La lejanía del tesoro (I de III partes)…Por Luis Villega
—LA LEJANÍA DEL TESORO. 3ª DE TRES PARTES.–
En el primer caso, la panda de ladrones nacionales fueron sustituidos por una pandilla de delincuentes extranjeros igual de voraces. En los hechos, el sistema financiero mexicano no existe como tal. La banca de desarrollo: Nacional Financiera (Nafin), Banco de Comercio Exterior (Bancomext) y Banco de Crédito Rural (Banrural), son instituciones que, en la práctica, ejercen una influencia mínima, casi inexistente; en tanto que la banca comercial “está prácticamente extranjerizada y los mercados de valores, dinero y divisas también son controlados por agentes especuladores externos”.1 Las instituciones bancarias extranjeras que operan en México, pagan a sus accionistas, en promedio, hasta 70 por ciento de las ganancias que obtienen en el país: “Entre 2003 y 2011, los dividendos pagados a sus accionistas por las filiales de bancos extranjeros que operan en México suman 20 mil millones de dólares, una cantidad que, si se hubiera quedado en el país como capital de las instituciones para otorgar créditos, ahora la penetración financiera […] sería superior”.2 En resumen, uno de los principales instrumentos para el desarrollo y crecimiento económicos, la banca, en términos generales no pertenece a los mexicanos; de lo que se extraen tres de los vicios más perniciosos del sistema bancario actual: Sus activos están en poder de extranjeros, quienes controlan el 74% de los activos de las instituciones bancarias (BBVABancomer, Santander, etc.); una banca socialmente irresponsable que solo se ocupa de otorgar crédito a las grandes empresas, olvidándose de las medianas y pequeñas;3 y, el peor de todos, los servicios bancarios en México son de los más caros del mundo.4 Así estamos.
¿Y qué podemos decir de Telmex? Yo recuerdo cuando contratar una línea telefónica era un Camino de Santiago. Realizaba uno el trámite y debían pasar semanas, sino meses, para que llegaran el aparato y su respectivo número. Unos armatostes pesados y torpes, minúsculos mastodontes, que ahora, al verlos, mis hijos se preguntan para qué diablos servían los agujeritos, vista la moderna tecnología que, literalmente, de quererlo uno, actúa al sonido de la propia voz. Pues esa empresa, de la que el Estado mexicano era el propietario, cara, lenta, deficitaria (como la CFE) e ineficiente (como PEMEX), le permitió a Carlos Slim convertirse en uno de los hombres más ricos del Mundo, al lado de Bill Gates o Warren Buffet. ¿De qué modo, un hoyo negro, un pozo sin fondo, un fracaso concluyente puede, de la noche a la mañana, convertirse en la lanzadera para convertir a un -en aquel entonces- empresario mediocre, en uno de los hombres más ricos del Globo? Pero no solo eso, la privatización del Telmex, ¿qué beneficio le trajo a los mexicanos? ¿Qué salimos ganando? Por lo que hace a la telefonía y a las tecnologías de la información, de acuerdo con la OCDE, los servicios de banda ancha en México son caros y las velocidades de acceso a Internet muy lentas, en comparación con el promedio de los países que integran al organismo.5 La OCDE, en voz del administrador de la División de Información y Comunicaciones, Taylor Reynolds, señaló que las tarifas por los servicios de telefonía e Internet en México, “son las más altas en relación con los 30 países que conforman el organismo”.6 Asimismo, el costo de la telefonía residencial en México es de hasta 4.5 veces más elevado que el más barato de los países miembros de ese organismo, 2.6 veces más en la categoría de llamadas comerciales y casi 8 en el de llamadas móviles.7
Por eso digo que esa película ya la vi y no me gustó. Reformas espectaculares en el papel, no vinieron a remediar las cosas y 10, 15, 20 años después, podemos afirmar sin sonrojos ni titubeos: Que estábamos mejor cuando estábamos peor. A principios de año escribí y ahora lo repito:8 “Hace cuatro años, con datos de la UNICEF, las cifras sobre la pobreza en México señalaban que a 50.6 millones de mexicanos no les alcanzaban sus ingresos para cubrir las necesidades básicas respecto a salud, educación, alimentación, vivienda, vestido o transporte público; incluso dedicando todos sus recursos a estos términos. Así, el 18.2% de la población sufría carencias alimentarias -casi veinte millones de personas-, de los cuales 7.2 millones habitaban en zonas urbanas, mientras que 12.2 millones pertenecían a zonas rurales; entre 2006 y 2008, el nivel de vida de más de un millón de familias cayó bajo el umbral de la pobreza.9 Al 2012, según la nota de algún medio de comunicación: Uno de cada dos mexicanos, padecía algún grado de pobreza”.10
La reforma energética puede escudarse en una cascada de argumentos sutiles, imbéciles, veraces, torpes, inteligentísimos, pero si no impacta favorablemente en el bolsillo de los mexicanos, si no se reducen los precios de la gasolina, el gas o la luz, si solo enriquece a un puñado de hombres y mujeres -ya ricos de por sí, para colmo-, será tan inútil y perniciosa como todas las anteriores. La reforma a la ley secundaria y las políticas públicas que sobre esa base se diseñen deben tener, como fin último, abaratar los precios. Que explique el Gobierno federal de modo detallado, cuándo, cuánto y cómo y que se comprometa públicamente. De otra forma, tendremos más de lo mismo: Para efectos prácticos, Peña será otro Salinas, otro de la Madrid, otro López Portillo.
Luis Villegas Montes.
luvimo6608@gmail.com
Últimos comentarios