Home » Destacados » Carta de amor para una ex amante…por Rafael Velazquez

Carta de amor para una ex amante…por Rafael Velazquez

CARTA DE AMOR PARA UNA EX AMANTE

(Con el corazón sangrando a cada latido)

RAFAEL VELAZQUEZ RAMIREZ

(ONASSIS)

            Querida Xochitl, perdona que titule de un modo tan cruel esta tu carta de amor… Sucede que estoy triste. Muy triste, triste porque “ahora que te busco y tú no estás recuerdo, que sólo la tristeza quiere hablar, conmigo”…     

¡Y todo porque te fuiste sin decirme adiós siquiera. Y ahora yo también te digo adiós, pero no te sigo: Mejor… ¡Me quedo!.

            Vieras, Xochitl, que no sé lo que me pasa. Siento una tristeza tan honda, tan honda, como la honda de David…

            Hoy en la mañana al subirme al carro (el que tú bautizaste como “Relámpago Azul”), busqué y rebusqué, inútilmente, mi tarjeta de Bancomer y lo único que encontré fueron tres cosas tuyas: Unas medias decoradas a lo Lady Gaga, un arete con forma de tumor y una prenda rosita con encajes por todos lados, cuyo nombre omito para no desencadenar los aullidos histéricos de las buenas conciencias…

¡Ah, mujer fugitiva de mis entretelas! ¡Eslabón perdido de mis noches lujuriosas!…  ¿Cómo te vas  sin  siquiera dejarme un adiós de postrer despedida?… ¿Cómo te vas, ingrata, sin dejarme siquiera mi tarjeta bancaria? (lo bueno es que ya estaba sobregirada) …

Y al entrar en el automóvil y ver tus cosas (sobre todo aquella de la que tuve que omitir que el nombre), los recuerdos llegaron a mi memoria martirizándola de melancolía…

¿Recuerdas cuando nos conocimos y habla que te habla, camina que te camina, nos dimos cuenta de que ya estábamos en la Sierra de Rosales?…

¿Te acuerdas de aquél amanecer en que saboreamos dos botellas de “Orendain”, una de “Dorado” y otra de “Don Bucho”?…

¿Recuerdas que luego que las terminamos tu quisiste ir a la plaza de La Madre, porque le querías quitar el niño y yo en cambio  quería llevarme a la casa la estatua de Don Carlos Blake, para que nos enseñara el modo de introducción de los diferentes tipos de riego?…

¿Te acuerdas que al no decidirnos por cual monumento ir primero, nos llevaron a la delegación y ahí metiste en un lío al de barandilla al explicarle “La Critica De La Razón Pura” de Kant, y que gracias a eso nos dejaron salir?…

¿Recordarás aquél día de San Silvestre en que, con el frío que hacía, nos metimos al Museo de Paleontología y allí, junto al alosauro, bailamos lambada vestidos únicamente con nuestra piel. Y que en la mañana el encargado nos sorprendió durmiendo junto a la momia?…

¿Y de las interminables noches en que íbamos al Club de Leones a bailar, y a ver cómo les daban de comer a esos feroces y peludos felinos?…

¿Y de la preciosa forma que teníamos de jugar a las luchas “enmascarados”?…

¿Y de aquella tarjeta de San Valentín, en que me juraste que me amarías siempre… Siempre y cuando me divorciara?…

¿Y de aquella vez que rompiste, sin querer, una botella de “Don Pedro” en mi cabeza, nomás porque te dije que te amaba tanto que no podía casarme contigo?…

¿Y de aquellos poemas en que tú eras el centro gravitacional, y sentías celos hasta de las musas que me los inspiraban?…

¡Aaaaah, cuántos tiempos idos! ¡Cuántas luces dejaste encendidas, amada Xochitl! ¡Cuántos recuerdos se fueron contigo! ¡Cuántas ilusiones te has llevado!…

Ahora que ya no estás, me está dando por escribir versos (en vez de escribir una demanda, por lo de la tarjeta). Ojalá te gusten estos que te doy en calidad postrer de nuestro insuperable amor:

Estando pelando un pato

En una bandeja de oro

Sacó la cabeza y dijo:

¡Tú bien sabes que te adoro!

            ¡Confiésalo, Xochitl!. ¿Verdad que te conmueves al leer estos versos, surgidos de la pureza de un amor prohibido? ¿Verdad que sientes los pies de trapo y los ojos al revés? ¿Verdad que sientes como si en medio de la garganta tuvieras atorado un chapulín negro zumbador? ¿Cómo si por tu sangre corrieran los cincuenta kilómetros de caminata? ¿Cómo si te dijeran por correo  que te acabas de sacar un carro del año?…

            Yo sé que sí sentiste todo eso, Xochitl. Tu imaginación siempre le dio punto y raya a los que escriben los informes de gobierno… Pero, sé sincera contigo misma y dime: ¿Verdad el tercer verso  es hermoso?…

            Tú me amaste bastante, Xochitl… No puedes ni debes negarlo… Te gusté porque soy un hombre de teatro. Te hice “tilín” por ser un hombre de letras. Te subyugó mí prístina inteligencia y mi arrobador romanticismo. Te encanté por ser un hombre entregado a la educación… Así como también es cierto que t agradaban los hombres de cuchara, de escoba, de uniforme (sobre todo de bombero. ¿A poco crees que nunca me di cuenta?), de guantes de box, de bat y de tantas y tantas cosas, Pero siempre me hice de la vista gorda, tu sabes que nunca me fijé en pequeñeces… Lo de veras importante ahorita es que ya no soy el beneficiario de tus arrebatos amorosos.

            ¡Te has marchado, prófuga de mi amor! ¡Te fuiste sin despedirte!…

            ¡Yo también me despido!… Te digo adiós, pero no te sigo… ¡Me quedo!.

¡Abur, Xochitl!

Leave a Reply

Your email address will not be published. Required fields are marked *