, pero luego resulta que algún ciudadano considera que de manera particular no se le preguntó…A veces es complicado preguntarles a todos los ciudadanos –dijo–”.
El Diputado Franco, –haciendo honor a su apellido– también señaló que “existen organizaciones que dicen representar a los ciudadanos, pero los que representan a los ciudadanos son los diputados, para eso fueron a las urnas y pidieron el voto, porque a veces las organizaciones se equivocan y dicen tener la voz de la sociedad, pero con el debido respeto la voz de los ciudadanos la traen los diputados”.
Por su parte, –en la Cd. de México—el Diputado Javier Corral daba la bienvenida a las propuestas de los participantes en el Foro “Democracia, Seguridad Nacional y Derechos Humanos”, evento que forma parte de una serie consultas ciudadanas para la elaboración de la minuta de la Ley de Seguridad Nacional.
Ahí, el también presidente de la Comisión de Gobernación, señaló que el objetivo de las acciones de consulta ciudadana es “que todos los actores involucrados den sus opiniones de manera franca y libre, pues queremos que contribuyan con la elaboración del dictamen de las reformas a la Ley de Seguridad Nacional.”
El legislador chihuahuense, también dijo que la apuesta –a la consulta ciudadana– es transparentar toda la información, abrir el proceso a los ciudadanos, abrir la discusión a todas las voces y allegarse de las opiniones más informadas.
Con lo anterior, y dejando a un lado los partidos políticos de los que emanen –y que de acuerdo a la legislación electoral es la única manera de elegirlos–, queda claro pues, que en el caso de los representantes populares puede haber grandes diferencias en la manera de hacer las cosas.
No basta con haber sido elegido, es necesario ser representante en verdad, y mientras que la democracia sea solamente representativa y no participativa, no será posible legislar por y para el bien de los ciudadanos.
Es importante pues, tomar en cuenta la manera en que se hacen las leyes en nuestro país y en nuestros estados, porque de ello depende –en gran parte– nuestro bienestar como ciudadanos.
Efectivamente, hay diferencias en la clase política, se derivan de la conciencia del servidor público para representar a cabalidad a los ciudadanos, y también de su experiencia en el ejercicio de sus funciones, tal y como lo consideró el historiador griego, Tucídides: “entre hombre y hombre no hay gran diferencia. La superioridad consiste en aprovechar las lecciones de la experiencia”.
Aída María Holguín Baeza Correo: laecita@gmail.com
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