¿Estuvo siempre sola la Luna?
Recientemente la ciencia ha comenzado a manejar una interesante hipótesis sobre nuestro planeta: es posible que la Tierra alguna vez haya tenido dos satélites orbitándola. Se cree que el origen de la Luna se debió al choque con nuestro planeta de un cuerpo de tamaño semejante a Marte durante el surgimiento del Sistema Solar. Los fragmentos de esta colisión se unieron para formar ese astro tan familiar. Según los expertos, pudo haberse formado otro cuerpo más pequeño.
Dicho objeto se habría establecido en un punto gravitacional estable entre la Tierra y la Luna, desde el cual impactó la cara oculta de su hermana, empujado por la gravedad solar, provocando cambios en su superficie, lo que explica las actuales diferencias entre los dos lados de la luna: la parte visible es plana y la otra tiene cráteres y elevaciones.
La corteza de la cara oculta es mucho más gruesa y es rica en minerales como el potasio, el fósforo y elementos raros. Estos compuestos se concentran en los remanentes de magma que se cristalizaron cuando la luna se enfrió. Precisamente este aspecto es el que sugiere que algún evento deformó la superficie. Las colisiones por definición suceden de un solo lado, y a menos que los objetos se derritan del todo, que no es el caso, provocan asimetrías.
Todo parece indicar que la formación de cráteres no fue la típica. Lo usual cuando se dispara algún objeto contra cualquier superficie es que el cráter sea mayor que su impactador. En este caso, el cráter parece ser una quinta parte del cuerpo estrellado.
Lo que debió suceder en un primer momento es que el pequeño satélite se convirtiera en una capa delgada pegada a la superficie de la Luna, empujando a sus compuestos aún líquidos hacia el otro lado del astro. Resultado: dos lados distintos y soledad absoluta para nuestra Luna en el silencio infinito del espacio estelar.
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