Lázaro…por Luis Villegas Montes
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“Los muertos que vos matáis, gozan de cabal salud”.
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Pierre Corneille.1
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Cuando decimos “Lázaro”, todo mundo sabe de qué va la cosa: Lázaro es un personaje bíblico; nacido en Betania, pueblo situado a las afueras de Jerusalén, Lázaro fue hermano de Marta y de María; y Jesús se alojó en su morada en varias ocasiones. Su fama, sin embargo, obedece a un único e insólito acontecimiento: Resucitó. Claro que, a diferencia de Blanco Herrera,2 Lázaro verdaderamente volvió de la muerte o, lo que es lo mismo, no andaba de parranda.
Yo, como ese Lázaro, resucité.
Resulta que, como es público y notorio, hace cosa de 3 años renuncié al PAN. Respecto de mi persona, ahí empezó y ahí terminó el proceso de separación. Lo demás, los trámites, el papeleo, la parte burocrática del asunto, estaban a cargo de los directivos municipal, estatal o nacional y no al mío. Cuando pasado el tiempo doy inicio al proceso de reafiliación me doy cuenta con azoro que mi solicitud no “pasa”, porque el sistema la rechaza. ¿Y por qué la rechaza el sistema? ¡Ah, pues porque el sistema no es tonto! El sistema se dice cosas como: “A ver, si se llama Luis y se apellida Villegas Montes; y vive en Chihuahua, Chihuahua; es chaparrito y orejón y su clave de elector es tal, pues este Luis Villegas Montes no puede solicitar su reafiliación porque está muerto. Aquí muy clarito (continúa diciéndose el sistema en un soliloquio cibernético e infernal) aparece que está difunto, que es cadáver, finito, caput”.
Huelga decir que ese sistema, o el responsable del mismo, tiene el sentido común necesario y suficiente como para darme de alta y reestablecerme en mis derechos una vez que le envío un carta firmada de mi puño y letra con copia de mi credencial de elector con fotografía vigente, que da cuenta de que, en efecto, no estoy muerto y, si acaso, anduve de parranda. Si existe una anomalía, y no lo dudo, esta es imputable a quien ustedes gusten y manden, menos a mí, por un lado; por otro, si se dejaron intactos mis derechos fue porque alguien, otra vez yo no sé quién, no agotó el trámite a su cargo y festivamente me sentenció a muerte; por lo menos a la “muerte civil”.
Lo anterior viene a cuento, porque el día de anteayer, lunes 21 de los corrientes, durante la sesión de la Comisión Estatal Organizadora responsable del proceso para renovar el Comité Directivo Estatal del PAN en Chihuahua, el ínclito representante del nunca bien ponderado ciudadano -y doitor– Héctor Rafael Ortiz Orpinel, el flamante abogado, licenciado, don Jesús Limón Alonso (quien por cierto aparece como miembro afiliado al PRI, según puede leerse en el siguiente sitio: http://pri.org.mx/TransformandoaMexico/NuestroPartido/MiembrosAfiliados.aspx), solicitó que “revisaran mi caso” y por qué razón aparezco como miembro activo. Dicha solicitud propició en mí variadas reflexiones… luego de varias carcajadas, claro; veamos:
1. Me queda claro que el derecho no es el fuerte del Lic. Limón -o ya puestos, el del doitor Ortiz-, pero cualquiera, hasta el más ignorante, sabe que la citada Comisión no tiene facultades para revisar un asunto de esa índole;
2. En segundo lugar, suponiendo que la Comisión sí tuviera facultades, lo cierto es que su “derecho” habría precluido, porque cualquier persona que se considerara agraviada por mi afiliación, desde el momento de que se publicó el padrón de miembros, contaba con 4 días para haber atacado dicha resolución. Nadie lo hizo;
3. Tercero, aun y cuando lo hubiera intentado alguien, en tiempo y forma, su recurso no habría prosperado porque tendría que haberse demostrado el agravio directo, la afectación a su esfera jurídica, de esa circunstancia en concreto, y
4. Cuarto (y más importante), ¿cómo estarán de desesperados en esa campaña, que su brillante estrategia jurídico-electoral consiste en intentar eliminar UN VOTO (el mío)?
Yo estoy tranquilo y en paz. A lo que sigue: ¡Por el Bien del PAN!
Luis Villegas Montes.
luvimo6608@gmail.com
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