“Borregadas” virtuales…por Aída María Holguín
La Real Academia Española -en una de sus acepciones-, define como “borrego” al hombre (ser animado racional, varón o mujer), que se somete gregaria o dócilmente a la voluntad ajena. Así mismo, describe como “borregada” a un rebaño o número crecido de borregos.
El término “borregada”, es comúnmente usado cuando se habla de asuntos político-partidistas-electorales, debido a que un gran número de personas se somete dócilmente a la voluntad de candidatos y partidos, con la promesa de que recibirán alguna recompensa a cambio.
En México, las borregadas crecen -o al menos se mantienen- debido a que en pleno siglo XXI hay un alto índice de analfabetismo; a que la mayoría de los que sí están alfabetizados no tienen las suficientes fuentes públicas, plurales y gratuitas de información que les permita analizar y razonar los temas de interés público; o a que muchos de los que sí tienen acceso a la educación y a fuentes alternas de información -como el Internet- , simple y sencillamente obedecen a intereses personales o a lo que dicen los demás.
Lamentablemente, las borregadas se han extendido al ámbito virtual -especialmente en las Redes Sociales (RS)- en donde ya se han dado casos tan graves, que han afectado seriamente el honor, la imagen, o la integridad misma de una persona; tal es el caso, de una joven que optó por terminar con su vida después de sufrir acoso virtual (ciberbullyng) masivo a través de las RS.
Es importante hacer hincapié, en el enorme beneficio que ha traído del uso del Internet para transmitir y reproducir información, alcanzado niveles tan exponenciales, que incluso se ha influido en los criterios editoriales de los grandes grupos mediáticos de prensa, radio y televisión; convirtiéndose así, en una poderosa herramienta para posicionar temas relevantes, ejercer presión social, e incrementar la participación ciudadana en relación a temas de interés público.
Pero es la otra cara de la moneda la que hoy nos ocupa: el riesgo latente de que el Internet y las Redes Sociales sean mal utilizados, convirtiéndolos en otra fuente de desinformación masiva.
Compartir “información” sin siquiera leer totalidad el contenido en su totalidad, sin analizarlo, sin investigarlo y/o sin razonarlo, o simplemente con la finalidad de hacer daño; también se está volviendo una práctica común, y puede poner en riesgo mucho de lo poco que se ha ganado.
Dado que en el Internet -prácticamente- no existen fronteras ni cercos informativos, las borregadas virtuales pueden representar un daño más grave a nuestra sociedad, que las de tipo político-partidistas-electorales; esto, porque la participación virtual y la difusión de información errónea, se hace -regularmente- por propia voluntad.
En algunos casos, formar parte de una borregada virtual, es resultado de reacciones “viscerales”, a causa de hechos que nos afectan; es decir, reaccionamos y actuamos sin investigar o razonar; tomando así, las posturas u opiniones de otros como si fueran propias, pero que no necesariamente son las más adecuadas u oportunas.
En otros casos, las borregadas virtuales se constituyen en torno a temas sensibles o que alguien puso de “moda” en las Redes, y éstos se va multiplicando tan solo porque otros tantos lo compartieron, y “si los demás lo hicieron, debe ser cierto”.
Si se tratase de información que se comparte después de leída, analizada y razonada; no habría ningún problema -aún y cuando otros no compartan esa visión de las cosas-; lo importante, es que corroboremos que lo que estamos difundiendo por el Internet no es información falsa, manipulada, con el fin de dañar a alguien, o por distraer la atención de otros temas relevantes.
Lo que sucede en las Redes Sociales en relación a propagar “inconscientemente” información sin fundamento o malintencionada, es un foco rojo que indica que hasta los que tenemos mayores oportunidades -de acceso de información y a libre expresión-, estamos expuestos a ser parte de las borregadas.
Siempre será bueno solidarizarse con las diferentes causas y ejercer nuestro derecho a la libre expresión, pero es nuestro deber hacerlo de manera informada y responsable. Eso es lo que México demanda de nosotros.
Finalizo con lo dicho alguna vez por el escritor y orador estadounidense, Samuel Langhorne Clemens -mejor conocido como Mark Twain-: “Cada vez que se encuentre usted del lado de la mayoría, es tiempo de hacer una pausa y reflexionar.”
Aída María Holguín Baeza
Correo: laecita@gmail.com
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