“Debido al acuerdo tomado, no puedo decir nada”. Así Felipe González, dueño del Chevrolet Sonic, año 2012 -chocado antenoche por Arturo Vidal- respondía a las consultas de la prensa poco después de que el futbolista resultara formalizado por conducción bajo estado de ebriedad.
En el mercado el vehículo colisionado, según El Mercurio, se transa por 7 millones de pesos, pero éste resultó con pérdida total. Ni siquiera la familia de este conductor confirmaba o negaba información. Solamente manifestaban que González estaba bien, ya que habría sufrido sólo lesiones leves.
En tanto el asesor financiero de Vidal, Carlos Albornoz, destacó que el jugador venía “recién conociendo su auto”, según dijo a La Tercera, por lo que “debe asumir los costos y está dispuesto a hacerlo”.
El acuerdo se habría empezado a fraguar cuando los dos conductores estaban en la comisaría, y podría derivar en que eventualmente no se levanten acciones penales privadas en contra de Vidal. Asimismo esto podría dar pie para acelerar un futuro proceso judicial, como también empieza a surgir la posibilidad de llegar a un acuerdo con el Ministerio Público.
El Ferrari de Vidal costó 154 millones de pesos, más 29 millones de IVA, lo que termina en un total de 184 millones de pesos.
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