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Parral…380…por Rafael Velázquez Ramírez

PARRAL… 380

(Eterna Capital Mundial)

I

LA EXPEDICION

RAFAEL VELAZQUEZ RAMIREZ

(ONASSIS)

Hace un poco más de trescientos ochenta años, en el muy noble y leal mineral de La Santa Bárbara (Tierra bendita), se vivía una situación insostenible. Por un lado las minas producían metales  preciosos a raudales y por el otro, la población estaba aullando de hambre. Esta aparente paradoja se puede explicar tomando en cuenta la natural idiosincrasia de la población española y la tozudez cerril de los nativos. Por parte de los iberos, privaba la tendencia a renunciar a cualquier tipo de actividad que implicara tener que sudar mediante alguna acción física, su hubieran vivido en estos tiempos seguramente laborarían en alguna dependencia del gobierno federal. Aunándole a ello, la situación de que realmente se creían dueños de todo lugar donde posaran la vista y al grito de “¡Un dos tres por mí y por todos mis amigos!” apropiarse de las tierras en nombre de España y su graciosa majestad el Rey. En suma: hacia el interior de la población española de la Santa Bárbara Bendita era una de producto de gallina y altanería feroz y recalcitrante… Por el lado de los naturales regía el normal y ancestral instinto de la sabía voz aquella que proclama: “No hagas nada y luego… descansa”Nuestra noble y altiva raza de bronce ejercía (y ejerce) con singular denuedo, lozanía y constancia, esta hermosa filosofía heredada por los siglos de los siglos, amén…

Así que absolutamente nadie quería agarrar el arado y ponerse a hacer producir la tierra, los españoles por aguacatones y altaneros y los indios por filósofos… Y también por aguacatones

Estas eran las causas: Flojera, altanería, dejadez y acedía. Sabroso coctel  como para agusanarse en el camastro de los sudaderos, permitiendo que los humores corporales fluyan libres y apestosos… Las consecuencias fueron las enfermedades y la hambruna que tenían ladrando a la población… Porque sí, mucho oro y mucha plata pero de pan y tortillas cero…

Ante esta espantosa situación y abonándole el hecho de que el canibalismo ya se estaba empezando a manifestar, debido a que los perros callejeros  primero, las aves de corral y los caballos después y finalmente los niños de tercer año de primaria empezaron a desaparecer, los pobladores decidieron enviar una expedición  para encontrar terrenos ad hoc para la labranza, que no estuvieran contaminados con arsénico y “jales” producto del beneficio de los minerales.

Como no era cosa, ni momento, de ponerse a alegar (porque esto urgía), para pronto se unificaron los criterios y, cual PRI municipal, eligieron por unanimidad quien iba a dirigir la expedición… Como ya sabrán el inteligente lector y la bella e histórica lectorcita, la responsabilidad recayó sobre quien ostentaba la autoridad en el mineral santabarbarino: El muy Noble y Leal Alférez Real Don Juan Rangel de Biesma

Gallardo mancebo barbirrizado; elevada estatura y esforzado brazo, amanuense sin par de las cofradías, verbo limpio y bienqueriente. Amo del pool, el tute y el rebote, las greñas, las cuicas y hasta el yoyo Las faldas se sonrojaban a su paso y los maridos dardos lanzábanle con las pupilas, ante la impotencia de darle una cornada… Gozoso en el azar, el vino y la mujer, todavía,  aparte de su cuna regia, podía presumir de ser el mandamás de  la población de todas las Santas Bárbaras… Sin embargo, esta situación subyacente (me refiero al pisto, el juego y las viejas), le tenían el ánima echa girones razón por la cual él de Biesma  quería era largarse de la santa Bárbara lo más pronto posible y a como diera lugar. El haber sido electo para encabezar la expedición le abrió el cielo y le dio un respiro pues ya estaba hasta el gorro de su legítima mujer… Y de las ilegitimas…

El altivo Alférez Real, Don Juan Rangel de Biesma, ordenó imprimir y fijar en todos los postes de población carteles con el reclamo para integrar la población. Así mismo dio, como mandato, la exigencia de que se perifoneara por todo los lugares aledaños, sobre todo en el barrio del Nogal y el Prado, la proclama  de la unción a la cordada que significaría la expedición. Si no puso anuncios  en la radio, fue nomás porque todavía el señor Marconi no la había inventado, los avisos especiales con Rafael Velázquez Soto en la XEGD vendrían más tarde…

Como era harto común, tanto en aquellos como en estos entonces, los primeros que se apuntaron para la aventura fueron quienes tenían cola que les pisaran, sobre todo entratándose de doncellas y  lo relacionado con los fundos, las denuncias de minas y los beneficios del metal, Como dirían los argentinos: “Se la pasaban de una mina* a otra mina”

Entre los apuntados destacaban de manera sobresaliente Don Diego Galeano, Don Luis de Alcántara Y Don Cristóbal de Olid. Y destacan porque juraron y perjuraron (aunque nadie les creyó), que se unían a la expedición con el más puro fin de encontrar nuevos placeres y ver la forma de integrar un equipo agrícola en coordinación con Chihuahua Vive.

PD. Sigue: “El Descubrimiento”


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