Policías y ladrones: del juego a la realidad…por Aída María Holguín
Lo que para muchos de nosotros representaba un juego, hoy por hoy se ha convertido en parte de la vida cotidiana de los mexicanos. Ha pasado de ser un simple juego infantil, a ser parte de una cruel y sangrienta realidad que toma vidas al por mayor, porque las armas son de verdad, y lo son mucho más las funestas secuelas de la guerra por el control del tráfico de enervantes.
Policías y ladrones, era un juego popular en los años 70’s y 80’s; en él, un grupo de niños se organizaban en dos grupos: uno representado por policías, y otro por los ladrones. En esos ayeres, la mayoría preferían ser la persona de bien (el policía); por lo que frecuentemente, se tenía que dejar a la suerte a qué grupo pertenecería cada participante.
Era un juego inocente en el que los niños se correteaban hasta agarrar a un niño del bando contrario; en ese momento, el infante capturado pasaba a formar parte del grupo que lo atrapaba. La intención era -por obvias razones- que los policías ganaran el juego; sin embargo, por cuestiones de habilidad y destreza, bien podían ser los ladrones los que ganaran.
Es este “juego” del ayer, el que en la realidad de hoy, ha costado la vida de miles de elementos de los cuerpos policiacos y militares.
El último informe -oficial- sobre homicidios de elementos de la fuerza pública; data de 2012, y fue dado a conocer por la Procuraduría General de la República (PGR). Ese informe, ubicaba al estado de Chihuahua en el 1er lugar nacional en el periodo de 2006 a 2011 -sin especificar si eran federales, estatales o municipales-, seguido por los estados de Sinaloa, Guerrero y Michoacán.
Aunque las autoridades no han dado a conocer el número de elementos caídos desde el 2012 a la fecha, la situación no es muy diferente; esto, lo podemos corroborar a través de los medios de comunicación que han informado sobre estos lamentables hechos violentos.
Se dice -y no hay que dudarlo mucho-, que el impacto de los asesinatos ha afectado el ánimo de los cuerpos policiacos y de los aspirantes a ocupar vacantes disponibles en las dependencias de seguridad pública -y hasta de los de vialidad y tránsito de diversas entidades del país-.
Tal es la gravedad del caso, que a principios de septiembre 2012 -después de que fuera asesinado el subdelegado de la Dirección de Vialidad en Chihuahua, Manuel Gándara Orozco, se empezó a considerar seriamente la posibilidad de armar a los oficiales de vialidad como medida para garantizar su integridad física. Pasó poco tiempo, cuando -en una primera etapa- 25 comandantes de la citada dependencia fueron dotados de armas de fuego.
En enero de este año, el Director de Vialidad y Tránsito, Ricardo Mejía Borja, dijo que haría todo lo posible para armar a todos los elementos con la finalidad de evitar tragedias, “No vamos a esperar que caiga otro compañero”; esto, lo señaló después del asesinato de una agente de la dependencia a su cargo.
De momento, parece que el grupo de los “ladrones” ha alcanzado a todas las corporaciones, y es el que sigue dominando la guerra entre grupos criminales que se desató a raíz de que el gobierno de Felipe Calderón decidió intervenir para acabar con prácticas que durante décadas se dejaron sin atender.
Al menos de Calderón supimos de una estrategia -no tan buena, pero la supimos y la puso en marcha-; de las estrategias de seguridad del actual gobierno de Enrique Peña Nieto, poco –o nada- se sabe-; y de las estrategias del Gobernador César Duarte, la única que es bien sabida, es la de minimizar los hechos violentos tildándolos de “hechos aislados”.
La disminución de atentados en contra de los cuerpos policiacos y militares, no dependerá de que se les dote de más armamento; dependerá de que se les otorguen sueldos y prestaciones competitivas, de que las dependencias tomen en serio la necesidad de realizar constantes exámenes de confianza y de una verdadera coordinación entre autoridades de los tres niveles del gobierno mexicano.
Por lo pronto, hace algunos días se anunció el cambio de mando de Dirección de Vialidad y Tránsito de la ciudad de Chihuahua. Con este cambio, la Policía Única tendrá la facultad de coordinar a los oficiales de vialidad; situación con la que probablemente se retomará la idea de armar a la totalidad de los elementos de vialidad.
Para concluir, dejo para la reflexión lo dicho por el séptimo Secretario General de las Naciones Unidas y galardonado con el Premio Nobel de la Paz, Kofi Annan: “hay un nuevo y creciente consenso en que la proliferación de armas de cualquier tipo, sean armas de destrucción masiva o armas pequeñas, inherentemente constituye una amenaza a la paz.”
Aída María Holguín Baeza
Correo: laecita@gmail.com
Últimos comentarios