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Propuesta de vivienda modular con materiales reciclables…por Samia

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Un sistema de vivienda modular con material reciclable y cubiertas inspiradas en iglús, podrían ayudar a solucionar problemas como la demanda respectiva y el ordenamiento de nuevos asentamientos en la zona conurbada de la Ciudad de México.

La propuesta es una vivienda que, a partir de un módulo básico, pueda ser construida progresivamente por los propios usuarios, conforme a sus necesidades y posibilidades económicas.

Este proyecto trata básicamente de la cubierta vista como un elemento estructural, dentro del cual es posible que la gente realice sus diferentes actividades hogareñas.

Al formar un ángulo menos agudo con el suelo (línea horizontal) que otras figuras geométricas, ésta permite una mayor utilización del espacio cerca de los bordos y las esquinas.

La construcción sería con botellas de PET (politereftalato de etileno) rellenas de tierra, que se montarían con una argamasa tipo barro. Se haría un armado para el repellado, cuyo acabado podría ser en yeso.

Se usaría el sistema MA+PET (mortero armado más botellas de PET), pero con una geometría diferente, a fin de implementar tanto la parte espacial como la estructural.

Con las medidas mínimas que establecen los reglamentos de construcción, podría crecer en un mismo predio, con espacios intermedios y áreas comunes o privadas. Los módulos pueden ser variados, con cubiertas dinámicas, para una o varias familias, o para un asentamiento urbano completo, con diferentes configuraciones o juegos volumétricos.

Los bloques (incluidos los que integran la techumbre o cubierta, así como los entrepisos y la losa para desplantar a nivel del piso) se fabrican con malla electrosoldada, en la que se pone una cara de cartón y el PET, que les da forma y, finalmente, otra capa de cartón. A continuación, se agrega metal desplegado, que puede ser tela de gallinero, para recibir el mortero, que les da la fuerza estructural. Cada uno es de un metro cúbico y no pesa más de nueve kilos, por lo que dos personas pueden manejarlo fácilmente.

Tendría un costo 70 por ciento más barato que la de una tradicional, por lo demás, su promedio de vida sería semejante al del concreto: 50 años, aproximadamente. En cuanto a su comodidad, el PET funciona como aislante térmico y es poco acústico.

Esta propuesta es viable y económica para quienes intentan tener una casa donde vivir, y beneficiosa para el medio ambiente, pues además de utilizar material reciclable, podría contribuir a alcanzar un crecimiento ordenado y seguro de los asentamientos en la periferia de la Ciudad de México.

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