El costo de la cuesta…por Aída María Holguín
Inicia un nuevo año, y con él llega la famosa “cuesta de enero”, esa cuesta que los políticos en el poder parecen desconocer porque sólo los ciudadanos de a pie la tienen que enfrentar año con año; y este año en particular, el costo de la cuesta será más elevado que lo habitual.
Si bien es cierto que “la cuesta de enero” es un suceso tan común que hasta el término es reconocido por la Real Academia Española como un “período de dificultades económicas que coincide con este mes a consecuencia de los gastos extraordinarios hechos durante las fiestas de Navidad”, también es cierto que este año ese periodo tendrá consecuencias que se extenderán más de un mes -como es costumbre- gracias a las medidas recaudatorias de los gobiernos en turno.
Y es que resulta necesario asimilar que la cuesta de enero no sólo es consecuencia de los gastos de la época navideña, sino que también es el resultado del incremento de las tarifas, impuestos y precios que suelen ocurrir al inicio de cada año fiscal; lo cual -por obvias razones- reduce significativamente el poder adquisitivo y, por ende, la calidad de vida de las familias.
En el caso específico de Chihuahua, el costo de la cuesta para los chihuahuenses será muy alto debido a que, siendo la entidad con más deuda pública (respecto a su PIB) y que el 2016 será un año electoral, las políticas que caracterizan al gobierno de César Horacio Duarte Jáquez, especialmente la política recaudatoria, seguirán aplicando hasta el último día de su mandato.
En ese contexto es que el costo de la cuesta de enero puede ser comprendido de mejor manera. Dicho en otras palabras, el costo de la deuda pública contraída por el actual gobierno de Duarte y el costo de las elecciones -en términos de movilización de las estructuras y la compra del voto- tendrá -indudablemente- un alto costo para los chihuahuenses, mismo que -consciente o inconscientemente- tendrá que ser sumado a las deudas particulares que tarde o temprano y de una u otra forma, tendrán que ser pagadas.
Por lo pronto, y para no perder la costumbre, los chihuahuenses ya están empezando a pagar parte del elevadísimo costo que ha generado la estadía de César Duarte -y compañía- en el poder, desembolsando lo correspondiente al Impuesto Predial, y otros ya empezaron a pagar el aumento de un deficiente servicio de trasporte urbano por el que -para su puesta en marcha- se sigue pagando alto costo, que por cierto, no corresponde a lo ofrecido por Duarte y Javier Garfio, cuando ésta fue anunciada como la obra magna del sexenio.
En cuanto a la extensión -por tiempo indefinido- de la cuesta de enero, ésta ya está asegurada gracias al anuncio que la propia Secretaría de Hacienda, respecto a que las oficinas de recaudación no aceptarán pagos del replaqueo 2016 hasta el mes de febrero. Esto, como una medida “compasiva” que -a decir de las autoridades- tiene como finalidad evitar molestias a los contribuyentes causadas por la típica saturación de las oficinas de recaudación de rentas; sin embargo, la verdadera motivación es la ampliación el programa “Actualízate” (que concluirá al 31 de enero) cuyo objetivo es lograr que la totalidad de los propietarios de automóviles paguen sus adeudos del 2015.
En fin, eso es sólo el comienzo de lo que en realidad será el costo de la cuesta de este año, que no es otra cosa más que la extensión de la cuesta que inició desde el 2011, y que en realidad solo servirá para dar un mínimo -si no es que nulo- abono a la deuda pública generada por este sexenio duartista que cínicamente busca perpetuarse a través de Enrique Serrano Escobar, pero esa… esa es otra historia.
Concluyo en esta ocasión con lo dicho alguna vez por el economista, historiador y político judío estadounidense, Murray Rothbard: “Es fácil ser notablemente compasivo cuando otros son obligados a pagar los costos.”
Aída María Holguín Baeza
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