La sociedad de la desinformación…por Aída María Holguín
Considerando que la idea de “sociedad de la información” se comenzó a utilizar a raíz de la llegada del Internet (como una forma de enmarcar la era informática e informacional) postulando -en términos generales- que la información es parte importante del mundo contemporáneo, y que las redes sociales se han convertido en un medio fundamental para la difusión de la misma, resulta necesario reflexionar respecto a la función de estos medios de comunicación y el papel que la sociedad desempeña en torno a éstos.
Si bien una de las ventajas del internet y -particularmente- de las redes sociales, es que hoy en día con un solo “click” es posible compartir todo tipo de contenidos, la desventaja directamente relacionada a esta “inofensiva” acción puede ser mucho mayor, y es justo ahí donde radica la reflexión y análisis que en esta ocasión nos ocupan; mismos que -para efectos prácticos- se enfocan a Facebook. Esto último, debido a que según el Interactive Advertising Bureau (IAB-México), Facebook fue la red social más visitada en el 2015 por los mexicanos que están conectados más tiempo (más de 7 horas al día) a internet.
De acuerdo a Facebook, su misión es darle a la gente el poder de compartir y hacer el mundo más abierto y conectado. Lo cual -según su creador, Mark Zuckerberg- ya se ha cumplido y por eso el mundo ya es un lugar más transparente.
Sin duda alguna, desde su fundación (en el 2004) esta red social ha cumplido con la parte de facilitar la conexión entre la población mundial a través de una plataforma que ha servido como vía de comunicación libre y abierta; sin embargo -como todo en este mundo- Facebook también ha causado que algunos de los supuestos planteados a través del término “sociedad de la información” deban ser analizados y, en su caso, replanteados.
Aunque resulta poco el espacio para analizar cada uno de ellos, uno de estos supuestos se basa en las competencias informacionales; es decir, en aquellas capacidades que permiten a los seres humanos reconocer cuándo necesitan información, buscarla, gestionarla, evaluarla y comunicarla de forma adecuada.
En ese sentido, definitivamente Zuckerberg estaba en lo cierto: al dar a las personas el poder de compartir, México ya es un lugar más transparente. El único problema, es que en este caso la trasparencia no es motivo de orgullo. No cuando lo que Facebook ha transparentado (sin querer queriendo) es que las capacidades informacionales de gran parte de la sociedad mexicana no han sido desarrolladas de manera adecuada, reflejando así una crisis de competencias informacionales que -en el “mejor” de los casos- los usuarios -al ser notificado por otros- suelen minimizar invocando a su derecho a la libre expresión; cosa que demuestra que la crisis es verdaderamente grave, y está representada por una sociedad evidentemente desinformada.
Cierto es que la libertad de expresión es un derecho que nadie debe impedir; sin embargo, todo derecho conlleva una responsabilidad, lo cual -entre otras cosas- implica el respeto a los derechos de los demás; pero sobre todo, la comprensión de lo que cada uno de esos derechos significan. Por ejemplo: ejercer el derecho a la libertad de expresión o de buscar y difundir información, no significa que se tiene derecho a vulnerar el derecho de los demás a recibir información (información, no desinformación).
Lo más “curioso” de todo, es que muchos de los usuarios de las redes sociales acusan a la mayoría de los medios de comunicación de no cumplir con su función informativa, sin ponerse a reflexionar que están haciendo exactamente lo mismo, pero a través de un medio de comunicación (como lo es Facebook) que puede llegar a tener mucho mayor alcance que un medio de comunicación tradicional.
La cosa es que mientras que la “sociedad de la información” supone que las tecnologías facilitan la creación, distribución y tratamiento de la información como elementos clave de las actividades sociales, culturales y económicas; la sociedad de la desinformación está asegurando la expansión de la ignorancia que -sin duda- se ha convertido en el principal obstáculo para el desarrollo social, cultural y económico de los mexicanos, y en la mejor aliada electoral del gobierno en turno.
Finalizo en esta ocasión con lo dicho alguna vez por el ex futbolista y entrenador argentino, Marcelo Bielsa: “La desinformación es un elemento que separa y disuelve, en vez de construir. Sobre todo cuando la desinformación tiene objetivos, no cuando es casual.”
Aída María Holguín Baeza
Correo electrónico: laecita@gmail.com
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