Símbolos del altar de muertos
—-Por Lourdes Zambrano—
El Día de Muertos es quizá una de las fusiones más evidentes de las costumbres y religiosidad entre las etnias originarias de Mesoamérica y el catolicismo español. Tan rica es la tradición del 2 de noviembre que año tras año se descubre un nuevo símbolo en los altares, las ofrendas y los alimentos de la temporada. Conócelos.
ORÍGENES
1. La celebración del Día de Muertos el 2 de noviembre es resultado del sincretismo religioso tras la Conquista española. Antes de la evangelización, el día de la celebración variaba entre cada etnia indígena.
2. El calendario católico establece que el 1 de noviembre es el Día de los Santos Inocentes, cuando se recuerda a los niños fallecidos. El 2 de noviembre es el Día de los Santos Difuntos, cuando se conmemora a los adultos que partieron.
3. En el siglo 16, en regiones españolas como Asturias, se creía que los muertos regresaban a visitar a sus parientes vivos, por lo que preparaban una ofrenda de alimentos para recibirlos. Se ha registrado que esta creencia fue heredada de los árabes.
4. En Mesoamérica existían los tzompantli, o altares formados con los cráneos de los enemigos de guerra sacrificados por sus captores que se utilizaban para honrar a los dioses. Los cráneos se empalaban y se exponían en lugares públicos.
5. Aunque cada etnia tenía sus fechas para recordar a los muertos, en agosto se celebraba en varias regiones ya que coincidía con el fin del ciclo agrícola de productos tan importantes como el maíz y el frijol.
6. Hoy en día hay varias comunidades en las que la festividad del Día de Muertos es la más importante del año, como sucede en la Huasteca Potosina o en los pueblos que circundan al Lago de Pátzcuaro, en Michoacán.
SÍMBOLOS
7. Los altares de muertos dedicados a los niños fallecidos son más coloridos y festivos que los dedicados a los adultos.
8. Por las diferencias culturales de los pueblos indígenas, hay infinidad de variantes en los elementos y su simbolismo, como sucede con los escalones. Los altares siempre llevan escalones, de 2, 3 ó 7 niveles.
9. Cuando el altar tiene dos niveles, simboliza el cielo y la tierra; cuando está hecho con tres, representa el cielo, la tierra y el inframundo; cuando son siete los niveles, éstos representan los pecados capitales.
10. El altar siempre contiene objetos que simbolizan los cuatro elementos: fuego, por medio de las velas; aire, por medio del papel picado, hierbas aromáticas e incienso; agua y tierra, representadas con la comida y las flores.
11. Desde la evangelización los altares incluyen elementos del catolicismo, como la cruz, veladoras, rosarios e imágenes de santos.
12. Los colores que siempre están presentes son amarillo, naranja y morado, colores de luto y ceremoniales tanto para el catolicismo como para las culturas prehispánicas.
13. Un elemento fundamental en el altar es la foto del difunto a quien se dedica éste, que se coloca en el nivel más alto.
14. El papel picado, como se llama a los rectángulos de papel de china cortados para dibujar figuras en él, es básico. Se coloca a manera de mantel en cada nivel del altar.
15. En los altares del siglo 19 y 20 se utilizaba papel amate, decorado con los santos preferidos del ánima.
16. Conforme avanza el siglo 20, el papel amate cambia por papel de china, conocido como papel picado, artesanía que retoma las imágenes del grabador José Guadalupe Posada, quien utilizaba a La Catrina para satirizar a la alta sociedad del Porfiriato.
17. En el suelo, al pie del último nivel, se colocan cuatro cirios que simbolizan los puntos cardinales, que ayudarán al ánima a ubicarse. También se colocan veladoras en los demás niveles.
18. El agua no debe faltar ya que se cree que, tras la travesía, el ánima viene sedienta. Además, es un signo de cortesía cuando se recibe a alguien. También es signo de pureza. En algunos altares se coloca también un aguamanil y jabón para que el difunto pueda asearse.
19. Para darle un toque ceremonial, se coloca copal en un brasero, elemento que ha permeado desde la época prehispánica.
20. El cempasúchil, garra de león y nube son las flores que nunca faltan en los altares. Son netamente campiranas y abundantes, por lo que también representan el elemento tierra.
21. En algunos lugares los platillos de comida que se agregan son según la tradición del sitio, mientras que en otros se colocan los preferidos del difunto. Lo mismo sucede con las bebidas.
22. Se incluyen objetos personales del muerto, algunas veces relacionados con sus aficiones.
23. La sal, que de acuerdo con la tradición católica es una analogía con la vida, se considera purificadora del espíritu, además de que es una representación de retorno a la tierra.
24. El altar debe estar listo para el 1 de noviembre. Al día siguiente se comparten los alimentos que se cocinaron para la llegada del ánima y se consumen ese mismo día. Para el 3 de noviembre se retiran.
25. Cuando se recuerda a un niño difunto, la ceremonia se recorre un día, es decir, el 1 de noviembre es cuando se le recuerda.
26. En algunas regiones, en lugar de construir altares, se llevan ofrendas a la tumba del muerto y ahí es donde se adornan y se les acompaña a su llegada en la víspera del 2 de noviembre.
27. Para la festividad se vende el “pan de muerto”, pan dulce de forma redonda con figuras que simulan huesos humanos.
28. Una ofrenda parecida existía en la época prehispánica y se ofrecía a Cihuapipiltin, diosa de las mujeres que morían en el parto. A ella se le ofrecían panes en forma de mariposa o de rayos.
29. También se venden calaveritas de dulce, hechas de azúcar y decoradas con colores. Pueden traer el nombre del difunto. En algunas tradiciones se colocan tres en el altar, simbolizando la Santísima Trinidad.
EN LA HUASTECA
30. En la región huasteca, tanto de Hidalgo como de San Luis Potosí y Veracruz, esta festividad recibe el nombre de “xantolo”, palabra náhuatl derivada de la frase latina festiumominum sanctorum, que quiere decir fiesta de todos los santos.
31. Es la fiesta más importante del año en Tehuetlán, Hidalgo. La preparación inicia meses antes, cuando cosechan el maíz y la flor de cempasúchil.
32. La festividad es grande e incluye el altar, danza, música, canto, verbena popular y visitas entre familiares.
33. La ofrenda en esta región se empieza a construir desde el 30 de octubre. Su altar se caracteriza por los arcos, hechos con flores de cempasúchil y también mano de león (flor morada). Éstos se adornan con pan de muerto, fruta, máscaras de madera y figuras de barro.
34. En la ofrenda se colocan tamales de distintos rellenos, salados y dulces, y aguardiente, que es fundamental. Ambos productos son los que se ofrecen a los familiares que llegan de visita.
35. El 2 de noviembre, los hombres realizan las cuadrillas, bailes típicos para los que se disfrazan de mujer y utilizan máscaras. Bailan al ritmo del son huasteco, huapango y bailes tradicionales.
36. También está el baile de Los Comanches, en el que participan tres personas que simbolizan la vida y al indígena huasteco, y quienes pelean contra el perrero, que simboliza la muerte. Van de casa en casa bailando acompañados de una banda de viento o un trío de huapangueros.
EN MICHOACÁN
37. Los pueblos que forman la región del Lago de Pátzcuaro, en Michoacán, son famosos a nivel mundial por su ceremonia.
38. Los purépechas o tarascos, según se hagan llamar, de Janitzio, Jarácuaro, Tzintzuntzan, Ihuatzio, Tzurumútaro y Cucuchucho celebran la Noche de Muertos.
39. En el panteón de la isla de Janitzio, en la noche del 1 de noviembre, los familiares de los muertos se reúnen, llevando flores, comida y bebida a las tumbas de los difuntos. Algunos llegan en sus lanchas, iluminando su camino con velas.
40. A la medianoche, las mujeres se arrodillan sobre las tumbas para empezar a adornarlas mientras los hombres entonan cantos. Ahí permanecen hasta el amanecer.
41. En el atrio de la parroquia de Janitzio se reúnen las familias que no tienen muertos o aquellos cuyos familiares murieron hace más de tres años. Se cree que el viaje entre el mundo y el inframundo tarda ese lapso de tiempo. Después de los tres años, las ánimas ya no volverán.
42. En algunos pueblos michoacanos, la mañana del 2 de noviembre se realiza el Camperi, u ofrenda de frutos de la cosecha, que van recogiendo los jóvenes por las calles, para luego entregarla al sacerdote de la iglesia.
EN EL CENTRO
43. San Andrés Mixquic, en la Ciudad de México, es otro lugar donde se celebra con fervor el Día de Muertos, y fue ahí donde por excavaciones se encontró una imagen de la diosa Mauxtli, que simbolizaba la muerte.
44. La celebración se realiza la noche del 2 de noviembre, llamaba “alumbrada”, ya que los lugareños se reúnen en el panteón e iluminan las tumbas con velas y cirios.
LOS MAZATECOS
45. Los mazatecos, comunidad indígena que habita en el norte de Oaxaca, sur de Veracruz y Puebla, es otro pueblo que considera esta festividad como una tradición central de su herencia.
46. Ahí la fiesta del regreso de los muertos hace que las actividades preparativas comiencen el 27 de octubre. Se forman comparsas de hombres que se disfrazan, van al panteón, cantan y bailan. Después, el 1 y 2 de noviembre se velan a los difuntos.
47. En la tradición mazateca también hay una preparación emocional que demanda arreglar diferencias o conflictos para que el difunto no esté triste al volver.
48. Los hombres que forman las comparsas se comprometen a pertenecer a ellas por 7 años, de lo contrario, los muertos regresarán enojados al inframundo.
49. Al despedirlos, los mazatecos piden a los difuntos que intercedan por ellos y les concedan salud y bienestar.
50. La fiesta del Día de Muertos es Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad por la UNESCO desde el 2003.
Fuentes: Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas, Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM, Universidad Michoacana de San Nicolás Hidalgo, y Guadalupe Piedra, jefa de Servicios Educativos del Museo del Palacio de Gobierno
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