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Emiliano J Laing Aguero, un idealista con causa

Tomado del Libro Semblanzas y Viñetas

de la profesora Elva Hinojosa Berrueto

Esa noche no había luz ni en las calles, ni en las viviendas, mucho menos en el entendimiento, por un lado la urgencia de ahorrar agua nos imponía el sacrificio de pasar todos los viernes sin energía eléctrica, porque entonces se generaba en las presas Boquilla  y Rosetilla, por otro lado las luces de la razón estaban apagadas por la pasión electoral, aun y cuando ya había pasado un año de las elecciones presidenciales, los partidiarios del General Miguel Henriquez Guzmán se resistían a aceptar lo que ellos calificaron siempre como fraude electoral.

Ese viernes 15 de enero pocos transeúntes se atrevían a salir en medio de las tinieblas y con el frio viento de enero, pocos minutos antes de la medio noche un camión de redilas a medias cubierto por una lona se detuvo frente al cuartel de rurales, único destacamento militar en esta ciudad. De el descendieron los insurrectos comandados por Rosendo Pérez y el coronel Emiliano J Laing. Antes de estallar la primera bomba de construcción casera un ráfaga de ametralladora acabó con los ímpetus rebeldes, sembrando heridos y cadáveres las calles circunvecinas y sembrando el terror.

Miembros de la Federación de Partidos del Pueblo habían sido apresados en Puebla, Tuxpan, Toluca, Poza Rica y otros lugares;  a este partido militaban personalidades tan destacadas como el General Marcelino García Barragán, Francisco  Martínez de la Vega, Graciano Sánchez y muchos más.

El 9 de marzo de 1866 el General Andrés S Viesca, en el parte militar de la batalla de Santa Isabel, decisiva para el triunfo de la República, informó que entre los jefes que se distinguieron por su valentía estaba entre otros el Teniente Coronel Emiliano J Laing de los Lanceros de Parras.

‘La batalla de Santa Isabel, si no de grandes contingentes, si fue de las mas importantes, de las mas desarrolladas durante la intervención  señaló el principio de la reconquista de la Patria, por que en ella los ejércitos republicanos nos ascendería hasta el altiplano sitiar Querétaro, derrotar a Maximiliano  y poner fin al imperio’

Madero apóstol y caudillo, en 1904 apoyó la campaña de Francisco Rivas para presidente municipal de San Pedro de las Colonias, Coahuila, entre la burla de sufragio funda el Club Democrático Benito Juárez marcadamente oposionista al régimen porfirista, poco después participo en la promoción estatal a favor de don Frumencio Fuentes, ese primer club maderista estuvo integrado por amigos y admiradores de Don Francisco I Madero, quien residía en San Pero, según cuentan los lugareños, uno de los amigos era el Coronel Emiliano J Laing, posteriormente estos clubes llamados antirreleccionistas proliferan en su estado natal, luego en otras partes del país gracias a la difusión de sus ideas mediante el libro ‘La sucesión Presidencial’ dando origen y contenido a la Revolución en 1910.

El Teniente Coronel Emiliano J. Laing en 1886, Emiliano con Madero en 1904 y Laing en Delicias en 1954.

Tres figuras en la historia o leyenda, tres rebeldes cuyos ideales parecen compartir, tres hombres que a través del tiempo conservan la pureza del idealismo, todo idealismo es exagerado, necesita serlo, la historia fría exacta ritual, la de leyenda desbordante cálida y el recuerdo aun fresco en nuestra memoria de testigos de la hazaña tienden un hilo de ensueño para entrelazar las vidas y los hechos de tres hombres que no solo compartieron su nombre sino que fueron capaces de afibrarse en el logro de mas limpias y mas nobles formas de convivencia.

Los ideales pueden no ser verdaderos o no ser compartidos por los hombres del momento, pero son creencias, su fuerza estriba en los elementos afectivos, influyen en nuestra vida en la medida que estos que estos ideales  se convierten en convicciones. Y si un ideal  merece desde nuestro punto de vista la entrega total integra aun de la vida misma, ese ideal por su misma naturaleza merece respeto o por lo menos un recuerdo respetuoso.

El primero de los Emilianos, luchó por la instauración de un régimen legítimamente establecido y reconocido por la ley aun el largo peregrinar por la Patria inválida.

El segundo se inspiró en el noble ideal del voto popular.

El último se apasionó, entregó su vida en defensa de un voto conculcado.

Los dos primeros la historia los recuerda como héroes y sus nombres se figuran en los anales de la Patria.

Al último de los Emilianos, el nuestro, se le cubre con un velo de olvido, un ligero matiz de delincuente y muchos datos anecdóticos que encubren su verdadera personalidad.

Nada de esto es extraño, las cosas suelen suceder así.

Los hechos pasados por el matiz del tiempo, restituye a los actos en su magnitud a los hombres en su dimensión.

Emiliano J Laing el de Delicias fue el último de los Emilianos, una estirpe de rebeldes, una casta de valientes, eso por lo menos no deja lugar a dudas.

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