Cómo se forman los volcanes
Un volcán es una estructura geológica dentro de la que hay un conducto que comunica la parte superior de la corteza terrestre con los niveles inferiores de la misma. Para entender cómo se forman los volcanes primero hay que conocer las capas de la tierra desde su superficie hacia abajo.
La corteza exterior está formada por dos capas, la superior de granito y la inferior de basalto. La corteza mide aproximadamente unos 40 kilómetros de grosor y unos 7 kilómetros en los océanos. Debajo de la corteza se encuentra el manto que, a mayor profundidad, más temperatura tiene.
En el manto es donde está el magma que no es otra cosa que roca derretida. Debajo del manto esta el núcleo de la tierra. Se cree que el núcleo es de hierro, en una combinación de estado sólido y liquido.
Cuando el magma asciende generalmente se forma un reservorio de magma en el interior de la corteza sólida. Esta especie de cámara acumula grandes cantidades de magma y una presión que es capaz de levantar el terreno. El conducto que comunica esta cámara con la superficie se llama chimenea, que termina en el cráter. Cuando ocurre una erupción el magma normalmente se acumula en el cráter y al desbordar el magma inunda toda la zona alrededor del volcán.
Interior de un volcán, con sus distintas capas
Entonces el material acumulado de erupciones anteriores, junto con la presión del reservorio de magma dentro de la corteza terrestre, forman una montaña cónica llamada volcán. No existen dos volcanes idénticos, algunas apenas si han experimentado una erupción mientras que otros mantienen una corriente de lava constante y pueden llegar a medir desde cien metros hasta varios kilómetros de altura.
También hay volcanes en otros planetas como en Venus, que tiene unos 500.000 volcanes. En Marte se encuentra el volcán más grande del sistema solar: el Monte Olimpo de 600 kilómetros de base y 27 de altura.
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