–Catita Villalobos de González–
Recordar la límpida personalidad de Catita, es observar el fulgor de un prisma de lumínicos destellos como ejemplo de espiritualidad, como entrañable amiga generosa en la amistad, como periodista vertical objetiva pero siempre legal y respetuosa profesional y acuciosa, ejemplo inalterable y vigorosa de una pléyade de jóvenes que hace tiempo se adentraron por ese camino sin mas que su entusiasmo y que encontraron su apasionado apoyo y desinteresada entrega.
Formó, orientó, sirvió de apoyo y se constituyó en guía de quienes hoy por hoy desempeñan labres al servicio de la información, en la religión su liderazgo no se limito a lo estrictamente laboral, sino trascendió a la vida personal de aquellos que brindó el tesoro de su amistad volcando el caudal de su paciencia en consuelo, apoyo y gestoría cuando intempestivamente intervenía en forma conciliatoria, para ello tenía la palabra siempre adecuada dulce y espiritual o la orientación firme decidida en estricto apego a las normas morales que sustentaba con vigor acorde con los principios y convicción que delimitaban los especiales perfiles de su personalidad.
Siempre tenia la palabra que confortaba, la orientación que guiaba o el consejo que llevaba a la conciliación y el entendimiento, basado en profundas creencias religiosas, su fe era firme pro dulce, sin lindar en la intransigencia o en el fanatismo.
Su alma estaba llena de gracia en la más bíblica de las significaciones, gracia como don, como dadiva del Creador para derramar a raudales, entre todos aquellos seres que tuvimos el privilegio de amarla, para sus prójimos el solidario amor de Cristo, para sus hijos la paciencia, la generosidad y la firmeza en la formación integral de sus vidas en la conducción de sus rutas.
Paras sus jefes respeto y responsabilidad y en el ejercicio de su vocación, no se limitaba a la simple redacción domino formación un manejo implacable de los recursos expresivos. sino trascendía más profundamente porque sabia con exquisita sencillez, involucrase en tareas de gran contenido humano como el Consejo Consultivo de Transito, la formación y consolidación del Grupo A.M.I.G.O. A.C. al lado de su caballeroso esposo Don Domingo González Villaseñor, en el patronato de la Escuela Melchor Ocampo institución educativa que mucho debe a sus gestiones y a su disposición actitud de servicio al lado de la incansable Madre Fátima, en el apoyo a las gestiones de los habitantes de Lotes Urbanos en aquel tiempo de los trabajos de introducción de agua potable y drenaje, obras en las que por su naturaleza y modestia lograba mantener en el anonimato. Si u proceder era tan sencillo que primero le daba difusión al asunto y luego se integraba como uno más de los afectados o promotores y trabajaba junto a ellos como uno d los involucrados, dándole así una enorme dimensión humana a su colaboración, muchos le vimos sumergida en tareas que parecían irrealizables y muchos no podíamos comprender como podía en su fragilidad, con el peso de una responsabilidad que voluntariamente se echaba a cuestas.
Por eso y muchas cosas más Delicias no podrá olvidar el paso constructivo por la historia de un pueblo que no olvida a quienes como esta mujer ejemplar supo no solo vivir en el, sino vivir para servir.
Parafraseando a Amado Nervo, pudiéramos decir:
“Y a la fuente de gracia de donde provenía, se volvió como gota que se vuelva a la mar”
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