De todos es conocida la pasión del mundo clásico por la astronomía, la ética, la filosofía o la política. Grandes nombres de Grecia y el Imperio Romano han llegado hasta nuestros días. Mentes privilegiadas como las de Platón, Aristóteles, Arquímedes, Séneca o Virgilio forman parte de las enseñanzas que recibimos en las escuelas. Sin embargo, no son los únicos pensadores que demostraron estar adelantados a su tiempo. Hoy te mostramos el apasionante mundo de Lucrecio, un gran pensador que demostró que el alma es humana, la tierra gira en torno al sol en un universo infinito y el miedo a los dioses provoca infelicidad.
Aunque del nombre completo de este filósofo, Tito Lucrecio Caro, se extrae que pudo pertenecer a una familia humilde, es evidente que una persona con su formación debió crecer en el seno de un ambiente aristocrático y noble.
Lucrecio debió morir a la edad de 40 años entre el 94 y el 53 antes de la era común, aproximadamente, aunque estos datos se pierden, dado que no es mucho lo que se sabe sobre su vida. Se cree que pereció a causa de un suicidio y pudo haber sufrido alguna enfermedad como la epilepsia.
Según se puede deducir del tiempo que le tocó vivir, debió ser contemporáneo de Julio César en tiempos de las revueltas en la ciudad de Roma, aunque no se sabe si es originario de la gran ciudad clásica o llegó allí desde las provincias.
Por desgracia, el legado de Lucrecio que nos ha llegado a nuestros días no es tan extenso como debiera. Su obra magna, Sobre la naturaleza de las cosas o De rerum natura, en latín, fue un extenso poema didáctico de 6 libros que versa sobre filosofía, física atomista basada en las teorías de Epicuro, una pesimista visión del amor o una imagen del cosmos verdaderamente avanzada para su época.
Por desgracia, tan solo uno de los seis libros de su gran obra sobrevivió, y durante siglos estuvo escondido por la Iglesia Católica como un escrito prohibido, ya que atentaba peligrosamente con el pensamiento y las doctrinas religiosas de la época a través de centenares de años.
Sin embargo, la obra de Lucrecio sirvió de inspiración para grandes mentes medievales como Giordano Bruno, que trató de propagar la visión de una Tierra girando alrededor del Sol en un inmenso universo. Aun así, esto le valió la repudia de la sociedad de la época y caer en manos de la Santa Inquisición, que le castigó con dureza.
Lucrecio ya escribió hace más de 2000 años teorías revolucionarias como la materialidad del alma, incapaz de sobrevivir al cuerpo, un cosmos compuesto por millones de átomos fortuitos que se mueven en el vacío universal o el hecho de liberar al hombre del miedo a los dioses, algo que solo provoca infelicidad. Algo increíble para haber nacido en aquellos tiempos, ¿verdad? Ojalá hubiésemos podido disfrutar de toda su poesía como cúmulo de conocimiento clásico, pero la historia del mundo está llena de injusticias, y la pérdida de la memoria es una de ellas.
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