—Por Mario Alfredo González Rojas—
Chihuahua.- El viernes pasado asistí al juego de básquetbol entre los Manzaneros de Cuauhtémoc y los Dorados de Chihuahua, el que se efectuó en el Gimnasio Rodrigo M. Quevedo ante casi un lleno total. Esta respuesta del aficionado de la capital es un indicativo muy importante de la necesidad de presentar espectáculos de calidad que distraigan a las familias y sirvan de paso para contribuir a su unidad. Quiero referir algunas de mis impresiones en relación a esa noche deportiva del viernes 23 de febrero.
Algo que no es correcto, es la impuntualidad a la hora de comenzar los juegos. Se dio inicio el partido 10 minutos después de las 8 con 30 de la noche. Posiblemente se esperaba que llegara más gente, pero no está por demás tomar en cuenta el factor tiempo. Precisamente una de las enseñanzas que adquiere en su vida una persona como deportista es ser puntual, junto desde luego con otros hábitos y costumbres. El que hace deporte sabe que hay que ser respetuoso de las reglas, obediente a las instrucciones de su superior, respetuoso de sus compañeros y de sus contrarios en la cancha, etc. Observar puntualidad es además, una necesidad para no quitar el tiempo a los otros, y en este sentido se debe comenzar un partido a la hora indicada, tomando en cuenta asimismo en el caso de la Ciudad de Chihuahua diversos factores como el frío, la inseguridad, etc.
Una recomendación muy especial quiero hacer a los organizadores de los juegos, y es que manden a componer el tablero electrónico, porque el sábado se suplió su ausencia con el micrófono; alguien iba diciendo cómo iba la puntuación y esto es de muy mal gusto. Y de “pilón”, cuando se hizo el homenaje a Óscar Asiáin por su larga y destacada trayectoria, poco se pudo entender por lo defectuoso de las bocinas. Sin embargo, ese momento fue de gran trascendencia ya que Asiain fue un grande entre los grandes de las duelas; estuvo en los Juegos Olímpicos de México 68, en la República Dominicana cuando México fue campeón del Centrobásquet y con la selección cuando se celebraron los Juegos Panamericanos en la capital del país en 1975. Fue una larga y fructífera carrera la de Óscar (considerado como uno de .los mejores defensas que ha tenido el deporte ráfaga mexicano), para orgullo del deporte chihuahuense y de México.
La gente se metió de lleno al partido desarrollado en el Gimnasio Quevedo, al grado de que nadie se salió del inmueble, sino hasta que el señor árbitro dio el silbatazo final, La Liga Estatal de Básquetbol Chihuahua Vive se ha metido de lleno en el corazón de los aficionados de la entidad; este entusiasmo de la gente se nota también en las otras plazas. El éxito no se logra de la noche a la mañana, es un luchar constante en el que están incluidos tanto las autoridades del deporte, como las familias y los Ayuntamientos. Es un trabajo de mucha gente, el que coordina la Alianza Estatal de Básquetbol que encabeza Antonio Asiáin; eso hay que reconocerlo, sobre todo para que se siga trabajando en equipo y con el mismo ritmo para bien de la familia chihuahuense.
De pasada quiero comentar, que los equipos deben de poner más atención en la defensa, ya que se notaron defectos muy visibles en este terreno, lo que no es privativo de los Manzaneros y los Dorados, dicha falla se ha visto también en el resto de los equipos que componen la Liga. En general, hay que decirlo con ánimo positivo, este es un defecto del baloncesto en el país.
Pero de que hay calidad y entusiasmo, ni dudarlo, esta Liga Estatal ha hecho revivir el entusiasmo de la gente por este deporte, con las consiguientes ventajas para la sociedad.
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