La educación es la fuente más confiable de desarrollo, progreso y fortalecimiento de nuestras sociedades. También es herramienta indispensable para plantear la solución a problemas de seguridad nacional, crimen organizado, economía, comercio, pobreza, exclusión o desigualdad.
El Encuentro “El papel de la educación superior como punto de acercamiento entre las nuevas generaciones de México y los Estados Unidos”, nos deja ver que el tema no puede ser parte de la retórica, o de un discurso políticamente correcto y conveniente, sino que deben encontrarse fórmulas concretas que permitan fortalecer la relación entre instituciones de educación superior de ambas naciones.
Es necesario abrir grandes avenidas en materia de movilidad estudiantil; más que construir muros, tender puentes; más que cerrar puertas, abrirlas, e identificar áreas de interés mutuo. Debemos vernos en la posibilidad de tratarnos como iguales y obtener ventajas de ambos lados de la frontera.
Es un buen momento para que ambas sociedades emprendan una nueva etapa, y uno de los mecanismos es el relacionado con la instrucción a ese nivel. En la medida que seamos capaces de sumar posibilidades, recursos, intenciones, y diseñar políticas comunes, podremos avanzar.
Al respecto, son importantes los vínculos entre nuestro país y su vecino del norte; la interacción económica y comercial alcanza los 500 mil millones de dólares; además, se ha trabajado de modo consistente en temas de seguridad, migración, narcotráfico y fronteras.
La relación es intensa, pero es preciso diversificarla y hablar de empleo, emprendimiento, crecimiento, desarrollo, infraestructura, energía y educación.
Debemos reconocernos como socios estratégicos y trabajar para lograr, junto con Canadá, que la región se convierta en la más dinámica y competitiva del mundo, hecho que pasa por los temas de educación, ciencia y tecnología.
En una década habrá, cada año, 100 mil estadounidenses que estudien en otros países de América, y el mismo número de alumnos del continente que vayan a instituciones de la Unión Americana.
Esta interacción, es vital para el entendimiento mutuo y el desarrollo de las sociedades y economías. En un mundo globalizado se debe tener experiencia directa con otras naciones, y en este caso, revitalizar el intercambio entre universidades, con el apoyo de los gobiernos y de la iniciativa privada.
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