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Venezuela: el triunfo de la verdadera oposición…por Aída María Holguín

Al enterarme los resultados del reciente proceso electoral en Venezuela, inmediatamente vino a mi mente una frase que escuché hace mucho tiempo: “Lo malo que tiene un país donde el gobierno es débil no es la fuerza de la oposición, sino la memoria del electorado”.
Esta frase refleja lo sucedido el domingo pasado en Venezuela: la memoria del electorado pudo más que una oposición anteriormente fraccionada y con un -casi- nulo poder de decisión sobre los asuntos públicos.
Fue así, como desde el mismo domingo los resultados electorales preliminares mostraban ya un hecho histórico: por primera vez -desde la llegada de Hugo Chávez al poder- los venezolanos le dieron la espalda al chavismo -actualmente representado por Nicolás Maduro- otorgándole el triunfo los partidos de oposición, mismos que ahora tienen la mayoría calificada en la Asamblea Nacional (AN); es decir, al menos 99 diputados tendrán la oportunidad combatir el oficialismo chavista.
Si bien la unión de los partidos de oposición fue relevante en esta elección, la verdadera –y formidable- oposición fue la de los venezolanos, que -en esta ocasión- no sólo pusieron en funcionamiento su memoria, sino que le dieron a ésta el necesario y adecuado para tomar la decisión que -a través del sufragio- definió la manera en que la AN quedó conformada para los próximos cinco años, y que ahora tendrán la difícil -pero no imposible- responsabilidad de demostrarle al pueblo que no se equivocó.
Lo sucedido domingo en Venezuela no sólo es un ejemplo de lo que pasa cuando el pueblo se harta de los malos gobiernos, y lo puede hacer cuando se une; sino que también deja una lección -particularmente para México- en lo que respecta a las candidaturas independientes.  Esto, considerando que en Venezuela había candidatos independientes; sin embargo, los venezolanos optaron por apoyar a los partidos políticos de oposición y no a los “independientes”, pero esa es otra historia que –sin duda alguna requiere de un minucioso análisis reflexivo.
Volviendo al caso que nos ocupa, es necesario asimilar que lo hecho este pasado domingo por los venezolanos, puede constituirse en el acto que puede decirle “adiós” a las dictaduras y abusos gubernamentales en aquel país.   Lo cual, puede -y debe- ser considerado por los mexicanos en las futuras elecciones, si es que en verdad tienen interés de hacer algo para consolidar -de una vez por todas- la democracia en México.
Para que eso suceda, es urgente y necesario que los mexicanos -en primer lugar- pongan en funcionamiento su memoria y actúen en consecuencia, cosa que -como ya se había dicho hace algunos años en ese mismo espacio de opinión- para los nacidos antes de los años 60’s no tan difícil.  En el caso de los nacidos entre los 70’s y mediados de los 90’s, solo es cuestión de entrelazar los recuerdos de la niñez y juventud con la ayuda de los recuerdos de todos aquellos que se ubiquen en el rango anteriormente señalado.  El verdadero reto para recuperar las memorias perdidas, será para los nacidos a finales de los 90’s y –especialmente- a partir del año 2000; esto, porque solamente tienen como referencia lo sucedido desde que el PAN asumió la Presidencia de la República, y por lo tanto, carecen de elementos importantes a considerar, mismos que tienen mucho que ver con lo que actualmente sucede en México -y con lo que a futuro puede seguir sucediendo-.
En segundo lugar (pero igual de importante) los mexicanos deben comprender que la conformación del Congreso de la Unión es fundamental en la toma de decisiones.   Es por eso, que se debe poner un especial interés en aquellos procesos electorales en los que se elige a los  legisladores; dicho en otras palabras, es urgentemente necesario analizar la manera en qué debe quedar conformado el poder legislativo; es decir, evitar que siga en manos de una mayoría -afín al Presidente- que sin discusión -o reflexión- alguna, aprueben leyes considerando sólo los intereses particulares -o grupales-, y no los intereses públicos como debe de ser.
En fin, lo sucedido en Venezuela es un ejemplo que los mexicanos no deben -ni pueden- menospreciar porque ha quedado claro que la unión hace la fuerza, y esa fuerza es la única que puede acelerar y consolidar la verdadera democracia, o consolidar la ya tan avanzada autocracia.
Finalizo en esta ocasión con lo dicho alguna vez por el político y escritor británico, Benjamin Disraeli: “Ningún gobierno puede estar seguro largo tiempo sin una formidable oposición”.
Aída María Holguín Baeza
Correo electrónico: laecita@gmail.com
Artículos anteriores: laecita.wordpress.com

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Aída María Holguín Baeza

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