Pensamiento mágico…por Luis Villegas
Resulta que siempre no; que no estoy tonto. Bueno, no tanto. Yo tenía años pensando que Adriana y yo no éramos tan compatibles como lo pensaba al principio. Adriana y yo, escribo, y es un decir. Porque, ya puestos, ni yo y Lola; ni yo y María; y, para el caso, ni yo ni Luisita (a quien invité al cine este domingo, por cierto).
Frente a tanto desencuentro, la pregunta parecía obligada: “¿Qué me pasa con las mujeres?”. “¿A mí? Nada”. Esa tendría que ser, por supuesto, la respuesta obligada también.
A mí nada; simple y sencillamente las mujeres tienen lo que una psicóloga chilena, Pilar Sordo, llama festivamente, medio en serio medio en broma: “Pensamiento mágico”. Me explico. Al efecto, reproduzco parte del monólogo visible en la dirección deYouTube que anoto más abajo, con el título: “Pilar Sordo y el divertido pensamiento mágico de las mujeres”:1
“El otro día fui a una zapatería y le pedí al vendedor que no me atendiera que me dejara observar. Entra una primera mujer y pregunta: ‘Señor, ¿esos zapatos que están ahí en rojo los tiene en negro?’. ‘No señora, no están en negro. Por eso en la vitrina se colocan en rojo y en gris, que son los dos únicos colores que tenemos’. ‘Ahhh’, dice la señora… y se va. Después entra otra señora y dice: ‘Señor, esas botas que están en la vitrina con punta puntiaguda ¿las tiene con punta redonda?’. ‘No, señora, sabe que solamente llegaron con punta puntiaguda’. Entra otra después, y dice: ‘Señor, estos zapatos que están con taco bajo, ¿los tiene con taco alto?’. ‘No. Nos llegaron con taco bajo, por eso es que están expuestos con taco bajo’”.
Finalmente, narra la especialista, le preguntó al vendedor: “¿Cuántas mujeres al día entran y piden ese zapato en el número que necesiten?”. Él se rio, cuenta, y le respondió: “Nunca más de dos o tres, al día”. Luego de varias anécdotas -la del gerente de una fábrica de pinturas y su inútil paleta con 540 colores o la de las empleadas que intentan ponerse de acuerdo sobre el largo y el color del uniforme-, Pilar retóricamente se pregunta: “¿Qué pasa con esta inconformidad femenina?”; y se responde a sí misma: “Esto tiene un nombre; se llama ‘Pensamiento mágico’”. Y lo define. “Algo que hace que las mujeres siempre busquemos la perfección de algo que ni siquiera nosotras sabemos -que es lo más grave-. Es, simplemente, esperar que algo mágico ocurra y llene absolutamente mis expectativas”.
Y, de veras, bendito YouTube y bendita Pilar Sordo, porque a partir de ver y escuchar el video con atención; y volverlo a escuchar; y escucharlo otra vez, con paciencia infinita y regocijada incredulidad, caí en la cuenta de que ni Adriana, ni María, ni Lola, ni Luisita, lo hacían por fastidiarme. Es, simplemente, que esperan que yo, mágicamente, les adivine sus pensamientos y, eventualmente, satisfaga sus peregrinas e imprecisas expectativas. ¿Cuántas veces he llegado a un restaurante, acompañado de Adriana, para oírla preguntar al camarero por un platillo que, ni de chiste, aparece en el menú? ¿O qué decir de aquella vez que llegó (casualmente) a una zapatería a preguntar por unas botas y el empleado, luego de oír su petición, con una media sonrisa le dijo: “oiga señora, pues mándeselas hacer”?
No es solo que los hombres y las mujeres seamos oriundos, respectivamente, de Marte o de Venus;2 que los hombres, sea cierto o no, amemos a las cabronas;3 o que las mujeres nos hayan “domado”;4lo realmente trascendente es que los hombres y las mujeres somos diferentes; concebimos el Mundo de manera distinta; como nos lo recuerda David Eagleman, ni siquiera la morfología o la química del cerebro, nos igualan;5 por el contrario, nos distinguen e incluso nos distancian. Esa diferencia no hace mejor o peor a unos u otros ni, lo más importante, tampoco incompatibles; simplemente somos como somos y el auténtico cometido, en las relaciones de pareja (o fuera de ellas, familiares, de amistad, etc.), es intentar comprendernos y cuando la razón falla, apelar a los afectos para aceptarnos. ¡Pero ah, cómo me reí (y descansé) cuando leí por primera vez la explicación esa del “pensamiento mágico”! “Carajo, me dije, las mujeres tienen más salidas que el periférico”.
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Luis Villegas Montes.
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