Llegó borracho cuando lo estaban velando
—-Por Jesús C. Aguirre Maldonado (Texto y Foto)–
Delicias.- Un bebedor consuetudinario, originario del Sector Poniente, quien se perdía por varios días, incluso semanas, o incluso hasta meses, se convirtió en leyenda urbana, ya que según cuenta la gente, particularmente en vísperas del “Día de Muertos”, este hombre andaba de parranda, sin que nadie lo encontraba, e incluso lo llegaron a dar por muerto y al buscarlo hallaron el cuerpo de un hombre igualito a él, al que le iban a dar cristiana sepultura, pero el día que lo estaban velando, apareció el hombre, aun con los estragos de la tomada, y cuál fue la sorpresa de los ahí presentes, que algunos se desmayaron de la impresión y a otros se les erizaron los cabellos.
México, nuestro país, está lleno de leyendas, algunas de ellas que rayan en lo místico, lo fantasioso, que al ir de boca en boca a veces lejos de desvirtuarse, se van llenando de más aspectos, algunos hasta chuscos, algo inverosímiles o difíciles de creer, como el caso que nos ocupa, pero de que se van enriqueciendo al paso de los años es una verdad innegable.
El nombre del personaje algunos no lo recuerdan, pero al caso es lo de menos. Él amaba la tomada y la bohemia, binomio indivisible y menos cuando se juntaba con sus amigos de parranda.
Entre humos de cigarro y brindis tras brindis se perdía y perdía la noción del tiempo y del espacio.
En esta leyenda popular del famoso barrio del Poniente en Delicias, Chihuahua, su historia es digna de casos como Ripley o del gustado programa “Aunque usted no lo crea”.
Los familiares y algunos amigos del susodicho al ver que este no aparecía, que lo llegaron a extrañar, buscaron por todos lados, hospitales, cantinas, barrios, la vieja cárcel municipal, hasta que encontraron el cuerpo de un difunto que lo dieron como si fuera él, pues contaba con todas las características físicas y decidieron velarlo, para posteriormente darle cristiana sepultura.
Cuando lo estaban velando, llegó el hombre al velorio y cuando algunos lloraban desconsolados por la pérdida, con los estragos de la bebida y la mirada perdida preguntó:
_Hic, hic, pues quien se murió, y ya le dieron el nombre.
-“Cómo si ese soy yo? Aquí estoy vivito y coleando”, hic, hic.
Y algunas damas principalmente cayeron desmayadas del susto.
Mientras que el “muerto vivo” se convirtió en una de tantas leyendas urbanas de Delicias.
jesusaguirre25@hotmail.com
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