Las faces lunares

Las fases lunares no son más que las distintas apariencias que toma la iluminación de este astro para un observador de la Tierra.

Los cambios son cíclicos y van a depender del movimiento orbital de la luna alrededor de nuestro planeta.

Salvo en los eclipses lunares, la mitad de ella permanece iluminada por el Sol, pero para el que observa ese brillo puede variar de un 100 % ―llamado luna llena― hasta un 0 % ―luna nueva.

Nombres de las distintas fases lunares

• Luna nueva: También llamada Novilunio. Esta luna no es visible pues la cara que vemos no es alumbrada por el Sol.
• Luna creciente: Se le llama también luna nueva visible. Es una luna a medio camino entre la luna nueva y el cuarto creciente. Tiene forma de guadaña.
• Cuarto creciente: Es cuando la luna luce como un círculo partido justo a la mitad, una parte iluminada y la otra oscura.
• Luna gibosa creciente: A medio camino entre el cuarto creciente y la luna llena se pasa a esta fase, el observador verá una imagen que es convexa por ambos lados.
• Luna llena: También llamada Plenilunio. La luna parece en el cielo como un círculo totalmente brillante.
• Luna gibosa menguante: Como su nombre lo indica, con esta fase empieza a menguar la parte iluminada de la luna, volviendo a mostrarse una imagen convexa por ambos lados pero en la posición opuesta.
• Cuarto menguante: En la misma dirección, la luna vuelve a ser un círculo partido a la mitad pero contrario al cuarto creciente.
• Luna menguante: A veces se le dice “Luna Vieja”. Su imagen es idéntica a la creciente pero inversa, también con forma de guadaña.
• Luna negra: Es la última fase de la luna, que da comienzo nuevamente al ciclo.

Por lo general, se produce solo una luna llena en el mes; sin embargo, ocasionalmente puede ocurrir que hayan dos lunas llenas, en cuyo caso la segunda luna será llamada “Luna Azul”. Este es un hecho esporádico.

Conocer las fases de la luna nos ayuda a entender un poco mejor los fenómenos que nos rodean. Comprender y recordar esto nos puede nos puede servir para medir el tiempo y dejar de lado los calendarios.

Cortesia ojocientifico.com