La biología cambia tu perspectiva. Al abarcar todo el planeta, aporta conocimientos a cada una de las ciencias. A lo largo de mis estudios he tomado conciencia del cuidado de plantas, animales y el ambiente.
En la actualidad, quienes se dedican a esta área laboran en docencia e investigación, diseñan e instrumentan proyectos de rescate, conservación y explotación racional de recursos naturales, y proponen leyes para regular su uso y garantizar su protección. Además, aportan a la biomedicina, biotecnología, biología molecular, biodiversidad, educación ambiental, nutrición y ecología.
La disciplina se enfoca a entender cómo funcionan los seres vivos y los ambientes a los que pertenecen, y propone aplicaciones útiles para la sociedad. Para afrontar los riesgos que implican el calentamiento global y el desarrollo económico para la preservación de especies y ecosistemas, es preciso generar conocimiento. Por ejemplo, los bosques y otras comunidades vegetales naturales, al captar lluvia, generan materia orgánica, mantienen suelos para la agricultura y producen oxígeno.
Actualmente, expertos trabajan en la descripción de la biodiversidad de México, pues aún no hay un listado completo de las especies existentes en territorio nacional; concretar uno requiere años de trabajo y apoyo a especialistas.
En el año 2000, el tres por ciento de la superficie terrestre registraba sequía extrema. De persistir las condiciones ambientales actuales, para 2100 será un 30 por ciento. Ante este panorama, se desarrollan líneas de investigación para comprender el impacto respectivo. En específico, estudiando las adaptaciones de las plantas al calor y a la falta de agua.
Se analiza por ejemplo, cómo, a lo largo de millones de años, los agaves han sobrevivido a la falta del líquido y temperaturas extremas. Esta capacidad, que se explica por sus características morfológicas y fisiológicas, probablemente esté codificada en el genoma.
Estos organismos emplean mecanismos que impiden la pérdida de líquido en las horas de más calor al evitar la evapotranspiración. En un humano, equivaldría a no sudar para retener agua.
El objetivo es determinar cómo los agaves toleran condiciones extremas, porque estas adaptaciones para evitar la evapotranspiración complican la regulación de su temperatura.
Ante las exigencias que plantean temas como la contaminación o la restauración ambiental, se deben aprovechar e integrar los conocimientos ya obtenidos y generar aplicaciones sustentables y robustas.
La bioinformática, relacionada con el manejo de cantidades grandes de datos —como el número de especies en un ecosistema, sus interacciones y localización— permitirá un mejor desarrollo de la biología de sistemas complejos.
La combinación de estas disciplinas será útil para diseñar estrategias orientadas a proteger el ambiente y explotar una región de manera sustentable. El futuro de la biología está en el modelaje de herramientas matemáticas y computacionales que expliquen el funcionamiento de los ecosistemas, a fin de minimizar los daños causados por las actividades humanas.
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