Siguiendo con mis peregrinas reflexiones de la diferencia entre cuquis y tikismikis, ahí tiene usted a un PAN que, como el Echeverría de Cossío Villegas, parece haber confundido el trienio con un trimestre pues, desde el 15 de octubre, ya estaba presentando su primera iniciativa de Ley, la de Protección Civil, para impedir que ocurran de nuevo tragedias como la del Aeroshow, en Chihuahua, la de la fábrica Blueberry, en Juárez, y, en su caso, se castigue a los responsables. A esa propuesta seguirían otras más:
ü La Iniciativa de Ley de Deuda Pública, para establecer un sistema jurídico que frene el desordenado endeudamiento del Estado y sus municipios y le dé unidad y coherencia a un régimen legal que, por su dispersión, posibilita la simulación y el desaseo en el manejo de las finanzas del Estado;
ü La Iniciativa de Ley Estatal de Vinculación entre los Sectores Productivo y de Educación Superior, por la que se cuestiona al Gobierno una disparatada inversión en educación superior sin tomar en cuenta la oportunidad laboral de los muchachos egresados (en el mes de junio de este año, un informativo local daba cuenta de que Chihuahua era el “quinto Estado expulsor de jóvenes con el 11.4% de las personas menores de 30 años buscando mejores opciones de vida fuera de su país”);1
ü La Iniciativa de Ley para la Creación y Estímulos al Empleo, por la que se ataca la falta de una política estatal consistente, coherente, específica, concreta y plural, en materia de fomento al empleo, pues ya en el primer tercio de la actual Administración, Chihuahua se situó 1.12% por arriba del promedio de desempleo nacional y si se estiman los indicadores solamente a partir de 2010, la cifra casi se duplica, lo que demuestra un desempeño muy pobre;2
ü La Iniciativa de reformas a la Constitución Política local y a la Ley de Auditoria Superior por la que se procura combatir la opacidad en el ejercicio del gasto público y desarrolla dos aspectos de las finanzas estatales y municipales: Transparentar y darle certeza al proceso de fiscalización de las cuentas públicas; y por último,
ü La Iniciativa de reformas a la Ley para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Tortura en el Estado de Chihuahua por la que se insiste que, contrario al discurso oficial, el delito de tortura en Chihuahua continúa vigente; basta considerar el reciente arresto de siete policías que torturaran a una familia en Juárez;3 o el caso de Israel Arzate, el juarense que fue detenido en febrero de 2010 acusado de participar en la masacre en Villas de Salvárcar, y que el pasado miércoles 6 de noviembre consiguió un amparo luego de que la SCJN determinara que durante todo su proceso penal se violó el llamado debido proceso y fue cruelmente torturado.4
Esa andanada se ha visto complementada, entre otros más, con al menos dos temas de singular relevancia:
ü El voto particular de la Dip. María Eugenia Campos Galván, por el que se opone al dictamen emanado de la Comisión deProgramación, Presupuesto y Hacienda Pública, relativo a la reforma del artículo 169 y derogación del ordinal 169-Bis, ambos del Código Fiscal local, por el que se propuso homologar al 3% la tasa del Impuesto sobre Nóminas, y
ü El firme posicionamiento del PAN sobre la Ley de Ingresos para el ejercicio fiscal de 2014, por el que se pidió a los integrantes de la Legislatura, sin hallar eco, el voto en contra de tres aspectos: El incremento de la tasa única del Impuesto sobre Nóminas, la propuesta de instalar más casetas de peaje en el territorio de la Entidad y la aprobación de la Verificación Ecológica Vehicular.
Solo con que el Gobierno del Estado accediera a la mitad de estos planteamientos, Chihuahua se situaría, en el ámbito nacional, a la vanguardia en lo político, en lo jurídico y en lo social. Dejaría de ser, en definitiva, un Gobierno tikismikis que le hace asquitos a la participación ciudadana, a la apertura democrática, a la planeación responsable, a la certeza en la revisión y examen de las cuentas públicas, a la transparencia en las finanzas estatales y a la responsable rendición de cuentas.
Yo quiero un Estado y un Gobierno cuquis. ¿Usted no?
Luis Villegas Montes.
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