Mientras caía la noche, miles de manifestantes a favor y en contra de Mursi se reunieron en distintas partes de El Cairo. Soldados e integrantes de las fuerzas especiales intentaron mantener a los pequeños grupos de las dos facciones separados.
Decenas de miles de manifestantes marcharon en todo el país luego de la jornada de oraciones, en lo que los Hermanos Musulmanes denominaron “viernes de furia” para protestar contra el derrocamiento de Mursi y contra el gobierno interino que llamará a nuevas elecciones.
El primer presidente democráticamente electo en la historia de Egipto fue depuesto el miércoles, en lo que islamistas calificaron como un golpe de Estado, un nuevo giro en dos años tumultuosos en Egipto desde la caída de Hosni Mubarak por los levantamientos de la “primavera árabe”, en 2011.
El jefe de Estado interino, Adli Mansur, quien juró el cargo el jueves, disolvió ayer el Parlamento por decreto, informó la televisión estatal.
Sólo la Cámara alta del Parlamento, el Consejo de la Shura, dominado por los Hermanos Musulmanes, permanecía activa después de que la Cámara baja fuera disuelta por autoridades lideradas por los militares poco después de que Mursi fuera electo hace un año.
Simpatizantes de Mursi en El Cairo fueron alcanzados por balas de goma, con saldo de al menos 17 decesos. Los militares negaron ser responsables. Un portavoz de las fuerzas armadas dijo que las tropas dispararon balas de salva y gases lacrimógenos contra manifestantes.
El líder de los Hermanos Musulmanes, Mohamed Badie, apareció en El Cairo durante la manifestación de islamistas para pedir a las fuerzas armadas que no disparen contra los ciudadanos. Badie, quien de acuerdo a fuerzas de seguridad había sido arrestado el jueves, afirmó que estaría dispuesto a dialogar con los militares si reinstalan en el cargo a Mursi y agregó que las protestas eran más fuertes que los tanques de los militares. En un feroz discurso, prometió “completar la revolución” y se refirió a Mursi como el presidente.
Las protestas no sólo se dieron en El Cairo, sino en ciudades como Alexandría, donde según Amr Nasr, jefe de los servicios de emergencia, murieron 12 personas, y Assiut, donde miles de islamistas expresaron su rechazo al gobierno interino. En Damanhour, capital de la provincia de Beheira en el Delta del Nilo, 21 personas resultaron heridas en los choques entre facciones.
Detienen a Al-Shater
En tanto, la fiscalía general egipcia ordenó liberar al presidente del Partido Libertad y Justicia, brazo político de los Hermanos Musulmanes, Mohamed al Katatni, que había sido acusado de instigar al asesinato de manifestantes. También fue liberado el viceguía espiritual de los Hermanos Musulmanes, Rachad Bayumi, por falta de pruebas. En cambio, fue detenido el “número dos” del movimiento, Jairat al-Shater.
La Alta Comisionada de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos (ACNUDH), Navi Pillay, urgió a todas las partes egipcias a restaurar la calma y el imperio de la ley, mientras que el gobierno turco del primer ministro Recep Tayyip Erdogan criticó la actitud del Parlamento Europeo (PE), por no calificar lo ocurrido en Egipto como un “golpe de Estado”.
Por su parte, el Comité para la Protección de los Periodistas (CPJ) y el organismo de escritores PEN Internacional dijeron estar alarmados ante el cierre de medios y la detención de periodistas, simpatizantes del depuesto presidente Mursi y de los Hermanos Musulmanes.
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