En una verdadera máquina de hacer goles se convirtió el elenco germano, ante una selección australiana dormida que no fue capaz de contener el desdoblamiento ofensivo de Klose, Ozzil, Podolsky y compañía.
Australia tuvo la primera oportunidad de gol del encuentro a los 3’ luego de un tiro de esquina, sin embargo el poderío ofensivo alemán se hizo insostenible para los “socceros” que vieron impávidos como a los 8’ Lukas Podolsky fusiló al portero Schwarzer con un tiro imparable tras centro atrás de Müller . A los 26 minutos, Miroslav Klose anotó el 2-0 parcial tras jugada colectiva y cabezazo frontal.
En la segunda fracción Alemania convirtió el partido en un monólogo y estiró el marcador con golazo de Thomas Müller(uno de los mejores de la cancha) a los 67 ‘ y Cacau a los 69’ tras jugada de Ozil por la izquierda.
Estas fueron las claves del partido:
El ordenamiento táctico de Alemania que permitió que su capitán Phillip Lahm se proyectará por la banda derecha durante gran parte del encuentro entregándole poderío ofensivo a su combinado, sin poner en riesgo defensivamente a los germanos a través de los relevos de funciones.
La mano en el área de Per Mertesacker al comienzo del segundo tiempo que no se cobró y significaba penal a favor del elenco australiano, lo que podría haberle dado un giro al encuentro.
La expulsión de Tim Cahill tras falta sobre Podolski que generó que la distancia física entre ambas escuadras aumentara aún más, transformando el encuentro en un vals para los alemanes.
Las intervenciones del portero australiano Schwarzer que sacó varias pelotas de gol que podrían haber convertido el partido en una goleada de proporciones aún mayor.
La mala actuación de la última línea australiana que permitió que por largos pasajes Alemania fuese un monólogo ofensivo que actuó casi sin resistencia. Luke Wilkshire. Craig Moore, Lucas Neill y Scott Chipperfield tuvieron una jornada para el olvido.
La solvencia de la retaguardia alemana que estuvo siempre a la altura de las circunstancias cuando fue requerida por los pocos ataques del conjunto australiano y jamás se desconcentró a pesar de la superioridad numérica.
La excelente actuación del mediocampista Mezut Ozil que permitió que los alemanes no extrañaran tanto al lesionado Michael Ballack. Jugó un partidazo, habilitando, desbordando y cediendo con generosidad para que otro compañero marcara.
El ingreso de Cacau en el cuadro alemán que entró a marcar y permitir que el “baile” tuviera espacio para más abrazos. El atacante reemplazó a Miroslav Klose, quien también había hecho la tarea mediante un cabezazo imparable.
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