Triunfa mexicano en el Cirque du Soleil
Considerado como uno de los mejores malabaristas del mundo, Octavio Félix AlegrÃa RamÃrez es el hijo menor de la cuarta generación de la famosa familia mexicana de artistas AlegrÃa. Dos hermanas y seis hermanos, el lleva la tradición de la familia aun mas allá.
Ya desde su niñez solÃa ver a su hermano mayor, Arturo, mientras hacÃa malabares. Fascinado por las habilidades de su hermano trato de hacer malabares él mismo. Su talento, la ambición y mucha paciencia para formarse fue lo que lo impresiono a su familia.
Octavio en lugar de utilizar pequeñas bolas para sus juegos malabares, los realizaba con balones de futbol, no utilizaba mazas clásicas sino raquetas de tenis y pelotas de ping-pong y en lugar de hacer malabarismo tradicional con aros usaba sombreros mexicanos.
Hijo de Alfonso AlegrÃa el famoso domador de leones y Margarita, artista del trapecio.
Octavio maravilla y sorprende a la audiencia con sus habilidades para mantener en el aire, en distintos momentos cinco balones de futbol que domina con la cabeza, pies y mano, cinco pelotas de ping-pong que impulsa y recibe con la boca y lo que él define como el toque mexicano de los hermanos AlegrÃa, cinco sombreros veracruzanos que con efecto de boomerang dispara repetidamente hacia el publico.
Cara visible y representativa de Cirque du Soleil durante 10 años en show Varekay con el cual ha realizado una gira mundial mostrando sus habilidades artÃsticas.
Entrevista a Octavio AlegrÃa, acróbata y malabarista mexicano

Este viernes el Cirque du Soleil debuta en Barcelona con el nuevo espectáculo: Varekai. Entre las decenas de artistas que integran este espectáculo, Octavio AlegrÃa, cuarta generación de la familia circense mexicana más conocida, único artista que aparece como solista en el escenario de Varekai, y que nos ha abierto las puertas del Cirque du Soleil este jueves, horas antes del ensayo general. Hemos hablado con el larga y tendidamente, y nos ha mostrado las bambalinas de ese gran teatro, el mayor circo del mundo.
– ¿Cuanto tiempo hace que estas en el Cirque du Soleil, Octavio?
– Ya llevo nueve años trabajando en esta empresa, y con este espectáculo. Hace nueve años yo estaba trabajando en Las Vegas y el circo necesitaba un malabarista. De hecho el espectáculo ya llevaba seis meses en proceso en Montreal, donde los idean y realizan, puesto que es donde está la sede del circo. Ya estaban casi por debutar pero hicieron un casting y me seleccionaron para un número de malabares y acrobacias. Me lo dijeron y me interesó.
– ¿Nueve años con Varekai?
– SÃ, hemos estado en una gira por los Estados Unidos los primeros cinco años, luego estuvimos un año entero en Australia y Nueva Zelanda. Luego vinimos a Europa y esta es la última ciudad de esta gira europea. Luego vendrá Asia y finalmente América del Sur.
– ¿Pero en nueve años habrá muchos cambios?
– Hay gente que cambia, algunos vienen por una temporada, otros no se adaptan del todo. Hay bastante rotaciones, y en nueve años ha cambiado bastante, todo evoluciona. Pero en mi caso el circo es mi profesión, y aquà sigo en el espectáculo.
– ¿Y eres el único mexicano?
– Si. Como bailarÃn si. Ahora desde hace un tiempo hay otra chica mexicana, que es cocinera.

– ¿En qué consiste tu parte?
– Hago de malabarista y acróbata, que es una combinación nueva, un género del que mi hermano Arturo AlegrÃa, ya fallecido, fue el precursor. Yo lo admiraba mucho y por eso seguà su estela. Hoy hay algunos especialistas más. También trabajo con balones de futbol y hago algo por lo que también se me conoce: lanzar pelotas de ping pong con la boca hacia las alturas. Finalmente hago el número de los sombreros voladores. Soy el único solista del espectáculo.
– ¿Como es la vida familiar de un artista que se pasa 9 años de gira?
– Complicada. Pero tengo la suerte de tener a mi familia conmigo. Yo ya nacà en el mundo del teatro y ya pasé por lo mÃo. Yo nacà en Villahermosa pero luego nos trasladamos a Ciudad de México, viajaba con el circo e iba a la escuela de cada sitio donde llegaba el Circo AlegrÃa. Hoy mi esposa y mis dos hijas viajan conmigo. Y el Cirque du Soleil tiene una escuela a la que asisten unos treinta niños y niñas. Además nos proporcionan un apartamento en cada ciudad a la que llegamos y también nos asignan doctores y otros servicios. Mi espoa ha trabajado en el circo como trapecista pero ahora con las niñas ya no participa en el espectáculo. El Cirque du Soleil no es un circo normal. Por la dificultad y la calidad que se exige, hay muchÃsima disciplina y todo está muy medido.
– Provienes de una familia del circo. ¿Qué contacto tienes con ellos estando tan lejos?
– Mi padre era domador de leones, y mi madre era trapecista. Ahora seguimos en el mundo del circo yo y mis dos hermanos Sabú y Francisco, que están en el Hotel MGM de Las Vegas donde hacen un espectáculo llamado “La rueda de la muerte”, y mis otros dos hermanos René y MartÃn que siguen dirigiendo el Circo AlegrÃa en México. Cada año tenemos dos semanas libres en diciembre que nos permiten regresar a México y encontrarnos con toda la famÃlia. Además, en el Cirque du Soleil, entre ciudad y ciudad, tenemos doce dÃas de descanso para poder volver a nuestros paÃses.
– No es lo mismo un circo tradicional que el Cirque du Soleil. Tu que los has vivido los dos ¿con cual te quedas?
– Son dos conceptos diferentes. No existirÃa el Cirque du Soleil sinó existiera el circo tradicional. Al fin y al cabo estamos bajo una carpa y el escenario sigue siendo circular. El Cirque du Soleil creo que ha hecho bien al circo tradicional porque esto no deja de ser algo nuevo. Es una nueva era del circo. Hay público que prefiere los animales y otros que no. Pero el circo, cualquiera que sea, hay que mirarlo con ojos de buscador de tesoros. Porque siempre se puede encontrar el diamante en bruto.
– ¿Como os comunicais tanta gente proveniente de tantos sitios del mundo?
– Ahora mismo creo que somos de 22 nacionalidades diferentes. Básicamente en inglés o en francés, que son las lenguas que domina la mayorÃa. Auque puedes oir hablar también con facilidad el castellano o el ruso. Con los compañeros tratamos de convivir todos los domingos, cuando la organización del circo programa actividades de conjunto. Los lunes tenemos fiesta para dedicarlo a la familia o al descanso.
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