Malasia.- Luis Alfonso, Simón y José Regino González Villarreal, originarios de Culiacán y detenidos en Malasia en 2008 por tráfico de drogas, morirán en la horca.
La Corte federal de Malasia, el máximo órgano judicial de ese país, rechazó los argumentos de los mexicanos y determinó su culpabilidad por producción y tráfico de metanfetaminas.
“Nuestra decisión es unánime. Se desestima el recurso contra los cinco acusados. Condena y sentencia confirmadas”, señaló el juez Zulkefli Ahmad Makinudink en Putrajaya, capital administrativa de Malasia.
El Embajador de México en el país asiático, Carlos Félix Corona, dijo que se revisará el expediente judicial para buscar algún modo de ayudar a los condenados.
“El Gobierno de México lamenta la decisión de aplicar la pena de muerte, respetando siempre la legislación interna, en este caso de Malasia”, informó la Secretaría de Relaciones Exteriores en un comunicado.
“Ante el resultado, los abogados consideran solicitar una revisión del fallo para agotar todas las instancias jurídicas en la defensa de los hermanos González Villarreal”.
De no prosperar el recurso, los abogados podrían pedir el indulto real, que concede únicamente el Sultán Yang di-Pertuan Agong.
Los sinaloenses fueron capturados en marzo de 2008, durante una redada realizada por la Policía de aquel país en una fábrica de la ciudad de Johor, junto con un ciudadano malayo y otro singapurense.
Ahí, las autoridades hallaron 29.460 kilogramos de metanfetaminas y equipos para elaborarla.
La defensa de los acusados ha alegado que la evidencia física del alcaloide fue alterada en 8.5 kilos y que los mexicanos eran sólo trabajadores de limpieza, lo cual fue rechazado.
El fiscal Mangaiarkasi Krishnan consideró que sin importar que se trate de un gramo es tráfico de drogas.
“No eran limpiadores como afirman. Hay cuantiosas pruebas que demuestran que estaban fabricando metanfetamina”, aseguró.
En agosto de 2013, el Tribunal de Apelaciones calificó de improcedente el recurso legal interpuesto.
Ese mismo año, en Culiacán, Carmen Villarreal, la madre de los inculpados, aún esperaba que sus hijos regresaran a México con vida.
En 2011, al enterarse de que fueron sentenciados a la pena capital, Carmen negó antecedentes delictivos de los imputados.
“Ellos no tienen nada de antecedentes, ni nada. Ellos nada más se dedicaban a trabajar en la ladrillera junto con su papá”, declaró.
La hermana de los condenados, Alejandrina González dijo entonces desconocer el nombre de la empresa en la cual trabajaban.
“No nos dijeron nada de a dónde iban. Creo que ellos tampoco sabían a dónde iban, el que se encargó de los trámites del pasaporte y visa fue el amigo que les dio trabajo. Lo único que les dijo fue que iban a ocupar esos papeles porque iban fuera”, recordó.
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